En la fachada del Ayuntamiento de París ondean dos grandes banderas gays, junto a otras de Estados Unidos. Es la señal de condolencia de la ciudad por los atentados de Orlando. Mientras, en Rusia, altos cargos políticos alientan a sus radicales y se mofan de los homosexuales, en reacción a la decisión de la UEFA de dejar a su selección a un solo incidente más de la expulsión, y de que el primer ministro francés, Manuel Valls, ordene la repatriación de los violentos identificados.
Rusia, pues, está seriamente amenazada, al borde la expulsión real, después de una decisión de pura técnica jurídica por parte de la UEFA, como respuesta a los incidentes registrados en Marsella, donde sus aficionados se enfrentaron a los 'hooligans' ingleses. Es decir, la Federación Rusa de Fútbol es descalificada de la Eurocopa, pero esa medida queda en suspenso hasta el final del torneo. Después, el organismo deberá decidir si la hace o no efectiva.
Esta suspensión sería levantada si se vuelven a producir incidentes de la misma naturaleza dentro de un estadio o en cualquiera de los partidos que le quedan a Rusia en el torneo", dice el comunicado del organismo europeo, que únicamente puede actuar por aquello que sucede en los recintos deportivos. Fuera, no es de su jurisdicción, corresponde a las autoridades francesas, que han decidido proceder a expulsar del país a los violentos rusos que sean identificados.
Multa de 150.000 euros
La medida va acompañada de una multa de 150.000 euros. Un castigo considerado como "excesivo" por las autoridades rusas, y en concreto por el ministro de Deportes, Viyali Mutko, pero que no será recurrida, como anunció el miembro del gabinete, en Moscú. El uso de bengalas, las agresiones y los comportamientos racistas forman parte de la argumentación de la sanción, hechos que se repiten con asiduidad en los estadios de fútbol de Rusia y sobre los que la propia UEFA ya alertado, además de tomar sanciones con algunos de sus principales clubes, como el Zenit de San Petesburgo.
Rusia vuelve a jugar, frente a Eslovaquia, el miércoles, en Lille. Se da la circunstancia de que al día siguiente, Inglaterra se medirá a Gales en Lens. Ambas ciudades están separadas apenas por unos 40 kilómetros y conectadas por la misma vía férrea desde París, hecho que podría suponer el reencuentro de hinchas rusos y hooligans ingleses, por lo que las autoridades van a reforzar los efectivos policiales en ambas ciudades. La ley seca es otra de las medidas tomadas, como ya sucedió en el Mundial del 98, en la ciudad de Lens, de menor tamaño que Lille. Las escuelas, asimismo, permanecerán cerradas.
Sobre lo que ocurre fuera de los estadios, las autoridades francesas quieren ser inflexibles. De esa forma lo dijo el primer ministro, Manuel Valls, al señalar que los violentos identificados serán expulsados del país. La jornada fue de sumo estrés para el gobierno francés, después del asesinato de un policía y su esposa, cometido, en la madrugada del lunes, por un hombre con antecedentes yihadistas. El lunes, además, estaba señalado para un paro general por uno de los principales sindicatos, el liderado por Phillippe Martínez.
Deportaciones
Algunos ciudadanos rusos han denunciado que fueron interceptados por la policía, camino de Lille, sin haber hecho nada, según explicó a Reuters Alexander Shrygin, líder de un grupo de de seguidores de la selección. "Quieren deportar a casi 50 personas que no han hecho nada. Estamos en un autobús en Cannes y nos han bloqueado en la carretera. Con esto la policía quiere compensar sus errores en Marsella", afirmó a la agencia de noticias.
Mientras el seleccionador ruso, Leonid Sluzki, realizaba un llamamiento a sus aficionados para que se comporten con normalidad, dado el riesgo que existe, en las altas instancias políticas rusas la reacción fue desigual, hecho que compromete enormemente al país organizador del próximo Mundial.
El jefe del Comité de Instrucción ruso, Vladímir Markin, calificó de "tíos como debe ser" a los aficionados violentos de su país, después de que el fiscal de Marsella, Brice Robin, señalara que los seguidores rusos son unos "combatientes muy bien preparados". "Un tío normal, como debe ser, les sorprende. Se han acostumbrado a ver hombres en los desfiles de orgullo gay", escribió el dirigente de la máxima institución judicial del país en su Twitter. En el Ayuntamiento de París, mientras, ondean dos banderas gay junto a las de Estados Unidos, en condolencia por los atentados de Orlando.
Ígor Lébedev, vicepresidente de la Duma, aseguró que no hay "nada grave en la pelea de los aficionados". "¡Bien hecho! ¡A seguir así!", dijo el diputado, miembro, asimismo, del Comité Ejecutivo de la Federación Rusa de Fútbol.
El Kremlin tuvo que salir al paso de estas manifestaciones, en una creciente escalada en las redes sociales. Su portavoz, Dimitri Peskov, manifestó que "no puedo compartir estas declaraciones de mis colegas, que en cualquier caso no reflejan de ninguna manera las posturas oficiales del país".
Fuente: El Mundo
