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Photo published for Jerry Palacios: 'Mi esposa estuvo secuestrada una semana con mis dos hijos'

A los 34 años y el hoy jugador del Vida a a punto de su retiro y recordado en Costa Rica por su paso con Alajuelense, el hondureño Jerry Palacios dijo que en el 2012 vivió momentos dramáticos cuando en Tegucigalpa le secuestraron a su esposa y sus dos hijos. Su familia ya había vivido algo similar en el pasado e incluso el asesinato de su hermano Edwin.

Jerry es recordado con mucho cariño por la afición alajuelense después de jugar del 2013 al 14 con ese equipo y anotar un recordado gol de cabeza al América de México para eliminar a ese equipo en su propio Estadio Azteca, cuando los dirigía Oscar Ramírez ante los mexicanos de Miguel Herrera, que posteriormente los tendrá de base para ganarle a Nueva Zelanda el repechaje del Mundial 2014.

 

Jerry Palacios dijo al conocido Diario Diez de Honduras  que en 2012 tuvo que vivir este duro episodio, el segundo en su familia tras el asesinato de su hermano Edwin.

 

Jerry Palacios, al igual que toda su familia, ha vivido momentos muy

duros. Primero fue la muerte del menor del clan de don Eulogio y doña

Orfilia, Edwin René, y luego él personalmente tuvo que superar el

secuestro de su esposa y sus dos hijos, que por gracia de Dios terminó

de buena manera. El delantero de 35 años también platicó de su exitosa

carrera.

Jerry, con todo lo que pasaste en tu vida, lo que le ocurrió a tu

hermano menor, lo que te pasó a vos como persona. ¿Cómo lograste

asimilar todo lo negativo con tu carrera y seguir en el buen nivel?

El delantero hondureño Jerry Palacios, hermano de Wilson y Milton, cuenta a DIEZ

lo difícil que ha vivido la familia con el secuestro de sus familiares. 

Limber, yo creo que es Dios, nosotros como familia hemos decidido

dejarle todo a Dios y él nos ha dado esa fortaleza para seguir adelante,

después de lo que sucedió con mi hermano nosotros como familia

hemos quedado marcados para toda la vida, pero sí somos personas

muy agradecidas con Dios después de todo lo que nos ha pasado, Dios

nos ha dado muchas bendiciones; yo jugaba en Marathón ese año

cuando sucedió lo de mi hermano, yo era campeón goleador, el

siguiente año jugué en el extranjero, entonces Dios nos ha dado muchas

cosas buenas, nos quitó a nuestro hermano, pero sabemos que está en

un mejor lugar y eso es una motivación para nosotros, ya que todo lo

que hacemos es por él.

 

¿Qué tanto te marcó la muerte de tu hermano, jovencito, tu pana,

tu carnal, dormías con él, comías con él, bromeabas con él, lo viste

crecer?

Sí, nos marcó bastante porque estuvimos mucho tiempo buscándolo, no

sabíamos dónde estaba, teníamos la esperanza de que iba a regresar a

casa, uno como hermano sufre, pero más los padres, nosotros viendo a

nuestra madre, a nuestro padre anhelando ese regreso, pero bueno, Dios

nos ha dado esa fortaleza y nosotros ya nos resignamos, mi mamá

también, ahora tiene una vida normal, tranquila y eso se lo debemos a

Dios.

No paraste de entrenar, de competir y creías que un día regresaría

tu hermano o ¿estabas consciente de que ya no iba a volver? ¿No le

afectó eso a tu rendimiento?

Sí, ese torneo yo estaba jugando en el Olimpia, me dieron permiso para

venirme a La Ceiba, yo me regresé para la final del torneo; tomamos la

decisión como familia de irnos. Pensé que mi hermano René algún día

iba a regresar.

¿Está marcada la familia Palacios?

Estamos marcados porque lo que sucedió me parece que fue algo

injusto, ya que mi papá ha sido un señor de fútbol, ha sacado adelante a

muchos jóvenes de la calle y hasta la fecha lo sigue haciendo a pesar

que le quitaron un hijo y sigue siendo el mismo. Trabaja, ayuda y nadie

o muy poca gente sabe que es un señor que a pesar que tenía un solo

trabajo, su equipo, le daba dinero a familias que no tenían que comer y

le pasó esto, entonces uno se pone a pensar por qué a nosotros, pero si

pasó es porque Dios lo quiso.

¿A vos te pasó algo similar con el rapto de tu esposa?

Sí, a mí también me sucedió en 2012. Después de mi regreso de China,

me tocó jugar con Marathón y mi esposa y mis hijos se quedaron en

Tegucigalpa, y también me la secuestraron. Estuvo una semana

secuestrada con mis dos hijos, uno recién nacido, tenía un mes cuando

sucedió, nos volvió a pasar, fueron dos veces y gracias a Dios no pasó a

más.

 

El delantero Jerry Palacios disputó los mundiales de Sudáfrica y Brasil con Honduras.

Ese secuestro no salió a la luz pública. ¿No lo denunciaste?

No. Teníamos temor de que sucediera algo raro, vos sabés que la gente

que se dedica a eso es muy peligrosa, en el momento que tienen la

valentía de ejecutar un secuestro es porque están dispuestos a hacer

cualquier cosa, entonces como familia tomamos la decisión de no

hacerlo público, porque a veces la gente en vez de apoyar, hablan cosas

que no son así, eso fue algo al azar o gente que no conocías, por envidia

o no sé qué pasó. A mí lo que me dijeron en ese momento fue que se

habían equivocado, que pensaron que mi esposa era la mujer de Wilson,

entonces por eso ellos habían hecho eso, pero la verdad nosotros

tomamos la decisión de no hacerlo público para evitar más problemas.

Ok, ¿Dónde fue el secuestro, entraron ellos a tu casa, de repente

hubo una persecución antes, dónde los raptaron?

Fue en la calle, ella iba en la mañana a dejar a mi hijo mayor a la

escuela, lógicamente tenía que llevar al pequeño, porque estaba recién

nacido, tenía un mes; la interceptaron, la montaron a un carro, se la

llevaron, el vehículo lo dejaron botado y a ella y a mis dos hijos los

traspasaron a otro auto y así fue como sucedió.

 

¿Qué se te vino a la mente cuando te llamaron para decirte que tus

seres queridos estaban secuestrados y que no sabías si los ibas a

volver a ver con vida?

Bueno, yo siempre acostumbro a comunicarme con mi esposa por las

mañanas, si ella está en Tegucigalpa, hablo con mis hijos antes de que

se vayan para la escuela, eso lo hacemos normalmente, ese día no pasó,

yo marqué y nadie contestó. Como a las 7:30 de la mañana estaba en el

entrenamiento, todavía estábamos cambiándonos cuando me cayó la

llamada del teléfono de mi esposa, entonces escuché la voz de un

hombre que me dijo: ‘¿Habla, Jerry?’ 

usted por qué tiene el teléfono de mi esposa? ¿Por qué me está

hablando del número de ella?’.

¿Y qué más te dijo?

Me dijo: ‘Es que está secuestrada, necesitamos que nos pongamos de

acuerdo cómo le vamos a hacer para el rescate’. La verdad que no me

lo esperaba, yo pensaba que era una broma, terminó la llamada y

empecé a rezar.

¡Una broma!

Sí, pensaba que era una broma, pero fue todo tan rápido, en menos de

un minuto el tipo me habló y me dijo que íbamos a hablar como a las

10 de la mañana, que estuviera pendiente, inmediatamente le dije al

profesor Maradiaga, en ese momento le informé lo que había sucedido

y me dio todas la posibilidades para que yo arreglara mi asunto. A las

10 de la mañana ya me estaban llamando para decirme que tenía 24

horas para reunir cierta cantidad que ellos necesitaban para poder

recuperar a mi esposa y mis hijos.

¿Pero vos tenías ese dinero que te pidieron?

No, yo no lo tenía, pero sí tenía el apoyo de mis hermanos, en seguida

llamé a Milton, mi hermano mayor, ya le conté cómo estaba la cosa,

luego llamé a mi papá, a Wilson, a Johnny y de último a mi mamá y le

conté para que ella no se diera cuenta por otro lado, lógicamente que

fue bastante duro, los nervios volvieron a nuestras vidas, aparte que ya

no era uno, eran tres, entonces fue una etapa bastante dura, pero aquí

estamos de pie.

Jerry ¿Te volviste loco?

Loco en el sentido de que no lo podía creer, cómo nos pudo pasar eso a

nosotros otra vez si somos gente de bien, que hemos salido adelante,

somos gente de barrio que ahora está en riesgo social. Somos ejemplo

para las personas, para todas las familias ya que hemos salido adelante

legalmente.

¿Se maneja con tranquilidad tu familia a donde van o a veces la

mente te dice que te podría volver a pasar algo así?

Fíjate que a pesar de que ha sucedido dos veces en mi familia, yo no

tengo miedo porque primero estamos encomendados a Dios, a parte no

le debo nada a nadie, hemos sido gente trabajadora, honrada, lo poco o

lo mucho que tenemos es porque nos lo hemos ganado, todo mundo lo

 sabe.

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