Sin jugar, y a más de 600 kilómetros de la cancha donde un gol decidió el campeonato, Boca Juniors se coronó como campeón del Torneo de Primera División de Argentina.
Más de 650 kilómetros separan el hotel en el que se alojó Boca en Bahía Blanca y la cancha de San Lorenzo donde Fernando Belluschi se filtró en el área tras un pase fenomenal de Néstor Ortigoza, picó la pelota por encima de Hilario Navarro y desató la locura, pues al vencer a Banfield, los 59 puntos de Boca Juniors serían suficientes e inalcanzables para los rivales del campeonato.
Porque el grito que estaba en la punta de lengua salió eyectado por los cientos de hinchas de Boca que iban llegando a la puerta del hotel Argos. “Dale campeón,dale campeón”.
Adentro, los jugadores y el cuerpo técnico de Guillermo Barros Schelotto vivieron su propio ritual durante el partido. Tranquilos, alejados del ruido que se vivía en la calle, el plantel de Boca siguió el encuentro entre San Lorenzo y Banfield desde un comedor ubicado detrás del lobby del hotel.
En el entretiempo algunos -entre ellos Fernando Gago- volvieron a las habitaciones y el Mellizo se tomó unos minutos para saludar a los integrantes de la Peña “Boca, un sentimiento” de Bahía Blanca.
El gol de Belluschi hizo estallar a los aficionados. Habían llegado desde temprano. Recibieron a sus ídolos cerca de las 4:00 pm. Por ese entonces, la zona del hotel -ubicado a tres cuadras del centro de la ciudad- ya estaba vallada y con todo listo para recibir la vigilia de los hinchas.
Con el correr de los minutos en la cancha de San Lorenzo se iban multiplicando los fanáticos en Bahía Blanca. Hasta que el grito de campeón encontró a cerca de 500 que saltaban y esperaban ilusionados ver a uno de los jugadores, al menos a lo lejos.
El pitazo final en el Bajo Flores desató la fiesta en Bahía. Ahora sí. Los jugadores empezaron a asomar. Los pasillos del hotel se tornaron azules y amarillos.
Ricardo Centurión encabezó la celebración. Se lo dedicaron a River. Se lo dedicaron a todos. Y hasta utilizaron manteles y sábanas blancas para convertirse en el fantasma de la B y dedicarle el título a su máximo rival.
Guillermo no se quedó atrás. Salió a festejar con los hinchas y recibió el cariño de todos. "Que de la mano de los Mellizos, toda la vuelta vamos a dar", bramaba la gente.
El partido del miércoles contra Olimpo era lo que menos importaba en la noche bahiense. Apiñados. Unidos en un salto interminable, los jugadores no paraban de cantar. Y la fiesta promete continuar.
Fuente: El Clarín