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LA ITALIA EN LA QUE NADIE CREÍA 

El gigante italiano Graziano Pellè de 1.94 ganó a los 12 años un concurso de baile de salón e su país, pero a pesar de su pasión por esa actividad se inclinó por el fútbol, donde le ha ido bien y se asoma a Selección ya mayor pero con éxito.

Diario Marca presentó una nota con la particular historia de este futbolista 

Italia vuelve a encomendar su ataque a una torre. Los 194 centímetros de Graziano Pellè evocan, inevitablemente, la figura de Luca Toni. "Hemos seguido caminos distintos, pero me sirve de inspiración", reconoce el ariete del Southampton.

La carrera de Toni y Pellè, sin embargo, tiene varios puntos en común. A los dos les costó abrirse hueco en la élite y llegaron a la Azzurra hasta que, prácticamente, rondaban la treintena.Pellè se convirtió en un nómada del gol. Sus primeras experiencias en Serie A -Lecce y Parma- se saldaron con un balance anotador desastroso: una diana en 24 partidos. Su fichaje por el AZ Alkmaar que ganó la Liga 2008-09 cambió su carrera. "Su recorrido ha sido extraño. En Italia no tenía espacio y tuvo que emigrar", reconoce Antonio Conte. 

Un paso más allá va Roberto Pellè, su padre: "En el extranjero han apreciado lo que vale. Si no hubiera encontrado a Van Gaal entonces o, más tarde, a Koeman, igual ahora era carpintero o vendedor de café". Don Roberto, que probó suerte en la Tercera división italiana con el Lecce, inculcó desde pequeño el amor por el fútbol a su hijo. Graziano, de hecho, debe su nombre a Ciccio Graziani, delantero del Torino de la década de los 70.

La pasión por el baile

Entre Graziano y la pelota no tardó en interponerse un nuevo amor: el baile. "Primero empezamos mi marido y yo, luego probaron mis hijas y más tarde se apuntó él", recuerda Doriana, su madre. El '9' del Southampton también lo recuerda con gracia: "Igual podría haber participado en Bailando con las estrellas.

Es una pasión de familia. Mi hermana necesitaba alguien con quien entrenarse y así empecé. Recuerdo que terminaba de entrenarme, eso jamás me lo saltaba, y en el coche me cambiaba las botas de tacos por el frac y la pajarita". Sobre la pista no le iban mal las cosas. Con 11 años ganó el campeonato italiano de baile de salón. "Me gusta la música de los años 60, emana respeto", comenta. 

Con 12 años, sin embargo, ingresó en la cantera del Lecce y tuvo que elegir entre sus dos pasiones: "Me decanté por el balón y mi madre lo entendió. Eso sí, me encanta bailar y practico siempre que puedo". En el área se mueve tan cómodo como en un escenario.

En el primer partido de Italia en esta Euro se convirtió en el referente en ataque. La Azzurra, huérfana de un Pirlo, le buscaba en largo una y otra vez. El premio a su trabajo -corrió más de 11 kilómetros- llegó al anotar el 2-0 contra Bélgica. Ante Suecia, en cambio, no brilló tanto. A su trabajo y su capacidad anotadora están acostumbrados sus compañeros en el Southampton. "Es muy inteligente y tiene un físico que le permite jugar muy bien de espaldas. Cuenta también con calidad para dar el último pase si es necesario, aunque no es su fuerte. Cuando está enchufado es muy buen rematador, tanto por arriba como por abajo", comenta Oriol Romeu a MARCA. 

Debutó con Italia con 30 años

Pellè explotó con Koeman en el Feyenoord. Marcó 55 goles en 66 partidos antes de marcharse juntos a la Premier. Cinco goles en sus ocho primeros partidos con los Saints le valieron la llamada de Conte. En su debut marcó el gol del triunfo ante Malta (0-1) y desde entonces se ha tornado indiscutible.

Un estreno que llegó siete años después de su último partido con la sub 21:"He tenido que recorrer un camino largo antes de llegar al sitio justo. Nunca me rindo ni busco culpables. Si he tardado tanto, ha sido culpa mía".

Esta noche, ante Irlanda (Telecinco, 21.00 horas), este admirador de Ronaldo Nazariotendrá la oportunidad de aumentar sus guarismos con la absoluta. Hasta la fecha suma seis goles en 15 partidos. El cisne azul vuela alto.

La Italia en la que nadie creía (Diario El País) 

La prueba parecía sencilla. No había más que echar un vistazo a los nombres que integraban la selección italiana que iba a participar en esta Eurocopa. Más allá del meta Buffon (38 años), no había leyendas a las que admirar -Pirlo-; ni centrocampistas que mezclaran gobierno, clase y poderío mediático -los lesionados Verratti o Marchisio-; o delanteros rimbombantes -la broma de Mario Balotelli hace ya tiempo que concluyó-. Pocos eran los popes que hubieran apostado un solo euro por esta Nazionale. Pero, después de las dos primeras jornadas, saldadas con triunfos sobre Bélgica (2-0) y Suecia (1-0), el próximo rival de España en octavos ha demostrado que hay que comenzar a creer en ella.

¿Las razones? Las de siempre. Las de toda la vida. Antonio Conte, que durante su etapa como futbolista ya aprendió el oficio de sobra, ha recuperado la pureza de aquella Italia del catenaccio, tan señalada en estos tiempos, pero indispensable en esta regeneración tan bien llevada por el próximo entrenador del Chelsea.

Porque a Italia hay que descifrarla a partir de los tres centrales de la Juventus, Barzagli, Bonucci y Chiellini. Son ellos los que, además de plantar un muro de hormigón a la espalda de otro pretoriano como De Rossi, los que ordenan el entramado desde una cueva todavía inaccesible en esta Eurocopa.

Todo plan pasa por provocar el cortocircuito en el rival, casi siempre anulando toda actividad por los pasillos interiores. Algo a lo que España, con la evidente tendencia de arrimarse al centro de Silva y Nolito, tendrá que buscar solución dando cuerda por los extremos a Juanfran y Jordi Alba. El centro del campo italiano guarda una de las sorpresas agradables de este campeonato. Se trata de Marco Parolo, futbolista de la Lazio al que ya se le comienza a comparar con Tardelli, campeón con Italia en el Mundial de España de 1982. Parolo, que es uno de los futbolistas que más kilómetros recorre en la azzurra desde el interior junto a su escolta Giaccherini (goleador contra Bélgica en el partido inaugural), también ha dejado muestras suficientes de clase.

Tampoco les va nada mal a los dos delanteros a los que Conte confía la responsabilidad del gol. El primero de ellos es un chico oriundo, nacido en Brasil y llamado Eder. Un futbolista al que Mancini no quería ver en la selección italiana por no haber nacido en el país transalpino, pero que ha acabado convirtiéndose en uno de los héroes inesperados de la azzurra en este inicio del torneo. Y eso que desde que fichara por el Inter en el pasado mercado invernal tan solo había sido capaz de marcar un gol. Pues bien, Eder, en su primer disparo a puerta logró batir a la selección sueca cuando el partido ya moría y brindar la clasificación para octavos a su equipo.

Su compañero en el ataque es un ariete de los de antes, Graziano Pellé, obrero de 1'93 metros que se gana la vida en el Southampton y que, a sus 31 años y después de haber debutado en 2014, está viviendo un sueño en vida. La única posición que no tiene clara Conte es la de lateral zurdo, donde ya han jugado hasta tres futbolistas. Aunque poco parece importar para esta Italia que, si bien no gana a España desde 2011 (2-1, amistoso en Bari), vuelve a cargarse de motivos para intimidar a cualquiera.

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