En apenas diez minutos Cristiano Ronaldo fue héroe y villano en el Camp Nou. Salió por Benzema y a los pocos minutos deshizo el empate a uno para adelantar al Real Madrid con un golazo.
La celebración del portugués fue enseñar la camiseta a la grada, emulando la acción de Messi. Sin embargo, la idea le salió cara. Recibió la primera tarjeta amarilla.
Apenas cinco minutos después inetntó zafarse de Umtiti en el área del Barcelona y cayó en el área.
El silbatero decidió que había sido una simulación y le sacó la segunda amarilla. Expulsión exprés para Cristiano al que no le sentó nada bien quedarse sin jugar la vuelta de la Supercopa de España en el Bernabéu.
La rabia la sacó en un empujón a la espalda del árbitro que puede ser castigado con más partidos.