El alcalde de Cuernavaca y exfutbolista mexicano, Cuauhtémoc Blanco, se puso en huelga de hambre ante las acciones el Congreso del Estado de Morelos para destituirlo del cargo.
Cuau, como se le conoce en México, ha anunciado que su protesta será indefinida y se ha sentado en la escalinata del templo tras tomarse un caldo de pollo en la cercana Ciudad de México y un ponche, ya en Cuernavaca, justo antes de comenzar su mediática protesta. "He llorado de impotencia", dijo en el transcurso de una peculiar rueda de prensa en la que habló de "golpe de estado".
El Congreso del Estado de Morelos ha llevado al Tribunal Superior de Justicia, con 27 votos a favor y una abstención, su cese por diversas irregularidades Constitucionales de forma y fondo. Se le acusa de haber cobrado 7 millones de pesos (330.000 euros) para ser el candidato del Partido Social Demócrata, de una larga lista de contratos opacos durante su administración y de ausentarse con frecuencia de Cuernavaca.
Lo último, al menos, es algo que nadie puede denunciar que les pilló por sorpresa ya que lo practicó desde el primer segundo de su mandato.
Entonces, cuando su ciudad celebraba el triunfo de su ídolo, él nuevo mandatario desapareció varias semanas retrasando algunos aspectos de la futura cesión de mando y dejando a sus ciudadanos en manos de un futuro regidor tan electo como invisible. Tras buscarle los medios por tierra, mar y aire, el bueno de Cuau reapareció por sorpresa en julio, las elecciones fueron el 7 de junio, y dijo que estuvo de vacaciones en el extranjero "Yo tomo protesta el 1 de enero y entonces me verán trabajando en beneficio de los habitantes de Cuernavaca porque soy hombre de trabajo", dijo el ya político.
Y así fue y así siguieron los escándalos que apuntaban a que en su candidatura pudo haber gente relacionada con el narcotráfico. Eso señaló al menos directamente el gobernador del estado de Morelos, Graco Ramírez, cuya capital, Cuernavaca, era ya gobernada por su popular enemigo.
"Por primera vez le vi la cara al señor, su comportamiento fue muy grosero. Es una persona irascible sin ninguna experiencia política. Me dijo yo les voy a romper la madre, tengo el apoyo del pueblo", resumió el gobernador que le espetó el ex futbolista durante su primera reunión.
La fuerte personalidad de Cuau es algo que está fuera de duda y que dejó ya latente en su etapa futbolística. Celebró un gol frente al Celaya simulando que orinaba como un perro bajo la portería; inició una trifulca en la Copa Libertadores de 2002 frente al Sao Caetano que le valió un año de suspensión en las competiciones de la Commebol; agredió a un periodista, le pillaron fumando en la concentración de la selección en el Mundial de 2010 o le dijo a la primera árbitro mexicana que "se fuera a lavar platos", son algunas de sus actuaciones más recordadas.
Se llega así, con la Navidad de fondo, a una semana clave en la que el Cuau puede ser destituido. Sus seguidoresiguen protestando por el ataque de la casta caciquil mexicana, su huelga de hambre tropieza con la Nochebuena y el resto del país asiste al serial con una cierta perplejidad de un personaje peculiar, amado y odiado, al que la política parece haberle quedado demasiado grande. ¿O no? Quizá es que asimiló demasiado rápido las importantes normas que marcan la política local mexicana en la que es más importante lo que se hace fuera del terreno de juego sin el balón que lo que acontece en la cancha.
Mientras, sigue el desarrollo del otro gran escándalo de la semana en el que se mezclan política y deporte. La ex campeona del mundo y plata olímpica en los 400 metros, la mexicana Ana Guevara, hoy senadora, sufrió el pasado domingo una brutal agresión por parte de cuatro individuos que tras una riña de tráfico se bajaron de su vehículo y golpearon con fuerza a la que es sin duda la atleta más importante de la historia del país.
El caso, que se ha tomado como ejemplo de la enorme violencia que las mujeres viven en un país con altas dosis de machismo, ha involucrado a todos los poderes políticos y judiciales que ya tiene localizado al dueño del vehículo que será arrestado, parece, inminentemente. "Puedo decir que volví a nacer". ha declarado Guevara que pide al sistema que localice a sus agresores "no porque soy senadora", sino por el mensaje que debe lanzarse para detener esta lacra de la violencia de género.
