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Este sábado la selección de España se sobrepuso ante Inglaterra (1-2) en el estreno en Wembley de la era Luis Enrique en el banquillo ibérico, un test de altura en la Liga de Naciones aprobado con nota gracias a la remontada que dejaron los goles de Saúl Ñíguez y Rodrigo en el primer tiempo, y las paradas de David de Gea en cada buena ocasión rival.

'La Roja' volvió a la acción tras el desastre del Mundial de Rusia en un día de novedades. Novedosa competición de la UEFA, que dio un plus de seriedad al ya de por sí bonito escenario, y sobre todo, en los mandos de la campeona del mundo en 2010. 'Lucho' comenzó con buen pie y tres puntos en el Grupo 4 de la División A que comparten también con Croacia, segundo partido para el martes en Elche.

La apuesta inicial del asturiano salió bendecida de Wembley. Desde la portería, donde David de Gea apareció cuando lo necesitó su equipo, hasta una sala de máquinas y una definición enchufadas. Saúl y Rodrigo salieron reforzados en esta nueva época con el objetivo de recuperar el prestigio perdido en los tres últimos tornes.

Aquella triple corona, con las Euros de 2008 y 2012 y el Mundial entre medias, es el espejo donde se mira la España de Luis Enrique, bendecida en la casa del fútbol tras los últimos tumbos y la salida chocante de Julen Lopetegui. El estreno de ambas selecciones en la Liga de Naciones comenzó con tanteo, del que sacó tajada el cuadro local en el gol a los 10 minutos de Rashford. No funcionó la presión arriba y Nacho no acertó a cortar el pase de gol.

Un punto más de exigencia para empezar del que salió airoso España gracias a una reacción inmediata. La banda derecha de Carvajal y Rodrigo creó el empate, en una de sus muchas jugadas, con el pase atrás del delantero del Valencia a Saúl. El primer gol del atlético con España confirmó que además de partido grande, era oficial.

Los de Luis Enrique crecieron en la posesión ante una Inglaterra que sacó las virtudes de su paso por Rusia con el balón parado pero no estuvo fina en defensa. Los de Gareth Southgate crearon peligro a balón parado, rondó el gol la Bota de Oro del Mundial, Harry Kane, y casi lo cantó Rashford hasta el vuelo de De Gea.

Sin embargo, se quedaron helados en el 1-2 de Rodrigo, con un gran desmarque al primera palo en una falta puesta por Thiago. A partir de ahí salieron los defectos también de una Inglaterra que cerró Rusia con un cuarto puesto esperanzador tras una larga lista de decepciones. Le faltó la creación en el centro del campo, la respuesta ante un rival superior.

'La Roja' se armó con el balón en la reanudación, marcada por el parón de 10 minutos en la lesión y golpe de Shaw. Los inventores del fútbol comenzaron a arriesgar con líneas más adelantadas y España buscó la espalda rival. Sin embargo, los de 'Lucho' perdieron de vista la meta rival, pese a la entrada de Asensio, y tocó sufrir para la segunda victoria española en Wembley tras 1981.

De Gea amargó a su compañero en el United Rashford, con los de Luis Enrique demasiado metidos atrás. El meta español, que se reivindicó tras ser uno de los más criticados en el Mundial, dio algo de suspense final en un salto en lucha por el balón con Welbeck, que terminó en gol anulado por falta. Una pelea hasta el final para dar mejor sabor a un buen estreno con el extécnico del Barça.

ALINEACIONES.

INGLATERRA: Pickford; Maguire, Stones, Joseph Gomez; Trippier, Henderson (Eric Dier, min.64), Alli, Lingard, Luke Shaw (Danny Rose, min.54); Rashford (Welbeck, min.94) y Kane.

ESPAÑA: De Gea; Carvajal, Ramos, Nacho, Marcos Alonso (Iñigo Martínez, min.87); Busquets, Saúl, Thiago (Sergi Roberto, min.80); Isco, Aspas (Asensio, min.68) y Rodrigo.

GOLES:

0 - 1, min.11, Rashford.

1 - 1, min.13, Saúl Ñíguez.

1 - 2, min.32, Rodrigo.

--ÁRBITRO: Danny Makkelie (HOL). Amonestó a Henderson (min.19), Shaw (min.42), (Stones, min.66) y Rose (min.94) por parte de Inglaterra. Y a Carvajal (min.83) en España.

--ESTADIO: Wembley, 81.392 espectadores.

Nota Diario Marca: Las cinco cosas que España ha cambiado y las que quedan por cambiar

Un partido y una semana de entrenamiento han bastado para que España aparque la imagen ofrecida en Moscú el pasado 1 de julio contra Rusia y con la clasificación para los cuartos de final del Mundial en juego. Del fútbol tedioso y sin profundidad con una avalancha de pases sin sentido y sin profundidad, se ha pasado a un juego más dinámico, pero sobre todo mucho más vertical. 

Es el camino que ha elegido Luis Enrique, pero del que queda todavía una largo trecho por recorrer hasta lograr lo que busca el asturiano. Se ha mejorado. Es evidente, pero el regreso a la élite pasa por asentar esa profundidad y lograr que se convierta en una constante. El martes saldremos de dudas, pero de momento y tras lo visto en Wembley, la historia inmediata de la selección española pinta bien.

Nadie puede quejarse, pero también hay aspectos por pulir y el técnico y los jugadores lo saben y no dan la espalda a esa mejora que deben alcanzar. "Es para estar satisfecho, pero tenemos que seguir mejorando", señaló el entrenador. 

Fin del fútbol demagógico con pases sin profundidad 

Con el cargo recién estrenado, Luis Enrique pidió ser más agresivo y más resolutivo, sin abusar del pase sin sentido o sin margen para mejorar el juego. De los 1.114 pases de Moscú en 120 minutos de juego, se pasaron a los 626 de Wembley, pero la sensación es que se daban los justos y necesarios con un 91 por ciento de acierto. Sirvieron para controlar el juego y para pisar el acelerador cuando era necesario, creando peligro a un equipo inglés que por momentos no supo cómo parar el juego ofensivo español. 

Presión y robo como inicio del ataque

En Londres se pudo ver una selección con las ideas muy claras. Luis Enrique quiere que su equipo presione, que juegue con la defensa adelantada para reducir espacios a los rivales y no permitirles margen alguno de maniobra. Los 32 balones recuperados con esos tres delanteros trabajando y los tres del centro del campo formando un triángulo dio sus frutos, pero también demostró que es un sistema arriesgado. Una mala presión de Thiago dio origen a la contra del gol inglés. Es el riesgo que deben correr, pero que deben intentar mejorar. No es sencillo de ejecutar, pero la presión como sistema funcionó y eso era algo novedoso para un equipo que en ocasiones plantó la defensa en la divisoria.

Contundentes y sin miramientos en las áreas

Salvo en el empujón final inglés, España mantuvo a flote otra de las premisas del seleccionador. Quiere que sus jugadores sean igual de contundentes a la hora de atacar y de defender. Vamos, que tiren y despejen en cuanto sienta el peligro propio o ajeno. A la portería inglesa lanzaron en nueve ocasiones, mismo número de tiros que recibió De Gea. Cuando el partido tocaba a su fin sí que faltó contundencia a la hora de defender, pero a excepción de esos 10 minutos extras, la situación estuvo bajo control.

Llegadas desde segunda línea y mucho movimiento

Luis Enrique confesó sentir devoción por Saúl. Admira su técnica, su fuerza y la capacidad que tiene para llegar desde segunda línea, algo que exige a los dos centrocampistas que acompañan a Busquets. Y lo cierto es que uno marcó un gol (el citado Saúl) y Thiago estuvo a unos centímetros de hacerlo. Cree que los centrocampistas deben aprovecharse de la movilidad de los tres puntas que, como el sábado quedó demostrado, van a intercambiar su posición con relativa asiduidad. Rodrigo terminó como punta, pero inició el choque en la banda derecha.

Capacidad de reacción 

El gol recibido no era sencillo de superar. Estreno de Luis Enrique, primera llegada inglesa y todavía fresco en la memoria todo lo sucedido en la Copa del Mundo. Lejos de hundirse, el equipo siguió a lo suyo y en apenas 20 minutos lograron dar la vuelta al tanto de Rashford y poner en franquicia un partido que durante gran parte del mismo tuvieron controlado. Carácter y creer en lo que se entrena, se trabaja y se habla.

Y lo que queda por mejorar

El equipo no supo cerrar el partido por completo

El tercer gol no llegó y se terminó sufriendo. Los mejores minutos españoles llegaron tras el gol de Rodrigo y el accidentado inicio de la segunda mitad, pero ese dominio no se transformó en muchas ocasiones más allá del tiro de Thiago que se fue alto por poco y un tímido lanzamiento de Saúl. La falta de ocasiones claras fue uno de los pocos aspectos negativos del vertical y rápido juego ofensivo planteado por los internacionales españoles.

Sufrimiento en los últimos minutos 

El apretón final de los de Southgate entraba dentro de la lógica, pero no así que España terminara recostada sobre la portería de De Gea. Luis Enrique chillaba, gesticulaba y pedía a los de atrás que no se metieran en el área y a los recién entrados (Asensio y Sergi Roberto) que aguantaran el balón para que el equipo respirara y se quitara de encima la presión y el agobio de los delanteros ingleses.

Dudas en el juego aéreo 

Hasta tres saques de esquina lanzó la selección semifinalista del pasado Mundial en esos últimos y angustiosos minutos. Y hay que decir que en los tres fueron los jugadores locales los que tocaron el balón. En dos de ellas fueron toques de simple prolongación, pero en el último Maguire llegó a impactar de lleno al balón, provocando la cuarta parada del portero español. Existieron dudas en el juego aéreo y ni la entrada de Íñigo Martínez contribuyó a la mejora.

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