A la par de un hombre de éxito hay una gran mujer. Esas palabras hoy se enfocan en Daniela Ospina que a los ojos de la prensa española y colombiana ha contribuido a la recuperación de James Rodríguez en el Real Madrid.
A las ocho y media de la mañana suena el despertador en su chalet de La Finca y lo primero que ve es su nombre de pila en lengua árabe. Está grabado con tinta negra en la nuca de su mujer, justo debajo de una Cruz Ankh, otro de los tatuajes que Daniela luce con orgullo, un popular símbolo del antiguo Egipto que representa la vida eterna e inmortalidad de los Dioses, que tanto perseguían los humanos en aquella época.
James y su esposa desayunan junto a su pequeña Salomé, de tres años, antes de que ella la lleve a la guardería y él se marche a Valdebebas, donde suele aparcar su deportivo de lujo alrededor de las 10.00 horas. Le gusta llegar con tiempo al entrenamiento. Tras las obligaciones matutinas de ambos, vuelven a verse a la hora de almorzar. A veces lo hacen los juntos, y otras ya vienen comidos. Y la tarde-noche es casi siempre para ellos, para disfrutar de la familia y de los amigos, salvo cuando el Real Madrid debe jugar fuera de la capital de España. Así es un día cualquiera en la vida de James Rodríguez y Daniela Ospina, aunque no siempre fue así.
La soledad de casa
La estrella colombiana vivió una complicada temporada el curso pasado. Primero fueron sus desavenencias con Rafa Benítez, que acabaron con los ochenta millones de su fichaje en el banquillo. Hecho que se reprodujo con Zidane, con el plus de la soledad del hogar. En enero, Daniela Ospina se marchó a Colombia para participar en el reality «Bailando con las estrellas», el «Mira quién baila» del país suramericano. Ambos estuvieron distanciados alrededor de cinco meses, situación insólita en una pareja que acumulaba siete años y medio de inseparable amor, literal y espacialmente.
La ausencia de su esposa provocó ciertos desajustes en la vida de James, nada recomendables para un deportista de élite. En el club blanco no gustaba el nuevo ritmo de vida del colombiano, que empezó a conocer más de la cuenta la noche madrileña y a alejar el foco de su principal cometido: jugar al fútbol. Su rendimiento sobre el campo no era el esperado y, ni siquiera, era ya el jugador número doce de la plantilla. Lucas Vázquez e Isco estaban por delante en la escala de prioridades de Zidane. De hecho, James no jugó ni un solo segundo en la final de San Siro, a pesar de que fue un partido de 120 minutos. Es su mayor decepción en estos dos años y medio de blanco. Un antes y un después en su carrera. Una espina clavada en su orgullo que se ha puesto entre ceja y ceja quitarse cuanto antes. Y en ello está, sobre todo, gracias a la ayuda y el apoyo de su mujer.
Daniela, James y Salomé disfrutaron de unas tranquilas y divertidas vacaciones en familia en Miami, tras la Copa América que disputó el madridista en Estados Unidos. Allí comenzó a fraguarse la metamorfosis del «10» madridista. James tuvo ciertos momentos de debilidad a lo largo del verano que le hicieron replantearse su futuro, pero solo fueron amagos. Su mujer fue clave para que abortara cualquier tipo de iniciativa que le alejara de vestir de blanco esta temporada: «Vas a triunfar en el Madrid. Trabaja en silencio y con humildad, que el éxito te llegará pronto», le insistía Daniela una y otra vez.
Charla con Zidane
James se incorporó a la pretemporada del Real Madrid el 26 de julio, tras cuatro semanas de asueto, y no tardó mucho en conversar con Zidane. El técnico francés le dejó claro que partía de cero, como el resto de sus compañeros, y que seguía confiando mucho en él. A diferencia de la charla que mantuvo el entrenador galo con Jesé, en la que le recomendó buscar minutos en otro equipo, Zidane quiso hacerle saber a James que contaba con él, pero eso no le garantizaría la titularidad. Su puesto en el once tendrían que ganárselo con sudor y profesionalidad.
Tras la suplencia en la Supercopa de Europa y en los dos primeros partidos de Liga, James volvió a tener mínimas dudas, pero de nuevo su mujer diluyó sus interrogantes. Chelsea, Inter, PSG... fueron muchos los grandes de Europa que llamaron a Jorge Mendes, el representante de James, ofreciendo un contrato irrechazable para el colombiano y una suculenta oferta para el Madrid, pero James se negó a escuchar estas propuestas. Su compromiso con el club blanco era y es total.
De hecho, ya no utiliza sus viajes a Colombia para mandar «recados». En los últimos partidos de clasificación para el Mundial 2018, disputados a primeros de mes, James volvió a mostrar su mejor cara, pero a diferencia de la pasada temporada, no llegó ni una mala declaración de allí. El mensaje de su mujer lo tiene bien impreso en su cabeza. Tanto que hasta está más fino que la pasada temporada gracias a ciertas modificaciones en su alimentación. Ahora tiene un par de kilos menos y eso se nota en el campo. Su asistencia ante el Sporting en Champions permitió el gol salvador de Morata y su gol ante el Español valió otro triunfo en Liga. Sí, Daniela ha logrado recuperar al mejor James.