“¡MADRID, MADRID, MADRID…!”
“Cuando vayas a Madrid, chulona mía…” Agustin Lara
15 de Mayo. Cada año que llega, “los chulapos” y “las manolas”, se visten de gala. Se celebra la vieja tradición y desempolvan sus trajes goyescos y castizos. Los hombres (“Chulapos” o “Pichis”) con chaquetilla/chaleco, un clavel en la solapa, pantalones oscuros y ajustados, gorra a cuadros blanquinegros, botines y pañuelo blanco al cuello. Las mujeres (“Chulapas” o “Manolas”), pañuelo a la cabeza y clavel rojo o blanco, blusa blanca, ajustada falda de lunares o vestido típico de lunares hasta los pies y mantón de Manila. Todos se dirigen a La Pradera, donde Isidro el labrador, patrón de agricultores y de la ciudad, les espera, en tan señalada festividad, cada año.
Un Río Manzanares, sin agua y lleno de suciedad, bañaba las huertas colindantes. Años después, la civilización lo canalizó y sus cauces y laderas se ordenaron. Hoy es el querido Manzanares, placentero para pasear y deleitarse en espacios navegables y en pleitesía al medio ambiente, partiendo en dos la capital y ofreciendo al pueblo llano, actividades y espectáculos recreativos, deportivos y de ocio, como Parque Rio y otros.
La tradición se niega a morir. Allí, en lo alto, la Ermita de San Isidro y a su vera el camposanto, donde miles descansan en paz. En sus alrededores se organiza “la verbena” de San Isidro, que Zarzuelas y Agustín Lara recrearon. No falta organillo ni organillero, que dando vueltas al manubrio pone a bailar a parejas “el chotis” en un ladrillo. ¡Es fiesta! Algarabía de generación a generación. Miles de familias acuden “a pasar el día” a la Pradera de San Isidro. Disfrutan de limonada, rosquillas del santo, gallinejas (tripas de cerdo) y llenan las botellas de agua bendita de la Fuente.
Es un Madrid histórico, que da la espalda a la modernidad, Aquel que desde la Plaza Mayor, en rieles alineados desbocó cuesta abajo, al viejo y destartalado tranvía hasta el Puente de Toledo; menos una vez (finales de los 50´s) que en desbocado descenso se quedó sin frenos y sin medios para detenerse… Cayó, desde lo alto del Puente de Toledo al fondo de la Pradera y entre hierros retorcidos, decenas de cuerpos quedaron otos e inertes. Tragedia imborrable. .
También una celebración inolvidable. Homenaje al mejor Alcalde de la historia: Enrique Tierno Galván. Multitudinario entierro, en carroza de caballos y a reventar las calles de “los madriles”, con pañuelos blancos y lágrimas. Los madrileños agradecieron a un hombre de bien, culto y modelo de político irrepetible, cuyos bandos llenan las páginas del libro de oro de la ciudad.
“¡Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de la España en que nací, por algo te hizo Dios la cuna del regiebro y el chotis…”