A Pepe se le conoce por su contundencia sobre el terreno de juego. Contundencia que, en varias ocasiones, ha derivado en violencia. Ahí están las patadas a Casquero o Dani Alves, el pisotón en la mano de Leo Messi, el codazo a Muller en el Mundial… Tanto ímpetu nunca es positivo y algún día se le podía girar en contra a su equipo. Más allá de las tarjetas o las expulsiones.
Resulta que en el partido ante el Granada, un pase largo del equipo local buscaba al delantero Jhon Córdoba pero quedó en tierra de nadie. Hacia la pelota se dirigió el central brasileño, nacionalizado portugués, del Real Madrid. Para intentar controlar el esférico, levantó la pierna más de un metro y medio, con los tacos bien altos, hasta que se encontró con un cuerpo extraño en su camino. El de Sergio Ramos.
Pepe clavó todo su pie en la barriga de su compañero, que había saltado de forma más ortodoxa para hacerse con el cuero. El duro golpe con los tacos dejó al defensa sevillano dolorido en el suelo mientras Pepe se recomponía para seguir la jugada y evitar que Córdoba creara peligro sobre la portería del Real Madrid.
Ramos se recuperó de la entrada de su compañero, aunque la marca en su piel, justo en la parte izquierda de las costillas, era más que evidente. La entrada de Pepe recordó a la que De Jong propinó a Xabi Alonso durante la final del Mundial de Sudáfrica.
