Hoy era la noche de Holanda, esa selección condenada al ostracismo desde el Mundial de 2014. El equipo que no tenía una idea fija, que se lastraba sin una transición en su lista de convocados y que consecuentemente se acabaría perdiendo las dos últimas grandes citas internacionales.
Nadie daba un duro por esta ‘Naranja Mecánica’, que se encuadraba en el grupo a priori más complicado de la UEFA Nations League. Pero como muchas veces el fútbol da giros inesperados es ahora quien tiene más opciones de acceder a la Final Four tras ganar merecidamente a la campeona del mundo en Róterdam, con una actuación impecable que hace soñar a los holandeses.
Un primer tiempo con los cánones franceses
La fórmula francesa no es vistosa, otorgando siempre el peso del encuentro a su adversario y esperando al momento propicio para contragolpear con la chispa de sus activos arriba no es ni mucho menos la más vistosa, pero sí es efectiva. Por ello, la Holanda de Ronald Koeman, que en el choque previo entre ambos casi sacó petróleo de Saint-Dennis imitando la misma táctica que les sirvió a los galos, tuvo que ponerse en el papel de creador en un encuentro que al final no les sería esquivo.
En Róterdam se erigieron ambos conjuntos con un mismo esquema, pero con una concepción antagónica de cómo actuar. Los ‘tulipanes’ movían el balón de un lado para otro tratando de buscar pase interior que desestabilizara un mediocampo que con Kanté, N’Zonzi y Matuidi era un muro, aunque demasiado tosco. Y los hombres de Didier Deschamps, como es costumbre, se limitaron a esperar bajo el césped del De Kuip con la tranquilidad que bien les otorgó el Mundial en Rusia.
Las ocasiones, como todo el mundo podía esperar, no fueron abundantes. Un pase de la muerte en el primer minuto que se encontró con una soberbia reacción de Lloris, una parada de Cillesen a un cabezazo de Griezmann y una volea de Pavard como la que clavó frente a Argentina pero que esta vez no entró en la portería fue todo lo que el público pudo gritar en todo el primer tiempo.
Sorpresa local sobre la bocina
Ni parecía que la noche fuera a estar cargada de emociones ante la escasez de acercamientos con un mínimo de peligro, pero una vez más la imprevisibilidad de los locales sorprendió a la vigente campeona del mundo. Un despeje paupérrimo de N’Zonzi en el borde del área de dejó el cuero a placer a Babel, y aunque Lloris se vistió de por unas centésimas, Wijnaldum no desaprovechó el rechace y puso en el último momento la ventaja para Holanda en el marcador. Un gol que cambiaba por completo el panorama del Grupo 1.
Y es que Alemania, que rezaba para tener una mínima oportunidad de no descender a la Liga B, se veía eliminada mientras Francia veía sus opciones de ir a la Final Four depender de que los holandeses no ganaran el encuentro del lunes en Gelsenkirchen. Toda una carambola que apuntaba a que Holanda iba a ser quien se quedara con la primera plaza después de tantos años de desperdicio futbolístico.
Una respuesta tardía e ineficaz
El panorama del segundo tiempo no fue ni mucho menos el que cualquier francés en su hogar hubiera deseado, al ver a su combinado con la misma idea de juego y sin tomar las riendas del juego. Los ‘tulipanes’ se sentían cómodos, sacaban el balón con relativa facilidad de su área y eran quienes tenían sus planes muy de cara ante la falta de ideas de Deschamps en la banda, ahogado por Koeman y por los incesantes gritos de la hinchada congregada en el templo del Feyenoord.
Fue un milagro que Holanda no consiguiera el segundo gol, provocada a atacar ante una zaga que se abría con demasiada facilidad y en buena parte provocado por la superioridad del partido sobre unos Digne y Kimpembe muy poco habituados a choques de estas magnitudes. Y si no lo logró fue por otras tantas intervenciones de Lloris que hicieron desquiciar a toda la delantera holandesa.
No obstante, los esfuerzos del arquero del Tottenham quedaron en vano. Sus compañeros reaccionaron demasiado tarde y a falta de veinte minutos fue cuando vimos un verdadero empeño por revertir la situación. Y como era de esperar, nunca llegó ese gol que sellara la clasificación francesa, ni siquiera tuvieron una oportunidad para que Cillesen actuara. Hasta llegó un penalti en el descuento que Depay, con esa magia que le caracteriza, transformó a lo panenka para terminar con un broche de oro una noche mágica.
La campeona del mundo ya no depende de sí misma
El Grupo 1 de la Liga A guarda una gran sorpresa el próximo lunes, y mientras Francia se veía con pie y medio en la Final Four del próximo año antes del inicio, ahora sus aspiraciones dependen de que una Alemania ya descendida consiga batir a unos holandeses de los que no se esperaba nada en septiembre y que han logrado sorprender a dos pesos pesados del fútbol mundial en la actualidad. Veremos si en tierras germanas consiguen concretar su machada.
Ficha técnica
Holanda: Cillesen – Dumfries, De Ligt, Van Dijk, Blind – De Roon, Wijnaldum (Vilhena, 89′), De Jong – Bergwijn (Promes, 86′), Depay, Babel (Aké, 90+1′).
Francia: Lloris – Pavard, Varane, Kimpembe, Digne – Kanté, N’Zonzi (NDombele, 81′), Matuidi (Sissoko, 65′) – Griezmann, Giroud (Dembélé, 65′), Mbappé.
Goles: 1-0 (Wijnaldum, 44′). 2-0 (Depay, 90+4′, pen.)
Amonestaciones: Giorginio Wijnaldum fue el único amonestado del cuadro holandés. N’Golo Kanté, Lucas Digne, Benjamin Pavard, Ousmane Dembélé fueron los amonestados de Francia.
De Kuip Stadium. UEFA Nations League (Liga A, Grupo 1).