Un juez federal rechazó una demanda de las jugadoras del seleccionado femenino de fútbol de Estados Unidos contra la federación de ese país (US Soccer) para recibir las mismas ganancias que sus colegas del combinado masculino.
El fallo supone un revés en la batalla judicial que sostienen desde hace un año las campeonas del mundo, que criticaron la decisión y adelantaron que la apelarán.
De acuerdo con la resolución, de 32 páginas, el juez Gary Klausner de la Corte del Distrito Central de California, en Los Ángeles, desestimó el reclamo de un grupo de 28 futbolistas que integran el seleccionado femenino por discriminación salarial.
Sin embargo, el juez permitió que algunos de los pedidos de las jugadoras por diferencia de condiciones respecto a sus colegas masculinos en áreas como vuelos, alojamientos en hoteles y servicios médicos puedan ser vistos por un tribunal el 16 de junio en Los Ángeles.
La vocera de las jugadoras, Molly Levinson, declaró que el fallo las había dejado "sorprendidas" y "decepcionadas". "Confiamos en nuestro caso y estamos firmes en nuestro compromiso de asegurar que las niñas y mujeres no serán infravaloradas por su género", dijo Levinson en un breve comunicado.
"Hemos aprendido que existen tremendos obstáculos para el cambio. Sabemos que se necesita valentía, coraje y perseverancia para hacerles frente. Apelaremos y seguiremos adelante", subrayó la portavoz.
También algunas jugadoras se manifestaron tras el fallo, entre ellas Megan Rapinoe, ganadora del Balón de Oro femenino el año pasado. "Nunca dejaremos de luchar por la igualdad", subrayó en su cuenta de Twitter una de las goleadoras del Mundial de Francia 2019, conocida por su activismo a favor de la igualdad de género y los derechos de la comunidad LGBTI.
En marzo de 2019, 28 jugadoras estadounidenses presentaron una demanda contra la US Soccer, en la que reclamaban recibir las mismas ganancias que el seleccionado masculino y pidieron un pago retroactivo de 66 millones de dólares en virtud de la Ley de Igualdad de Salario.
En el fallo del viernes, el juez alegó que había recibido evidencias de que las jugadoras habían rechazado una oferta para ser remuneradas como los internacionales masculinos. "En consecuencia, las demandantes no pueden ahora considerar retroactivamente su Convenio Colectivo de Trabajo peor que el del seleccionado masculino, argumentó Klausner en su texto.
La US Soccer argumentó ante el juez que entre 2015 y 2019 el equipo femenino había recibido en realidad más dinero que el masculino, tanto en volumen total como en promedio por partido.
Durante ese periodo, señaló, las jugadoras percibieron 24 millones de dólares y un promedio de 220.747 dólares por encuentro, mientras que los jugadores recibieron 18 millones de dólares y 212.639 dólares por partido.
La US Soccer rechazó el reclamo de pago retroactivo de 66 millones dólares alegando que, además de no contar con capacidad económica para afrontarlo, esta cantidad se vinculaba con la disparidad de los premios que otorga la FIFA en los Mundiales masculinos y femeninos.
Alemania recibió 35 millones de dólares por su consagración en el Mundial de Brasil 2014, mientras Francia recibió 38 millones en Rusia 2018. En tanto, la selección femenina estadounidense, campeona de los Mundiales de 2015 y 2019, recibió 6 millones por los dos torneos.
La disputa tuvo su punto más elevado en marzo, justo luego de la victoria del combinado femenino en la SheBelieves Cup. Por entonces, la US Soccer presentó ante el juez una serie de argumentos para justificar la desigualdad de pagos.
Entre sus razones, alegó que el trabajo de un jugador requería "un nivel más alto de destreza" que el de una jugadora y que las condiciones que afrontaba el equipo masculino cuando jugaba en canchas de México o América Central no se podían comparar a ninguna de las que vivía el equipo femenino. Estas explicaciones generaron una gran indignación entre las jugadoras -Rapinoe las tildó de "misóginas y sexistas"- y los sponsors de la US Soccer.
El entonces presidente de la federación, Carlos Cordeiro, se disculpó, pero terminó renunciando por el escándalo. Fue sustituido por la vicepresidenta y exfutbolista Cindy Parlow, quien retiró los argumentos del expediente y llamó a un entendimiento entre las partes.
"Esperamos trabajar con el equipo nacional femenino para trazar un camino positivo hacia el crecimiento del juego tanto aquí como en el resto del mundo", dijo la federación en un comunicado tras la decisión del juez.