La historia no es nueva, pero se rescata porque el personaje es uno de los jugadores más relevantes de Polonia, decisivo en octavos ante Suiza ya que marcó el gol de los suyos y transformó luego su penalti en la tanda. Se llama Jakub Blaszczykowski (Czestochowa, 1985) y, de forma irremediable, vive marcado por el recuerdo.
Cuando tenía once años, presenció junto a su hermano como su padre (Zygmunt) mató a su madre (Anna) con un cuchillo después de una discusión de pareja.
"Sé que ese recuerdo me va a acompañar el resto de mi vida. Daría todo lo que fuera a cambio de que mi madre estuviera viva", repite el ahora futbolista de la Fiorentina, que tardó mucho en hablar del tema.
Su padre fue condenado a 15 años de cárcel y «Kuba», como conocen al centrocampista, no le vio nunca más, aunque sí que acudió a su entierro cuando murió en 2012. El niño, hundido, se alejó del fútbol y le rescató para la causa Jerzy Brzeczek, su tío. Felicja Brzeczek, la abuela, fue quien se encargó de la educación de Blaszczykowski y de su hermano.
Debutó en la élite con el Wisla Cracovia (luego jugó en el Borussia de Dortmund) y Zbigniew Boniek le bautizó como "el pequeño Figo".
Fuente: Diario ABC
