Es una marca registrada del fútbol sudamericano, como tantas otras jugadas que tienen el sello perenne de la genialidad del futbolista nacido en este continente.
Hace 91 años Cesáreo Onzari, materializó la conquista de un gol desde el tiro de esquina, ingresando la pelota directamente al arco. Su nombre se debe a que la selección argentina el 2 de octubre de 1924 superó a Uruguay 2-1, flamante campeón olímpico, y por esa razón ese gol se denominó “gol a los olímpicos”. Con el paso del tiempo, la mención fue corta y directa “Gol Olímpico”.
También ese día se llevó a cabo la primera vuelta olímpica de los consagrados uruguayos de Colombes, Francia. Es decir, dar la vuelta al perímetro del campo de juego saludando a los espectadores. Son ejemplos concretos de la preeminencia del futbol de América del Sur en hechos que perduran en el tiempo, y cuya pertenencia es indiscutible.
El colombiano Marcos Coll, en junio de 1962, Mundial de Chile también se ganó un lugar en la historia de los mundiales al señalar un gol olímpico, nada menos que a Rusia. Nunca más jugador alguno pudo hacer un gol de esta manera en una Copa del Mundo.
Por esa razón, América del Sur y sus futbolistas tienen una preeminencia indiscutible en el desarrollo de este deporte a nivel planetario.
En relación a la vuelta olímpica se debe acotar que fue el primer acto de un equipo triunfador, que perdura hasta nuestros días, de saludar a la concurrencia dando la vuelta a la cancha en gesto de celebración y satisfacción. El episodio se registró en el estadio del Club Deportivo Barracas de la ciudad de Buenos Aires en el partido Argentina vs. Uruguay.
