EL JUGADOR REGRESA AL BETIS, DONDE NO PODRÁ JUGAR, DESPUÉS DE LOS ATAQUES BUKANEROS, QUE LO CONSIDERAN "NEONAZI"
Roman Zozulya ha aguantado en el Rayo Vallecano apenas 15 horas después de que se cerrara una accidentada cesión desde el Betis, entre intensas quejas de un sector de la afición rayista, que lo consideraba "neonazi". Después de las protestas de un grupo de aficionados en el entrenamiento del Rayo de este miércoles por la mañana, el Betis acaba de cerrar con el club madrileño el regreso del ucraniano a Sevilla.
"Ante los problemas surgidos con los radicales del Rayo, hemos hablado con este club y en protección al jugador, que es nuestro, hemos decidido que regrese a Sevilla”, ha afirmado el director deportivo del Betis, Miguel Torrecilla, en la radio oficial del club andaluz. “Lo primero es la persona y hay que protegerlo”, destacó el dirigente bético. El futbolista habló por teléfono con Marcos Álvarez, preparador físico del Betis que domina el ruso, y le indicó que estaba destrozado y muy afectado por todo lo ocurrido en su primer día con el Rayo.
Esta mañana, algunos aficionados rayistas del grupo Bukaneros se presentaron en el entrenamiento con una pancarta. "Vallekas no es lugar para nazis. Presa, para ti tampoco. Vete ya", decía el cartel, en alusión al jugador y a Martín Presa, presidente del club. El jugador analiza dejar la institución.
Durante la tarde, tras la llegada del ucraniano a la ciudad deportiva del Rayo, se han vivido momentos de tensión. Aficionados rayistas increparon e insultaron al jugador a su llegada a la ciudad deportiva del club y tres furgones de la Policía intervinieron para que la situación no pasara a mayores. "Fuera de aquí, hijo de puta, no queremos nazis. Si eres tan racista no te ponga nuestra camiseta", le gritaron. El representante del jugador y el propio Zozulya, se han reunido con dirigentes del club para valorar una posible rescición de contrato. Fuentes cercanas al ucraniano afirman que el futbolista se encuentra "hundido". Si se va del Rayo, no podrá jugar en otro club hasta el final del curso porque ya ha formado parte del Dnipro y del Betis, y no se puede anotar en más de tres clubes en una temporada.
Cuando Zozulya llegó al Betis, se generó polémica por una información de algunos medios que lo vincularon con un grupo paramilitar ucraniano de ultraderecha. Aterrizó en España con una camiseta que llevaba un escudo muy similar al de esa agrupación, aunque el jugador lo ha desmentido en un comunicado. Zozulya ha apoyado públicamente al ejército de su país y se han difundido imágenes de él vestido de militar o empuñando armas. Cuando estalló el conflicto en el este de Ucrania, Zozulya jugaba en el Dnipro de la ciudad de Dnipropetrovsk, a 200 kilómetros de Donetsk, una de las ciudades donde más han combatido el ejército ucraniano y los prorrusos.
El escándalo llega en un momento complicado para el Rayo Vallecano, que marcha 17º en la Liga 123, a tan solo un punto del descenso. La afición del equipo de Vallecas es conocida por su interés en los valores que transmite el club. "Cuando parece que nada puede sorprendernos en este club, siempre llega otra bofetada a nuestros valores e historia", expresó en un comunicado la plataforma ADRV, que agrupa a varios grupos de aficionados y peñas. "No es una cuestión de ideologías o pensamiento, va más allá: el jugador ucraniano ha empuñado armas, ha donado dinero a batallones fascistas,luce sus símbolos y ha manifestado en numerosas ocasiones su apoyo a la ultraderecha de su país, para quien es un símbolo", sigue el texto de la ADRV.
El estadio del Rayo ha aparecido pintado con mensajes para el ucraniano. "Vallekas en pie de guerra", "Fuera nazis" y "Zozulya, vete ya", son algunos de ellos.
Zozulya intentó aclarar, sin éxito, la situación que ha vivido en su país, que está en guerra con Rusia, situación que ha empeorado aún más este invierno. El jugador no ha entrenado esta mañana porque llego a las doce del mediodía a la ciudad deportiva del Rayo Vallecano. Tras aclarar que "no tiene ningún vínculo neonazi", en una entrevista en la COPE, desde la institución, no han querido expresarse, de momento, sobre el asunto.