A lo largo de esta temporada deportiva, han sido varios los atletas de élite que han confesado las consecuencias psicológicas de la presión en sus respectivas actividades. En estos días dos futbolistas, Gonzalo Higuaín y Bojan Krkic, han refrescado la humanidad de estos astros que aparentan sobreponerse a cualquier bache y contratiempo, dando su mejor versión cuando la tensión es máximo.
Higuaín, recién proclamado campeón del Scudetto con la Juventus de Turín. El argentino, convocado por Sampaoli y con pinta de titular en la Albiceleste de cara al Mundial de Rusia 2018, ha explicado a la cadena TNT Sports su travesía por la oscuridad.
Fue en la resaca del Mundial 2014, en el que Alemania ganó a Argentina por 1-0 y en la prórroga. En aquella final, el 'Pipita' falló algunas oportunidades muy claras y llegó a celebrar con total euforia un gol que había sido anulado previamente. A partir de esa dolorosa derrota, de la que salió muy criticado e, incluso, llegó a ser objeto de burla en las redes sociales con una ferocidad punzante, el ex jugador del Real Madrid pensó seriamente en colgar las botas.
"Yo grité el gol que me anularon. Cuando vi la bandera... mala suerte. ¿Qué le vamos a hacer? Yo hice un gol más lindo, que es tener una mujer y una hija. Lo demás viene en segundo plano cuando vas a ser papá", avanzó en su reflexión antes de exponer con total sinceridad lo abajo que cayó su mentalidad entonces. "Estuve a punto de dejar de jugar. Estuve a punto, pero ella (su madre) me dijo que no, que siga. Si fuera por mí, hubiese dejado. Dejaba al fútbol, que es algo que amo, pero a ella la amo más. Me dijo que le dé para adelante porque no iba a permitir que deje lo que amo por ella", declaró.
El goleador referencial en los últimos títulos de la Vecchia Signora se negó a volver al seleccionado y tras un periodo de reflexión largo se ha declarado elegible antes de la cita mundialista rusa. Porque en las finales de la Copa América que su selección perdió de forma agónica ante Chile (2015 y 2016) también marró oportunidades nítidas y trascendentales. De esas heridas -los jugadores eran sentenciados por la turba de su país a pesar de rozar la gloria-, Lionel Messi salió proclamando que dejaba de vestir la elástica que llevó Maradona.
"La que más sufre es mi mamá, porque mi papá jugó y mis hermanos están en el mundo del fútbol. Yo siempre le digo que esté tranquila y ella me dice que si esta gente pierde tiempo en uno es porque le importas, aunque hablen bien o mal. 'Preocúpate el día que no hablen de vos, ahí ya no importás', me dijo", arguyó antes de diagnosticar que "algunos caen y otros siguen. Vi a muchos cracks caer en el camino y a muchos menos cracks hacer una carrera de la hostia". "La cabeza es fundamental", destacó un jugador que seguiría metiendo goles por seguir el consejo de su madre enferma.
La ansiedad cazó el futuro de Bojan Krkic
El canterano del Barcelona e internacional con la selección española, Bojan Krkic, ha concedido una entrevista al medio inglés The Guardian en la que describe, sin maquillaje, el padecimiento psicológico que ha arrastrado casi desde que saltó al primer equipo del gigante catalán. El delantero que ha encontrado su lugar en el Alavés -cedido desde el Stoke City de la Premier-, ha relatado de forma cruda y directa lo específico del sufrimiento vivido como futbolista profesional.
"Todo ocurrió demasiado rápido. Futbolísticamente fue bien, pero no personalmente", avanza cuando le preguntan sobre el despegue de su trayectoria, cuando copaba las portadas como figura en potencia del Barça de Guardiola. "La gente dice que mi carrera no ha ido tan bien como esperaba. Me llamaban ‘el nuevo Messi’. Sí, si me comparas con Messi, ¿qué carrera esperas? Hay muchas cosas que la gente no sabe", arranca a aclarar.
Y con celeridad se desnuda y explica lo nuclear de su problema: "No fui a la Eurocopa de 2008 por mis problemas de ansiedad, pero dijimos que estaba de vacaciones. Me llamaron para jugar contra Francia en mi debut internacional y se dijo que tenía gastroenteritis, cuando en realidad volví a tener un ataque de ansiedad". "Pero nadie quiere hablar de eso, al fútbol no le interesa. La ansiedad afecta de formas diferentes y conmigo eran mareos y malestar general constantemente, 24 horas al día", prosigue para, de inmediato, destapar que "estaba bien cuando entré al vestuario para jugar contra Francia, pero empezaron los mareos y me empecé a agobiar. Esa fue la primera vez, pero tuve episodios similares a ese. Duró de febrero hasta el verano y cuando llegó la Eurocopa decidí que no podía ir, que tenía que aislarme".
"Todo el mundo en la Federación lo sabía: Luis Aragonés, Fernando Hierro... Hierro me mandaba mensajes cada semana preguntándome cómo estaba y el día anterior a anunciar la convocatoria me dijo: 'Bojan, te vamos a convocar'. Estaba yendo a entrenar y contesté: 'Es duro decir esto pero no puedo'. Cuando llegué al Camp Nou, Puyol me dijo: 'Bojan, estaré a tu lado todo el tiempo, para ti'. Le dije: 'Puyi, no puedo. Me estoy medicando y estoy al límite”. Al día siguiente leí el titular ‘España llama a Bojan y Bojan dice no'. Aquel titular me mató. Recuerdo estar en Murcia y la gente insultándome: no lo sabían, creían que simplemente no quería jugar", relata.
Bojan, ya sin heridas pero con costras, añade que aquel brete "Fue duro, aunque realmente en ese momento no me importaban mucho las críticas. Lo que me dolió fue que presumiblemente ese titular salió de la Federación. ¿Cómo me puedes convocar, habiendo hablado conmigo el día anterior, sabiendo cómo estaba, y que todo eso saliese? Me sentí muy solo". Y a la pregunta del porqué de su silencio en ese intervalo doloroso, señala que "estaba asustado. Enfermo. Agobiado. No sabía qué hacer. Recuerdo decir en una entrevista en Barça TV que necesitaba vacaciones". "A esa edad no lo sabes y la bomba ya había explotado. Sólo intentamos extinguir el fuego. Sentí que tenía que escapar de cualquier forma. Diez años después miró atrás y la reacción no me sorprende: a la gente le cuesta aceptar que las cosas no van bien", reflexiona.
Por último, subraya que “hubiese sido más fácil quedarme en el Barcelona sin jugar, pero necesitaba marcharme". "A veces debería haber sido más paciente pero siempre he sido honesto con mis decisiones. Siempre quise jugar. Tienes tu carrera (Italia, Países Bajos, Alemania e Inglaterra) pero el Barcelona lo condiciona todo. La gente no valora lo que haces y dice que cuanto más alto llegas, más tienes que ser un hijo de puta", ha aseverado para concluir compartiendo el siguiente mensaje: "Lo más importante no son los trofeos, son las experiencias, lo que has vivido y lo que hay en tu corazón. Lo que sabes y lo que has vivido no te lo puede robar nadie. Y los que hablaron mal de ti te olvidarán. Si Víctor Valdés, el portero más grande de la historia del Barcelona, ha sido olvidado, ¿cómo no me olvidarán a mí? Y entonces solo quedaré yo, yo y mi orgullo y los momentos únicos que muchísimos futbolistas nunca han vivido”.
"Amo el fútbol y eso no me lo puede quitar nadie. Estoy orgulloso de mi carrera y de lo que he vivido, incluso si hay momentos duros, incluido este año, tienes que ser fuerte. Siempre amaré el fútbol, siempre. Sigo siendo joven, disfruto jugando y no tengo intención de parar todavía", ha defendido una promesa del balompié español que salió del Camp Nou para atravesar los vestuarios de la Roma, Milan, Ajax, Stoke, Mainz y Alavés. Con 27 años, su calidad todavía tiene margen para brotar.
Fuente: elimparcial.es