Jugó el Mundial juvenil Sub 20 de 2001 y salió campeón: atajó en la final contra Ghana, en la cancha de Vélez, la tarde del 3-0 que se hizo noche con el equipo de José Pekerman dando la vuelta olímpica. Fue suplente en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 y también salió campeón: vio desde el banco el 1-0 a Paraguay el mediodía que se hizo festejo y coronas sobre las cabezas del plantel, Marcelo Bielsa incluido.
Mucho más acá en el tiempo, fue citado en una convocatoria de Tata Martino, a fines de 2014. Participó, en esas circunstancias, en entrenamientos de la selección argentina de mayores, pero nunca tuvo la oportunidad de debutar oficialmente. En estos días, eso que tanto deseó está a punto de concretarse. Llamado por primera vez en el ciclo Sampaoli, el arquero de Chelsea vislumbra lo que está a punto de pasar: "Jorge lo quiere ver, así que uno de los dos partidos va a jugar", resuena desde la concentración del equipo en esta ciudad. La vida le vuelve a explicar a Wilfredo Caballero que nunca es tarde, aunque se tengan 36 años y la carrera de futbolista empiece a recorrer su tramo final.
La experiencia acumulada en su travesía por el fútbol europeo lo ayuda a insertarse rápido en el grupo. También su conocimiento explícito del espacio que ocupa: hasta que en julio pasado se fue a Londres vivió aquí, revolcándose en estas canchas de entrenamiento de la Manchester City Academy. Primero con Manuel Pellegrini -que lo tuvo como puntal en la mejor etapa en la historia de Málaga y en 2014 lo trajo- y luego con Pep Guardiola, el entrerriano pasó tres temporadas en el City. Generalmente suplente, supo aprovechar sus oportunidades. Disfrutó de noches de gloria: en 2016 fue el actor principal de la definición por penales en la final de la Copa de la Liga que ganó su equipo. Habla tranquilo y no perdió su acento, aunque lleve 12 años en este continente. Va de acá para allá con Chiquito Romero, el titular indiscutido, y con Nahuel Guzmán. Es el trío de arqueros que tiene todos los boletos para ir al Mundial de Rusia.
Sabe que esa posibilidad que espera desde hace tiempo se acerca. Lo intuye, lo palpa. No se lamenta por lo que pudo ser y no fue: su nivel ya era muy alto cuando Alejandro Sabella definió la lista para el Mundial de Brasil, pero se quedó afuera. En Chelsea está detrás del belga Thibaut Courtois, el titular, aunque el italiano Antonio Conte le dio el puesto en la FA Cup: viene de jugar el domingo en esta competencia, en la que su equipo accedió a las semifinales. En el calendario a mediano plazo de Willy figura el partido ante Southampton del 21 de abril. Será apenas su partido número 11 de la temporada, salvo que antes tenga minutos en la Premier.
¿Pensará en algo de eso aquí y ahora, mientras escucha las indicaciones de Martín Tocalli, el entrenador de arqueros de la selección? Difícil. Está más concentrado en el tren que el viernes tomarán desde Londres su mujer y sus dos hijas para llegar a tiempo al Etihad, el estadio que los cuatro conocen tan bien. ¿Será que las chicas viajarán para verlo cumplir ese viejo sueño, cuando la selección salga a la cancha a jugar contra Italia? Sampaoli tiene la última palabra.