Jurgen Klopp fue mundialmente conocido por su paso en el Borussia Dortmund, pero desde antes, no tuvo miedo a los retos. ¿Qué lo ha hecho tan importante?
Él mismo lo ha dicho, la diferencia entre él y los más reconocidos (Guardiola, en este caso), son sus clubes.
“Sus equipos siempre han sido de clase mundial y los míos siempre tenían que mejorar un poco”.
Precisamente, ese “poco” que tienen que mejorar es el que no todos los técnicos alcanzan. Lo de Klopp comenzó a poco tiempo de retirarse como jugador, para dirigir al Mainz 05, los llevó a jugar en la Bundesliga por primera vez en su historia y disputar las rondas previas a la Europa League.
Con el Dortmund, la historia ya es conocida. Dos Bundesligas, dos supercopas y una copa de Alemania, además de alcanzar una final de Champions League. Cuando llegó al equipo, su más reciente posición en la tabla era la número 13.
Actualmente, pelea con el Manchester City por la Premier League y ya jugó otra final de Champions con el Liverpool. Tomó a un equipo que regularmente era conocido como el segundón en Inglaterra.
Su trabajo se caracteriza por generar un juego ofensivo y por siempre ser autocrítico, cualidad que también aprenden sus jugadores. Su forma de ser tan abierta, ofrece la confianza que un equipo necesita para comunicarse correctamente.
Un ejemplo de esto son los reconocimientos que ganó en 2010 y 2014, como mejor comunicador por su participación durante los mundiales en la televisión alemana.
“Si el Barcelona hubiera sido el equipo al que viera por primera vez jugar cuando tenía cuatro años de edad… me hubiera dedicado a jugar al tenis”.
La pasión que tiene por el futbol es innegable. Basta ver cómo festeja algunos goles de sus equipos o cuando recrimina a los aficionados por irse antes del silbatazo final. Nos enseña una de tantas formas de vivir el deporte.
“Si los espectadores quieren emociones fuertes pero tú les ofreces una partida de ajedrez sobre pasto, alguna de las dos partes tendrá que buscarse un estadio nuevo”.
La psicología deportiva tomó más relevancia en la última década, pero Klopp sabe que no es lo único que deben trabajar. Sus dirigidos practican hasta los saques de banda con un especialista y los porteros realizan entrenamientos de rugby.
Pese a toda su preparación y búsqueda del éxito, reconoce que el futbol es un juego. Rara vez lo veremos discutir con algún reportero porque prevalece la idea de disfrutar el deporte, pase lo que pase.
"No siento la presión. La tengo, pero no la necesito ni la siento. No me interesa. Parto de una base: yo amo el fútbol, pero también sé que hay cosas mucho más importantes en la vida que este juego".