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La aparición de un libro elaborado por el técnico argentino, Jorge Sampaoli, generó alarma cuando dice que a él no le gusta la planificación y muchos creen que eso podría provocar crisis de credibilidad de sus jugadores.

¿Puede el entrenador de la selección Argentina decir lo que dijo en su reciente libro ("Mis latidos. Ideas sobre la cultura del juego")? Se pregunta el diario argentino la Nación. 

En esas 187 páginas Sampaoli afirma que prefiere improvisar ("odio la planificación, si planifico, me pongo en el lugar de un oficinista") y reniega de la lectura ("yo no puedo leer un libro; veo dos hojas y ya me aburro. Escribo tres cosas en un papel y me cansé").

Sobre este tema el diario La Nación de Argentina presentó la siguiente información: 

La figura del joven Menotti brilla en una pantalla gigante en la húmeda noche de Puerto Madero. Lógico, ¿cómo no brillar? En un par de meses llegará el aniversario redondo de aquel 25 de junio, 40 años desde el título mundial en 1978, el antes y después de la historia del fútbol argentino. Menotti , de 79 años, está feliz y rejuvenecido en el Faena Arts Center. Porque está presentando su escuela de entrenadores, pero también porque a su lado ríen Ubaldo Matildo Fillol y Julio Ricardo Villa, como ríen también dos héroes de 1986: Nery Pumpido y el Chino Tapia.

Menotti, Fillol, Villa, Pumpido, Tapia: todos ellos saben lo que es ser campeón del mundo, aunque el último haya jugado solo 15 minutos. No es el caso de Jorge Sampaoli , que se había saludado un rato antes con Menotti para una breve charla lejos de los focos. A Sampaoli, a poco más de dos meses del debut en Rusia, se le pide eso mismo, ser campeón mundial, incluso después de la estrepitosa derrota por 6-1 ante España. Un pedido con componentes lógicos e ilógicos a la vez, tan racional como irracional, pero inevitable tras 32 años sin títulos.

La estrella de la noche es Menotti, y por eso no desentona que en la presentación de uno de los videos suene la voz de un grande como Elvis Presley. A little less conversation, a little more action please. "Eso es para Sampaoli", dispara con maldad chicanera uno de los invitados, crítico con la verborragia del entrenador de la selección. "Un poco menos de conversación, un poco más de acción por favor", pide Elvis.

Que a Sampaoli le guste hablar, y mucho, no es exclusividad del santafesino, sino más bien una marca argentina en la que Menotti fue precursor. Su labia encandiló a medio mundo. "Mataría por Menotti", llegó a decir alguna vez el alemán Bernd Schuster. Pero la verborragia de Sampaoli es menos romántica que la menottista. Son tiempos y países distintos, y también por eso el técnico genera, con sus afirmaciones, una división que no es la de la antinomia menottismo-bilardismo, porque pasa mucho más por otras cosas que por lo futbolístico. No, Sampaoli divide a los hinchas por otras razones.

Las confesiones alarmaron a muchos, entre ellos a un excapitán de la selección que, en esa noche de lunes de homenaje al "César", dijo a LA NACION que no es capaz de tomarse en serio la aversión de Sampaoli por la planificación.

"No... yo no creo que no planifique. ¡Si no, no podria jugar!". Ese exjugador, de larga experiencia y retirado hace no demasiados años, ve otros problemas en las afirmaciones del seleccionador en la recta final hacia Rusia: "El peligro está en que el jugador deje de creerle al tecnico, que crea que no tiene una idea clara".

Horas después de esa reflexión, es en la AFA donde se habla de Sampaoli. El presidente Claudio Chiqui Tapia, de buen humor en la sala de reuniones del comité ejecutivo, escucha las preguntas a propósito del libro de su empleado más importante.

-¿No le cayó mal que Sampaoli haya publicado un libro antes del Mundial y no después? Un libro, además, donde dice que odia planificar, que no le gusta leer...que no le cae bien Alemania...

-Son situaciones particulares. En su vida personal o privada yo no me puedo meter. Sin duda que como presidente haré el análisis necesario y lo hablaré con él.

-Sucede que no es privado, porque él habla de la selección...

-Sí, sí... de su corto tiempo en la selección. Mucho no tiene para hablar de la selección, porque lleva apenas siete meses.

-Ahora, conociéndolo a Sampaoli, y a esta altura usted lo conoce, ¿lo que dice en el libro es cierto o hay una sobreactuación?

-No lo leí.

-¿No lo leyó?

-La verdad es que no lo leí.

-Es interesante.

-¿Sí? Lo voy a leer...Por lo menos, para saber qué dijo.

Claudio Tapia ríe, celebra su propio chiste. Tiene clarísimo que el Mundial marcará no solamente el futuro de Sampaoli, sino el suyo propio. Hay, admite, una "urgencia deportiva", y define con precisión el límite entre el éxito y el fracaso: hay que llegar a semifinales. Por debajo de eso considera que se habrá hecho "un mal Mundial".

Mucha presión para un cuerpo técnico que bien puede tomar como mantra el título de la biografía autorizada de Sampaoli: "No escucho y sigo". Escrita por un amigo del técnico -Pablo Paván- tras el Mundial 2014 en el que dirigió a Chile, el título del libro se inspira en la letra de "Prohibido", un tema de Callejeros. Paván es también el autor de "Mis latidos", un libro que, si la máquina del tiempo existiera, sería diferente.

"Lo que se dice en el libro está mal explicado", argumentaron a la nacion desde el cuerpo técnico de la selección. "Lo que no puede ser es que se piense que Jorge es un vago y que no planifica: trabaja como un animal y, por ejemplo, para el partido ante España, tuvo dos analistas de videos. Eso no es de alguien que no planifica".

Sampaoli no da entrevistas, pero se explaya extensamente en conferencias de prensa. Como Josep Guardiola, como Marcelo Bielsa. Y no deja de ser una paradoja que surja precisamente el nombre de Bielsa, porque (dicen en el cuerpo técnico) es a partir de la fuerte impronta del exentrenador de la selección que Sampaoli se pasó de frenada en su libro. "Sí, en el libro hay una intención de quitarse la etiqueta de bielsista. Jorge lo fue alguna vez, ya no lo es hoy".

Bielsista o no (¿es grave serlo?), en la misma noche de Puerto Madero en la que Sampaoli definió con amor entregado los equipos de Menotti ("me llenaron los ojos"), otro excapitán de la selección, Juan Pablo Sorín, dejó un diagnóstico contundente: "Hay poco tiempo para corregir todo lo que hay que corregir. Pero tenemos al mejor del mundo".

Fuente: Diario La Nación Argentina 

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