En junio próximo se cumplirán 30 años de la histórica participación de Costa Rica en el recordado Campeonato Mundial de Italia 90. Juan Arnoldo Cayasso es recordado de forma especial por marcar el primer gol de Costa Rica en torneo de esta índole.
Le anotó al portero Jim Leighton de Escocia, pero no solamente fue el primer gol en su historia mundialista, sino el gol de la histórica victoria tica.
Las anécdotas en la carrera de Cayasso son muchas. Hoy, con 58 años de edad, habla de su paso por los dos equipos más populares y grandes de Costa Rica; Saprissa y Alajuelense, así como del histórico fichaje con el Stuttgarter Kickers del fútbol alemán. En su relato, explicó como el presidente de ese cuadro alemán viajó en un yet privado para reunirse con él y presentarle una oferta para llevarlo a Europa.
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¿Cuando salió la opción del Stuttgart, hubo opciones en otros lugares?
A raíz del gol contra Escocia, vino en su jet privado el presidente del Stuttgarter Kickers. Estuvimos reunidos como tres horas. Bora me había dado permiso para conversar dos horas con él, pero se extendió y él comprendió. Al final le caí muy bien a él y me logró contratar.
Después de que llegó esa oferta, no llegaron más opciones, era una gran posibilidad para mí. Luego regresamos a Costa Rica y ya medio contrato estaba adelantado. Saprissa me había hablado pero no tomé esa opción.
¿Cómo le fue con el alemán y qué fue lo más importante en ese pase?
La verdad todo. No me puedo quejar de nada. Desde el punto de vista deportivo era aspirar a lo máximo. Había que pasar concentrado, el tema de los entrenamientos, la alimentación y la intensidad. El alemán no me costó mucho porque es muy parecido al inglés limonense. A nivel social sí era otra cultura y eso es difícil porque el europeo es más frío y por ahí quizás eso fue lo más duro, porque el tico está acostumbrado a la afectividad. Pero fue un gran aprendizaje.
¿De qué parte de Limón sale usted y cómo llega a la Liga?
Yo nací en Limón centro. Pasé a vivir a Pueblo Nuevo de Limón, donde una mañana me levanto y veo una gran montaña de arena que luego un tractor aplanó y nos quedó una plaza de arena para mejenguear. Ahí hice mis primeras armas. Me recomendaron con Mavín Solano, el gran visor de Limón, hasta llegar a las Promesas de Limón. Luego un cuñado que era un gran liguista me consiguió una prueba en la Liga. Cuando llegué no me salía nada pero posteriormente Juan Blanco me llevó a jugar con el Juvenil para ir escalando y llegar a la Primera División. Luego en el 87 Saprissa se acercó y tras nueve años de no ser campeón. Me ofrecieron una gran ventaja económica pero no me fui porque sentía agradecimiento con la Liga. Luego un año después me ofrecieron otra vez y dada mi situación cuando estaba a punto de casarme, decidí tomar la opción.
¿Y que lo llevó a contarle esa noticia al periodista Ricardo González que se iba para Saprissa?
Siempre lo vi como algo muy normal. Me hicieron una oferta mejor y simplemente manifesté que para el año siguiente posiblemente no iba a renovar para irme a Saprissa.
¿Y cuál de los dos equipos le calienta mejor el corazón?
(Se ríe). Me gusta el fútbol bien jugado… Me gusta el juego del Barcelona y Manchester City… Tuve buenos recuerdos en ambas instituciones.
Dando un viaje al interior y para dar un mensaje a los jóvenes… ¿Qué le deja de enseñanza este gran pasaje de su carrera?
Son muchas cosas que hay que valorar en una carrera como el fútbol. No es una tarea fácil, porque el fútbol gira en cuatro aspectos: la técnica, lo táctico, lo físico y lo psicológico… En la parte técnica debe quedar como consejo cuando yo me quedaba con Oscar Ramírez y otros jugadores mejorando en la parte técnica. Uno llega a Primera División con grandes deficiencias, entonces eso siempre debe estar de por medio.
La parte mental es clave y fue una de las situaciones en las que tuve más cuidado. Se debe estar concentrado cuando hay mucha tensión en un partido.
¿Guarda algún cariño especial por algún compañero o amigo del fútbol?
Siempre ha estado de la mano Oscar Ramírez… Pero asimismo entrenadores como Carlos Watson y Álvaro McDonald, pero hay mucha gente que no quisiera dejar por fuera. Mucha gente contribuyó conmigo.
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