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Uno de los momentos más esperados y señalados en los fastos de los congresos de la FIFA es el anuncio de las reservas monetarias que acumula. La última vez que se anunciaron reflejaban la nada despreciable cifra de 1.523 millones de dólares (1.370 millones de euros). Dinero contante y sonante en la caja de “una organización sin ánimo de lucro”, como rezan sus estatutos, pero que demuestra el arrollador músculo financiero del imperio que preside Joseph Blatter.

La dimensión de esa hucha, solo equiparable a la de las grades multinacionales, es la punta del iceberg de un poderío económico capaz de registrar en su contabilidad cuatrienial 5.718 millones de dólares (5.126 millones de euros) en ingresos; o solo por beneficios del cambio de divisas ganar 233 millones de dólares (209,7 millones de euros). Estos opulentos resultados monetarios de la FIFA son fruto de una estructura diseñada para optimizar al máximo el negocio del fútbol, vehiculado a través de la organización de los Mundiales, su gran panacea. En el periodo 2011-14, de esos ingresos de 5.146 millones de euros, 2.185 llegaron por la venta de los derechos de televisión del Mundial de Brasil. Una de las empresas que gestionó su comercialización es Infront Sports & Media, con sede en Suiza y cuyo director ejecutivo es Philippe Blatter, sobrino del presidente recientemente reelegido. Para los Mundiales de Rusia y Qatar, Infront ya se habría garantizado los derechos de venta en 26 países de Asia. El radar inversor del magnate chino Wan Jialing, nuevo accionista del Atlético de Madrid, detectó la mina de oro que es Infront y en el pasado mes de febrero se hizo con ella por 1.050 millones de euros.

El abundante manantial monetario que supone un Mundial también dejó en las arcas de FIFA 1.580 millones de dólares (1.422 millones de euros) por derechos de comercialización (patrocinadores, entradas, licencias...). Otra fuente de ingresos considerable de la copiosa ramificación que genera organizar una Copa del Mundo son los derechos de servicios preferentes de hospitalidad corporativa, que se elevan hasta los 185 millones de dólares (166,5 millones de euros). La FIFA explica en su web en qué consiste esta fructífera herramienta: “Las empresas invierten en la hospitalidad porque les ayuda a construir, mantener y mejorar sus relaciones corporativas; y las relaciones son el motor de los negocios”. En la venta de esos paquetes de hospitalidad se ofrecen los mejores asientos de los estadios, recepciones personalizadas en áreas privadas de lujo o en zonas adyacentes al estadio. La comercialización corre a cargo de Match Hospitality AG, también radicada en Suiza, y participada por Infront.

‘Fifos’ a todo lujo

Si los ingresos permiten hablar de la hercúlea robustez financiera que sostiene a la FIFA, los gastos se pueden interpretar como el esqueleto que ayuda a conformar esa estructura que permitirá a Blatter gobernarla durante 20 años y pronunciar frases como “ya no somos un club de pesca”. Los fifos, como se les conoce despectivamente, viajan y se reúnen a todo lujo como reflejan los 131 millones dólares (119,7 millones de euros) gastados entre 2011 y 2014 en la organización de sus comisiones y del Congreso. Blatter ha sido continuista con la política de su predecesor y mentor João Havelange, cuando en su asalto a la presidencia en 1974 y para desbancar al inglés Stanley Rous decidió invertir en viajes y dietas para garantizarse la presencia de los países del tercer mundo en el Congreso FIFA. La presencia de las federaciones más pobres en estas cumbres no era habitual. En 1974, hasta Alemania viajaron 37 delegados de África. El de Etiopía, según relata David Yallop en su libro ¿Cómo se robaron la Copa?,recibió 225.000 dólares más billetes de ida y vuelta.

El programa de desarrollo Goal (infraestructuras y tecnificación), iniciado en 1999, un año después de que Blatter asumiera el cargo, ha supuesto una seductora herramienta de fidelidad de las federaciones más modestas. Desde su instauración, África ha recibido 2.106 millones de dólares (1.895 millones de euros) y Asia 3.440 (3.096 millones de euros). Blatter, se ha preocupado de expandir el fútbol por todos los rincones del mundo para que la FIFA sea esa multinacional en la que, según dijo tras su reelección: “Las 209 federaciones son sus accionistas”.

Una máquina de repartir dinero

Reparto esperado. Otro de los momentos cumbres en los congresos de la FIFA es el anuncio del reparto de dinero entre las 32 asociaciones que participan en un Mundial y a los clubes que ceden jugadores. FIFA anunció que esta vez repartiría unos 428 millones de euros

Gastos en desarrollo. En sus cuentas, FIFA hace hincapié en señalar de sus gastos (unos 4.480 millones de euros) el 72% está destinado para eventos y desarrollo del fútbol. Entre 2011 y 2014 invirtió unos 950 millones de euros en programas como Goal o de assitencia financiera a sus asociados

Fuerte Inversión en Rusia. FIFA ya ha comunicado oficialmente que para el próximo Mundial de Rusia de 2018 invertirá cerca de 2.000 millones de euros

Artículo tomado de diario El País

 

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