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El delantero Luis Suárez volvió en un momento clave para su selección y fue determinante. Con dos goles suyos el equipo charrúa derrotó 2-1 a Inglaterra y tomó vida en el grupo de la muerte en el Mundial luego de haber perdido en su presentación ante Costa Rica.

Todos le medios deportivos catalogaron de héroe a su número 9 y ahora se jugarán la vida ante Italia en la última jornada.

“Volvió Suárez el de los milagros”, título en su crónica el Diario Ovación.

“Con dos goles del Pistolero y una enorme actuación colectiva, Uruguay logró un gran triunfo ante Inglaterra”, añadió el mencionado medio.

El observador por su parte publicó: “Nacido para estas batallas”, haciendo referencia a Luis. 

La República.com señaló: “Luis Suárez le devolvió la ilusión mundialista a Uruguay”

Los goles de Suárez cayeron al 39’ y 85’.



 

 

 

 

 
Habrá que agregar otra página al libro de la historia uruguaya. A aquellas historias que hablaban de una partido imposible, en la que la celeste llegaba contra todo. Uruguay hizo un partido heroico, en todo el sentido de la palabra. Por el juego, porque se levantó cuando era todo oscuro. Y sobre todo, por Luis Suárez. Porque se repuso de uno de los momentos más difíciles de su carrera, y fue el héroe, justo ante el rival al que más le quería ganar. Porque metió el primero cuando el equipo era un avión, y sobre todo le dio la victoria a la celeste cuando todo parecía perdido.

Ese gol, otro de los que se repetirá hasta el infinito pase lo que pase ante Italia, se empezó a construir hace 28 días, cuando Luis salía con cara apesadumbrada y en silla de ruedas de la Médica Uruguaya. Cuando se le caían tres lágrimas luego que el Dr. Pan le dijera que había que operar. Cuando Walter Ferreira le dijo, a los dos días: tirá las muletas y largate a caminar. Y se levantó, caminó, corrió y metió dos golazos. Como en un cuento de hadas.

El partido

Fue un primer tiempo espectacular de la celeste. Mejor incluso que los de Sudáfrica 2010, cuando el equipo había sido conservador. Esta vez el equipo tuvo la propuesta, se adueñó de la pelota y dominó al poderoso Inglaterra, que de a poco se fue refugiando en su arco y largando contragolpes.

Desde el principio la banda derecha volvió a ser factor clave de creación. Martín Cáceres se desplegó, y se encontró con un activo Tata González y con un Nicolás Lodeiro que tuvo un gran sacrificio táctico. Alternó permanentemente entre la posición de doble cinco en defensa y de enganche en ataque, para sumarse a los delanteros y triangular cerca del área. Uruguay tuvo presencia en el área, porque Suárez y Cavani fueron una dupla mucho más efectiva y despierta que la de Forlán-Cavani del primer partido. Además, el Cebolla Rodríguez aparecía por izquierda, y no dejaba proyectar a Johnson por el lateral derecho.

Inglaterra tuvo la pelota de a ratos, pero allí apareció un tremendo Egidio Arévalo Ríos cortando cada ataque inglés. El rival no se dio por vencido y probó por derecha en el arranque, y luego por izquierda, siempre con Wellbeck, aunque allí apareció la gran labor de la zaga de Diego Godín y José María Giménez para cortar el peligro.

Uruguay pasó algún sofocón, cómo no, en parte porque Fernando Muslera no volvió a tener un buen primer tiempo. Pero fue activo, enchufado al 100% y valiente para largarse con la pelota. Pudo ser de afuera del área, con un zapatazo del Cebolla que se fue cerca, o una triangulación en la que Cavani no llegó por centímetros.

Pero irónicamente, el gol llegó de contra. Fue un ataque de esos que muchas veces se elogia al ver la Premier, y que se asegura que en Uruguay no existen: córner de Inglaterra, salida rápida, Lodeiro que cruza la mitad de la cancha con pelota, pase a Cavani, el Matador aguanta un segundo y se la pone como con la mano a Suárez, que cabecea suave al palo derecho del arquero Hart, que quedó mitad de camino. Golazo para encuadrar.

En el segundo tiempo Uruguay arrancó a todo tren, y falló dos goles claros: uno de Suárez y otro de Cavani. Perdonó la vida, e Inglaterra se vino con todo. La celeste no hizo pie, cedió el terreno y la pelota, y cada vez pasó más aprietos.

Era un partido épico, como aquel ante Ghana en 2010, hasta con el paralelismo de Palito Pereira quedado tendido en el suelo, casi inconsciente, como Fucile en Sudáfrica. Pero Uruguay no aguantó y Rooney puso el 1-1 a los 74’.

Parecía todo perdido. Todo el esfuerzo para nada, porque Uruguay se quedaba al borde de la eliminación. Las piernas ya no daban, e Inglaterra hasta tenía margen para hacer el segundo.

El Mundial era casi historia. Casi. Porque nunca se debe olvidar que era Uruguay el que estaba en la cancha. Y era Suárez el que tenía que definir la historia. Casi que por justicia divina. Entonces, impulsado por una mano invisible, Luis le ganó el pique a Jagielka. Corrió hacia la pelota. Miró el arco y pateó. La rodilla rota funcionó como nunca.

Fue el final perfecto para el cuento de hadas. Uruguay 2-Inglaterra uno. Y a festejar.

 



¿Quién no se imaginó ganarle a Inglaterra con goles de Luis Suárez? Ni un uruguayo puede negar que ese el partido soñado. Y el “Pistolero” lo
hizo realidad.

“Lucho” tenía muchas venganzas que cobrarse. Es cierto, Inglaterra fue el país que lo cobijó y lo llevó a ser uno de los mejores delanteros del mundo (¿por qué no el mejor?), pero también el que sistemáticamente lo ha maltratado.

Todo empezó en 2010, cuando los ingleses sacaron todas sus credenciales de puros y lo criticaron por la mano del penal ante Ghana que terminó siendo decisiva. Hasta hoy lo siguen recordando y no por mala fe, vamos a ser claves, sino porque en verdad sienten que el fútbol debe jugarse con lealtad, sin hacer tiempo ni permitirse mañas para sacar un buen resultado.

Suárez fue tildado de tramposo por los medios ingleses y luego, cuando llegó para ponerse la camiseta de Liverpool, no le perdonaron una. Lo persiguieron, le dijeron piscinero, lo trataron de mal profesional, le dijeron que hacía trampas y prácticamente lo declararon persona no grata.

El punto máximo llegó con la suspensión de 10 partidos por morder a Ivanovic. Allí fue presa de todos los que querían mostrarlo como un monstruo y, vaya paradoja, este jueves en vísperas del juego un medio inglés de mucho prestigio como The Sun puso en tapa a jugadores ingleses con colmillos invitándolos a morder a Suárez. Lo que tanto criticaron, lo alentaron. Sin embargo, el que mordió fuerte, los masticó y se los comió, fue “Lucho”.

Su cambio luego de esa dura sanción fue total. Se dedicó a jugar, no recibió ni una sola tarjeta roja, ya no protestó tanto al árbitro ni a sus compañeros y así empezó a ganarse el respeto. Fue el máximo goleador de la Premier League con 31 tantos y elegido el mejor futbolista de la temporada. Las críticas cambiaron por elogios, pero todavía el salteño todavía tenía una espinita clavada.

Sí, Suárez tenía muchas razones para vengarse de los ingleses y lo hizo de la manera más dulce: siendo el verdugo dentro de la cancha, sin necesidad de recurrir a ninguna artimaña.

Les hizo dos goles y los dejó al borde de una temprana eliminación. Fue un monstruo, sí, pero jugando al fútbol. Los ingleses lo sufrieron, como todo el año, nada más que ahora también estuvieron incluidos los hinchas de Liverpool. Uruguay lo disfrutó y lo seguirá haciendo.




 

 

 

 

 

 

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