El delantero del Real Madrid, Álvaro Morata, acudió junato a su novia Alice Campello a uno de los restaurantes más conocidos de la capital madrileña y a la salida mostró su lado más bromista y se tapó el rostro con un abrigo de lo más original.
Lejos de responder las preguntas de la prensa, Álvaro decidió jugar con los periodistas tras su cena y ante la risa de su pareja el futbolista no quiso responder ninguna pregunta de las que le hicieron alegando que no era Morata.
Finalmente el jugador terminó subiéndose a su propio coche con la capucha y sin destapar su rostro, se marchó rápidamente al volante.