El entrenador suizo Lucien Favre de 61 años, ha motivado y potencializado al alemán Marcus Reus en el Borussia Dortmund tras reiteradas lesiones.
Tuvo a Reus en el 2011 y hoy vuelve a ser su técnico, un ángel para la estrella alemana que había caído.
Favre es el padre deportivo de Reus. Si ahora le ha revitalizado tras una tormenta de lesiones en ambos tobillos y una rotura del ligamento cruzado de la rodilla derecha, antes lo rescató para el fútbol profesional cuando el Dortmund le rechazó por enclenque siendo juvenil. Favre lanzó al estrellato a Reus en el gladbach hasta provocar que el Dortmund lo recomprara siete años después por 17 millones.
Reus suele contar para explicar su fidelidad a Favre el detalle que este tuvo con él tras un grave error en un partido contra el Bayern de Múnich en abril de 2011. Con 0-0, perdió una pelota que entre Robben y Ribery convirtieron en gol. Al término del partido, Favre hizo una defensa táctico-técnica ante la prensa de la decisión de Reus de no pasar ese balón que supuso la derrota.
“Aquella defensa que hizo de mí, es lo que todo jugador joven necesita”, dijo Reus. Su resurgimiento bajo esta nueva dirección de Favre tiene que ver con su posición. La única reminiscencia que queda del Reus extremo que terminó por explotar con Jürgen Klopp en el Dortmund es el dorsal número once que luce a su espalda. Favre le ha situado como mediapunta. Una posición que ya le intuyó en el M’Gladbchad. “Conozco a Marco desde hace tiempo, desde 2011. Jugaba por la banda derecha, pero posteriormente ya decidimos que debería jugar descolgado por detrás de sus delanteros. Es su posición actual, puede jugar en banda, pero prefiero que esté descolgado en la mediapunta”, subraya Favre. El técnico suizo no ha sido el único que ha centrado a Reus. Joachim Löw también lo ha probado como diez e incluso como falso nueve en su desesperada por atajar la crisis de la selección alemana.
“Estamos ante el mejor Marco Reus que hemos visto nunca”, exhortó eufórico el domingo Hans-Joachim Watze, director general del Borussia Dortmund. Reus acababa de rubricar con un certero cabezazo el triunfo en Wolfsburgo (0-1), su noveno gol en el curso, en el que también suma siete asistencias. La intermediación de Reus para que Watze impulsara la contratación de Favre fue decisiva. Si el capitán, como jugador franquicia y símbolo del club, era la pieza sobre la que construir el proyecto, tenía lógica satisfacer sus demandas.
En la tunda de hace dos semanas, los movimientos interiores de Reus fueron indetectables para el sistema defensivo de Simeone. “Sabemos que es un gran jugador y que se mueve bien entre líneas. Trataremos de frenarlo con nuestros mediocentros para evitar que no reciba tantos balones”, analizó Lucas Hernández.
El problema es que uno de los defectos del Atlético esta temporada es que cuando los mediocentros no logran anticiparse al mediapunta rival, el espacio a su espalda no lo achican los centrales. Y ahí, Reus es letal.