Colchoneros jugarán la final ante el Real Madrid
El Atlético de Madrid superó este jueves al FC Barcelona en una segunda semifinal de la Supercopa de España totalmente loca, con dos remontadas en el marcador y mucha intervención de un VAR que anuló dos tantos a un Barça que dominó y jugó mejor excepto al inicio y al final del choque, cuando el Atlético usó munición letal para que haya una final de derbi madrileño.
No habrá Clásico en la final de esta novedosa Supercopa de España que se juega en Yeda (Arabia Saudí) y sí un derbi madrileño gracias al empuje final de un Atlético de Madrid que aprovechó sus ocasiones, que fueron menos que las que tuvo un Barça que remontó el gol inicial de los 'colchoneros' pero que se sentenció a sí mismo en diez fatídicos minutos finales.
Leo Messi, que estuvo muy 'enchufado' en todo el partido y motivado en busca de llegar a la final, se quedó atónito cuando vio al Atlético empatar en el minuto 81, por vía de Morata desde el punto de penalti, y de ver después a Correa superar por alto a Neto en un mano a mano propiciado por un pase de Morata. Neto la tocó pero el balón entró pese al esfuerzo de Sergi Roberto por intentar llegar a despejar.
Fue mejor el Barça, que hizo una gran primera parte quitando los primeros cinco minutos. Dominó el balón, lo movieron rápido y usando las bandas, encerrando atrás a un Atlético de Madrid que sobrevivió gracias a un gran Jan Oblak. El portero esloveno fue el mejor de los del 'Cholo' Simeone, que tuvo suerte de llegar con 0-0 al descanso.
La segunda parte fue una auténtica locura en contraposición con lo visto en los primeros 45 minutos. El Barça siguió dominando pero, con 18 segundos de juego tras la reanudación, el recién entrado Koke adelantó al Atlético de Madrid en una contra. Esa fue la gran arma de un Atlético que empató de nuevo, tras verse remontado, con ese penalti claro cometido por Neto en un uno contra uno ante Vitolo y con otra contra letal culminada por Correa.
El Barça no pudo ya volver a igualar. De hecho, Neto evitó el que hubiera sido el 2-4 y, pese a la entrada de Ansu Fati al terreno de juego en el último suspiro, el Barça ya no tuvo piernas ni aliento para volver a igualar el marcador y forzar la prórroga. Una final que se escapa en el césped y en el VAR, que anuló dos tantos, uno a Messi y otro a Gerard Piqué, por mano y fuera de juego respectivamente.
Una victoria del Atlético por fe y por cabezonería, por no dejarse ir en un partido loco. En cuanto el equipo del 'Cholo' estiró sus líneas, aunque fuera por pocos minutos, encontró fugas de agua en una defensa blaugrana que es de lejos lo peor del equipo en lo que va de temporada. Pese a Piqué, Umtiti volvió a estar flojo y lento y Neto no es Marc-André Ter Stegen, lesionado.
Por contra, Jan Oblak fue un muro que evitó varios tantos del Barça y ayudó a los suyos a avanzar a la final que jugarán el domingo contra el Real Madrid en este estadio del Rey Abdullah. Oblak evitó con sus piernas y con sus brazos disparos de mucho peligro de Leo Messi, dos vaselinas de Antoine Griezmann y varios intentos de Luis Suárez. Fue, sin duda, el mejor de los suyos.
Poco o nada pudo hacer en el tanto de Messi que suponía el 1-1. Luis Suárez intentó controlar un centro de Arturo Vidal, el balón cayó entre Messi, Savic y Koke y fue el argentino, el capitán del Barça, quien se lo llevó para conectar un potente disparo con su pierna derecha, la menos buena, al que no llegó Oblak pese a volar.
Poco después sacó su mano a relucir y a volar en el segundo intento de vaselina de su excompañero Griezmann, respiró al ver que el VAR anulaba un golazo de Messi por tocar el balón con el bíceps --rozando el hombro-- y después hizo un paradón en primera instancia a cabezazo de Luis Suárez, asistido por un gran centro de Jordi Alba, si bien el rechace acabó en el gol de Griezmann.
Ese 2-1 parecía que sentenciaba el choque, pero el Barça vio cómo Oblak evitaba el tercero, en ocasión de Suárez, y cómo el VAR anulaba un gol a Piqué por un fuera de juego milimétrico previo de Arturo Vidal, que daba el centro del tanto. Y ahí cambió el partido porque el Atlético tuvo fe y creyó en sus posibilidades. Miró hacia arriba y no hacia atrás y encontró a Vitolo, fresco, para provocar el penalti. Con el tanto del empate, otra segunda contra letal permitió a Correa sentenciar.