Los sprays que portan los árbitros de fútbol para señalar el punto desde la que se lanzan las faltas y marcar la distancia con la barrera es ya una imagen normalizada en el deporte rey. Sin embargo, un acto tan sencillo como el de usar este objeto encierra tras de sí un complejo proceso judicial que enfrenta a dos bandos teóricamente desiguales: la todopoderosa FIFA y un inventor brasileño, Heine Allemagne.
The New York Times recoge las reivindicaciones de Allemagne, que se declara inventor del spray y acusa al máximo organismo del fútbol mundial de usarlo y fomentar su producción por terceros sin haber comprado su patente. Razón por la cual le demanda 100 millones de dólares (unos 84 millones de euros) después de más de tres años y medio desde su implantación oficial en el Mundial de Brasil de 2014 y en los que Allemagne no ha vendido ni una sola lata de un material que, según su versión, le costó 15 años desarrollar y que se había usado con éxito en su país natal desde el año 2000.
El inventor argumenta que en un principio la FIFA le intentó comprar la patente por medio millón de dólares (más de 420.000 euros), pero que el acuerdo no se llegó a firmar por lo que no recibió el dinero y observó cómo la organización permitió unilateralmente a otras compañías producir estos sprays, diseñados para que la espuma que expulsa desaparezca un minuto después de ser emitida y no permanezca así en el césped.
La empresa de Allemagne (9.15 Fair Play Limit) sí permitió, a modo de prueba, la distribución de 300 latas sin distintivos ni publicidad, pero fue el único atisbo de cooperación entre las partes. Una carta de la propia FIFA tanto a Allemagne como a su socio Pablo Silva en septiembre de 2014 alabando las virtudes del spray así lo demuestra. "La FIFA robó mi idea, eso va en contra del juego limpio", asevera el inventor.
La entidad presidida por Gianni Infantino desde febrero de 2016 no ha querido pronunciarse al estar el proceso todavía abierto, pero sí ha anunciado que no se abandonará a unas negociaciones interminables con el inventor. Allemagne, por su parte, espera que el cambio de presidencia en la FIFA cambie su situación.
Por el momento, la justicia brasileña le ha dado una buena noticia. Un tribunal de Río de Janeiro ha reconocido su patente en 44 países y ha ordenado a la FIFA la prohibición de usarlo amenazando con una multa de 15.000 dólares (unos 12.600 euros) por cada partido en que se utilice.
Allemagne pide los ya citados 100 millones de dólares como consecuencia de una apropiación indebida de su patente. Un invento que, según se informaba de él en la prensa brasileña, le convertiría en multimillonario. Nada más lejos de la realidad: por ahora solo tiene un conflicto con lo que denomina "piratas del pasado".