El duelo entre poderosos jeques del petróleo se lo acabó llevando el Manchester City, que jugará las semifinales de la Liga de Campeones por primera vez en su historia. Pellegrini está escribiendo un cuento de hadas, con la alargada sombre de Pep Guardiola amenazándole cuando concluya el curso, el chileno quiere irse por la puerta grande. Y va camino de lograrlo.
La decepción del París Saint-Germain volvió a ser mayúscula, tumbado un año más su millonario proyecto. Siempre promete, pero nunca remata. Así es el equipo de Blanc, lleno de calidad y con buenas ideas, pero incapaz de dar un golpe en la mesa en el momento decisivo. Tampoco lo hizo en el Etihad Stadium, donde tardó 45 minutos en comparecer.
No es que el City desplegara todas sus virtudes, pero es que tampoco le hacía falta. Le bastaba con verlas venir y manejar los tiempos. Se lo había ganado con el 2-2 logrado en París. Todo lo contrario le sucedía al PSG, obligado a marcar si quería tener alguna opción de acceder a semifinales. Ni con ese peso en la yugular fue capaz de exhibirse ante un City que se dejaba dominar.
Agüero falló un penalti y el árbitro anuló correctamente dos goles al PSG por fuera de juego
La falta de ambición acabó condenando al equipo de Blanc, que sólo pareció dar un paso al frente en la segunda mitad, más por casualidad, por la lesión de Motta y la entrada de Lucas, que por convicción. Eso sí, cuando lo hizo, se vio a un gran equipo, con un dominio de la pelota sensacional, al que sólo unos centímetros le separaron de la gloria. Los que separaron a Lucas y a Ibrahimovic de no estar en fuera de juego, en sendas jugadas que acabaron en gol.
Más que cómodo esquivando golpes se vio al Manchester City, un equipo del que nunca se sabe qué esperar, y menos en toda una semifinal de la Champions como la que van a jugar esta temporada. El equipo de Pellegrini pudo haber sentenciado en la primera parte, pero el penalti de Agüero se marchó desviado. Después, supo sufrir ante el acoso del PSG y acabó teniendo premio con un golazo de De Bruyne desde la frontal.
Pero el drama del equipo parisino es que al City no le hubiera hecho ni falta el tanto del belga, porque no encajó ningún gol. El jeque qatarí rearmará al equipo galo y la próxima temporada volverá a ser un candidato al título, pero seguirá necesitando una demostración de poder para que algunos se lo crean. De momento, al que hay que creer es al City, que quiere dar la bienvenida a Guardiola con una Orejona en las manos.