Huesos cocidos
Jamás debes alimentar a tus amigos de cuatro patas con huesos cocidos, en particular, los de pollo, cordero o conejo. Luego de cocinarlos, los huesos se tornan quebradizos y pueden partirse en pedazos sumamente filosos. Incluso los huesos sin cocinar podrían causar una obstrucción intestinal. Escoge, por el contrario, bocadillos seguros para perros.