La dramática tanda de penales y la dificultad de superar a la selección de Chile en los octavos de final han obligado a Luiz Felipe Scolari a tomar medidas para combatir la ansiedad y la presión a la que está sometida la selección de Brasil desde el primer día del torneo en su obligación por ganar la Copa del Mundo organizada en su país.
A la selección más caracterizada por la samba, la alegría y el baile parece que se le he agotado su eterna sonrisa, la que lucía Pelé en su primer Mundial ganado con tan solo 17 años o la que exhibía Ronaldinho Gaúcho en una de las mejores 'Canarinhas' que se han podido ver a lo largo de la historia de los Mundiales.
Felipao, que alcanza el rango de capitán general de las ilusiones, esperanzas y expectativas del pueblo brasileño, admitió a un selecto grupo de periodistas invitados a una reunión que ha intervenido de inmediato para desterrar la obligación añadida que existe en el vestuario por ganar el torneo más importante a nivel de selecciones. Para ello ha contratado de urgencia los servicios de Regina Brandão, una psicóloga que ya trabajó a sus órdenes durante la preparación del asalto al hexacampeonato para combatir el miedo a un posible Maracanazo que propinó Uruguay en el año 1950.
La decisión de Scolari nace después de ver la actitud que tomó el grupo de jugadores en el césped tras eliminar a Chile y avanzar hasta los cuartos de final. El seleccionador observó nervios en sus futbolistas al ver cómo Brasil se enfrentaba a treinta minutos de prórroga y la posibilidad de decir adiós a su ?Mundial?. También cómo intentaba levantar sin éxito a Neymar tras vencer en la tanda de penaltis, que se derrumbaba como un peso muerto, o cómo David Luiz y Julio César se fundían en un abrazo alzando los dedos al cielo agradeciendo una posible ayuda divina.
Una de las personas del seno interno de la Selección de Brasil que más críticas ha recibido es el central y capitán Thiago Silva. El central del Paris Saint Germain siguió las evoluciones de la tanda de penaltis al margen del grupo, rehidratándose con una botella de agua y sentado sobre un balón.
No es el único acto donde se ensalzaron las lágrimas en los jugadores. El guardameta Julio César, héroe en los octavos y villano en las semifinales del último Mundial contra Holanda, no pudo contener la emoción durante el himno que daba el comienzo a la celebración del Mundial en el partido inaugural de Brasil contra Croacia.
Ante todos estos componentes de exceso de emoción Scolari y Carlos Alberto Parreira, coordinador técnico de la Selección, acordaron recurrir a su 'vieja conocida' para controlar el estado emocional de los jugadores. Regina trabaja con Felipao desde finales de la década de los 90 y ya perteneció a su staff en la consecución del Mundial ganado por Brasil en el año 2002 o en los éxitos que alcanzó Portugal en el subcampeonato de Europa logrado en 2004 (derrota en la final contra Grecia).