En un larga entrevista, el volante Néstor Ezequiel Ortigoza futbolista argentino, naturalizado paraguayo, contó varias anécdotas de su vida; además, reveló que siguió jugando por plata en el barrio después de debutar en Primera y definió a Asad como el peor técnico que tuvo "por lejos".
Actualmente juega en San Lorenzo de Argentina.
Aquí la nota al Diario La Nación argentino:
"Gordooo, gordooo". Cortito, con ritmo y pegadizo, así es el cantito que los hinchas de San Lorenzo le dedican a Néstor Ortigoza cada vez que lo ovacionan. Él no reniega del apodo y toma el cariño del público como un mimo. Sin embargo, considera que el tema de su "gordura" es un "mito". Sí, un "mito".
"Soy grandote, medio encorvado, mi contextura física es así, pero ya te lo digo: lo de mi gordura es un mito. Muchos decían que sólo podía jugar en la cancha de Argentinos porque era chiquita... Pero después vine a la estancia del Gasómetro y también jugué, eh (risas). Y fui a la selección de Paraguay y también jugué, eh", explicó Ortigoza, de 31 años, en el clásico 100x100 de la revista El Gráfico, en la que dejó varias anécdotas de su vida, como por qué le dicen Jonatan ("me quisieron poner así, pero el registro civil no los dejó"), o datos de interés general, como cuánto pesa ("y... 82, 83. En Argentinos, antes del Mundial, estaba unos kilos arriba... y fue uno de mis mejores años").
Nacido en una familia en la que no sobraba nada, Ortigoza se crió con los códigos del barrio, en Padua, zona oeste del Gran Buenos Aires. De chico, protagonizó más de una pelea, sobre todo en los torneos por plata que solía jugar. "Pegaba y cobraba, parejo. Se daba en los potreros. La gente se corría y era mano a mano, hasta que uno caía o de afuera gritaban "ya está", y se separaban. De esa tuve bastantes, pero nunca de pegarle a alguien en el piso", recordó.
El volante del San Lorenzo suele ganarse el cariño de sus compañeros con facilidad, aunque eso no lo privó de pelearse con algunos colegas de equipo. "Una con el Flaco Delorte, en una práctica de Argentinos: él venía fastidiado porque había ido al banco, lo pusieron en los suplentes, lo quise anticipar, lo toqué en el tobillo, me tiró una patada desde el piso, le respondí, se levantó y me puso una piña en la cabeza, desde arriba porque el Flaco me lleva varios centímetros, y me tiró. Enseguida nos separaron. Pero pasa bastante seguido, es normal, y queda ahí. Si yo con el Flaco me llevaba re bien".
Pero las historias de multiplican. Del Flaco Delorte pasa a Diego Maradona, Lionel Messi y hasta Cristiano Ronaldo. Sin casette, con un humor bien marcado, el volante de San Lorenzo deja un sinfín de situaciones vividas.
El Top 5 de historias
1. El día que le ganó corriendo a Cristiano Ronaldo. "No, no le hablé, pero le corrí y gané en velocidad, está el video, miralo, poné en Twitter "Ortigoza le gana a Cristiano Ronaldo" y vas a ver, poné la foto, eh. Le gané la carrera, la paré de pecho, enganché, pasó de largo y me agarró del cogote".
2. Cuando le cortó el teléfono a Maradona. "Fue a fines de 2008, sonó mi celular. 'Hola, Orti, soy Diego', me dijo. '¿Qué Diego', le pregunté. 'Diego Maradona', me dijo. 'Dale, boludo, ¿quién sos?', la seguí, y me dijo otra vez 'Diego Maradona'. De los nervios les corté y salí corriendo al taller donde labura mi viejo, a tres cuadras de casa: 'Llamó Maradona, atendelo si llama de nuevo'. Volvió a llamar, me dio vergüenza y antendí. Me dijo que me quería ver en los entrenamientos de la selección local que iba a hacer a fin de año. Al final, se jugó el triangular entre Tigre, San Lorenzo y Boca y se suspendieron los entrenamientos, así que nunca pude practicar con Diego.
3. La charla con Messi. "En el 2-2 (por la Copa América 2015), al chabón no lo podíamos parar. Y mirá que los paraguayos somos firmes, duros, pero Messi metía la pata entre 4 o 5 piernas rivales y ¡no lo podíamos parar! Nos chocábamos, nos pegábamos entre nosotros. Es un pibe que lleva un globo atado, te frena de 100 a 0 y te arranca de 0 a 100 en 20 centímetros. Entonces, en una jugada se paró el juego, creo que estaban atendiendo a uno, y quedé al lado de él. 'La verdad que no sos de Play vos, sos bueno bueno, ¡cómo jugás, hijo de puta!', le dije. Se rió y me constestó con un 'gracias'. Ahí nomás le pedí de cambiar la camiseta". Messi se la mandó después del partido al vestuario con Luis Segura.
4. Siguió jugando en potreros hasta mucho después de ser profesional. "En 2013, tres días antes de salir campeón con San Lorenzo. Jugábamos contra Vélez en Liniers, el día que nos salvó Torri en la última bola. Bueno, yo era suplentes con Pizzi, no me ponía, y en la semana supe que iba a jugar. Necesitaba agarrar ritmo, ¿viste? Entonces me fui a jugar a Catán con mis amigos. La gente de San Lorenzo que estaba ahí se volvió loca: '¿Qué hacés acá?'. Y bueno, fui a agarrar ritmo".
5. Un asado con Riquelme. El utilero de Argentinos era muy amigo de Román y, a través de él, nos invitó a cenar a varios un jueves. El domingo fuimos a jugar con ellos a la Bombonera. No lo podía parar y en una venía corriendo y gambeteando, entonces, me planté y saqué la mano, arriba. El árbitro no cobró nada. "¿Qué estás haciendo?", me dijo, medio enojado. '¿Qué querés que haga,si no te puedo parar? ¿O preferís que te dé una patada y te lesione?', le contesté. Me miró de reojo y siguió. Después, me mandó la camiseta al vestuario un crack. Tengo cuatro camisetas de Riquelme, son de esas que no se las cambio a nadie- Todavía no puedo creer que se haya retirado".
Bonus track: su peor DT. "Asad fue el peor, lejos. Ojalá no me lo cruce nunca más, no rescaté nada bueno de él. Nada de nada".
Fuente: Diario La Nación Argentina