BATALLA CAMPAL EN EL OBELISCO
Miles de argentinos homenajeaban en el Obelisco a la selección Albiceleste pese a la derrota ante Alemania en la final del Mundial Brasil 2014. De pronto, ese escenario de fiesta y algarabía que transcurría en paz terminaba de forma abrupta y se opacaba por culpa de un grupo de violentos que decidió provocar durante casi tres horas una batalla campal y arruinar por completo los festejos.
La gran mayoría de las personas que se reunieron en el Obelisco se dispersaron y las familias con niños intentaron refugiarse en restaurantes o ingresar a los lobby de los hoteles de la zona para protegerse del efecto de las bombas lacrimógenas.
Como resultado de los disturbios, al menos 55 personas terminaron heridas, otras 50 fueron detenidas y numerosos comercios quedaron destrozados.
A la par, varios móviles de televisión fueron agredidos, así como ambulancias que intentaban llegar a la zona para atender a los lesionados mientras que un reportero gráfico sufrió el robo de su cámara fotográfica a causa de los vándalos, que también rompieron los acrílicos de las estaciones del Metrobus.
Los desmanes no terminaron ahí. Los violentos se trasladaron por la avenida Corrientes y apedrearon el Teatro Broadway, robaron locales linderos e hicieron numerosas barricadas donde prendieron fuego tachos de basura.
Los ataques a sedes bancarias, bares, teatros y otros comercios ubicados en el microcentro proteño se dieron luego de que la Guardia de Infantería junto con la Policía Federal despejara la zona del Obelisco, con camiones hidrantes, balas de goma y gases lacrimógenos.
Al menos 15 efectivos resultaron heridos a causa de las botellas, palos y cascotes con que el grupo de atacantes resistió el avance policial, mientras el número de lesionados entre los manifestantes ascendía a siete, alrededor de las 23. A la madrugada se informó que hubo un total de 55 lesionados, todos trasladados a dos hospitales de la Ciudad.
La Infantería y otros agentes de la Federal detuvieron a cerca de 40 inadaptados, que actuaron en su mayoría con capuchas y camisas en la cabeza para proteger sus rostros, armados con palos, botellas y piedras.
Los incidentes comenzaron cuando un grupo atacó un móvil televisivo de la señal TN, donde arrancó una de las antenas del techo, lo que generó que los trabajadores abandonaran el vehículo.
En tanto, los dos móviles del canal C5N fueron agredidos y obligados a replegarse, impidiendo el desarrollo de la transmisión en vivo desde el lugar de los incidentes.
Cuando las formaciones policiales comenzaron a avanzar por las adyacencias de la Plaza de la República, los manifestantes resistieron con palos, piedras y botellazos, lo que generó corridas desde Carlos Pellegrini hacia la calle Cerrito, por avenida Corrientes.
Los agresores rompieron baldosas de la Plaza de la República para atacar a los efectivos de la Policía Federal, que avanzaron con camiones y motos, mientras los gases lacrimógenos afectaron también a familias que estaban festejando sin ocasionar disturbios.
También se produjeron incendios en distintos puntos de las adyacencias del Obelisco, sobre todo de los tachos de basura dispuestos por el gobierno porteño, que lucieron incinerados y dados vuelta en gran número.
Por su parte, la Policía Metropolitana llegó con decenas de móviles y efectivos recién pasadas las 23 y contribuyeron a dispersar a los últimos revoltosos. A la medianoche, ya habían sido controlados y se producían las últimas detenciones, mientras se estaba iniciando la recolección de la basura y los restos de los daños, dispersos por toda el área.