Francia se convirtió en el último semifinalista de la Eurocopa derrotando a Islandia con un resultado verdaderamente contundente. Lo cierto es que la selección islandesa quiso salir a disfrutar del partido y a tener opciones de seguir ampliando su hazaña; los de Deschamps, curiosamente, esperaban con tranquilidad, querían que su rival saliera de su zona de confort y así lograron hacerles daño muy pronto con balones a la espalda de los defensas, cuya principal virtud no es la rapidez.
Tras los dos primeros goles, los jugadores galos estuvieron muy cómodos en el terreno de juego. Con la pegada y la calidad que tienen sus atacantes, el partido estuvo visto para sentencia al descanso. Islandia quiso apurar sus opciones, pero con el marcador en contra sus limitaciones parecen mayores. Además, hay que añadir que nos encontrábamos ante el quinto partido de la competición y eso siempre añade cansancio a un equipo que se basa tanto en lo físico y en la intensidad en cada balón.
El equipo de Lagerback y Hallgrimsson mostró igualmente ese espíritu de lucha y de equipo de todos los partidos, pero con los goles en contra es todo muchísimo más complicado. Sus virtudes les llevaron a endulzar el resultado para alegría de su afición, en un final muy digno a una gran Eurocopa.
Creo que es justo mostrar desde estas líneas mi reconocimiento al campeonato que han hecho los islandeses. Queda totalmente probado hasta dónde puede llevarte la ilusión que es capaz de generar un grupo de trabajo unido y humilde. El fútbol en un deporte de equipo y, como tal, consigues muchas veces salvar distancias importantes de calidad individual con tu rival si estás convencido de tu idea y la sabes aplicar con orden e intensidad. Una lección de fútbol de la que todos podemos tomar nota.
Fuente: Diario ABC
