El crecimiento deportivo y personal de Gabriel Jesús ha sido vertiginoso. Tanto que el delantero brasileño puede graficarlo al compartir en las redes sociales unas imágenes de hace cuatro años, en vísperas del Mundial de fútbol de su país, cuando aún no había debutado en la primera división y pintaba las calles de San Pablo, descalzo.
Surgido en Palmeiras, donde convirtió 28 goles en 83 partidos, se convirtió en jugador del Manchester City, fichado por 31,2 millones de euros.
El chico que nació y se crió en la ciudad paulista creció de golpe y se convirtió en una estrella, a la que Dunga incluyó en la selección mayor luego de ser campeón olímpico con el equipo Sub 23 y Tite lo mantuvo entre los atacantes preferidos al relevarlo en el puesto de DT.
"Quiero ganar títulos y Manchester City es un club que tiene la cultura de ganar. Este es un factor importante, así como el plantel y Guardiola, que fue el único entrenador que me llamó y me encantó, siendo quien es, por todo lo que ha logrado y lo inteligente que es. Deseo trabajar para él y aprender cada día de él y del resto de jugadores", comentó el delantero al llegar al club inglés.
Aquel adolescente de un barrio humilde, que soñaba con triunfar mientras jugaba en las categorías menores del Palmeiras, no olvida sus orígenes. Hace un año compartía estas imágenes en su Instagram.
En la víspera de un nuevo Mundial, la realidad del letal delantero brasileño es otra. Es figura en el Manchester City e indiscutido en su selección; y pasó de pintar las calles a que le hicieran un espectacular mural en San Pablo.
Gabriel Jesus será uno de los futbolistas que enfrentará Costa Rica en el Grupo E de la Copa del Mundo.