Con el resultado de anoche en el Morera Soto, Liga Deportiva Alajuelense, no solo dejó en el camino a su archirrival, sino que muestra además signos de recuperación deportiva y sobre todo mental para deshacerse de los fantasmas que los perseguían desde partidos atrás.
Sí, efectivamente, esos fantasmas que usted y yo conocemos. Esos fantasmas que producían que Alajuelense perdiera partidos por goles en los últimos minutos, esos fantasmas que provocaban que el equipo se cayera mentalmente en partidos decisivos, los fantasmas de no ganarle a Herediano ni al Saprissa. Aquellos fantasmas de penales decisivos fallados, de finales perdidas, los fantasmas de las caras largas y un largo etcétera que venían carcomiendo las huestes moradas.
Esos entes malignos que además estaban afectando también a su afición, se empezaron a espantar desde el partido que se le ganó al equipo florense y que se complementó al eliminar al Saprissa de la semifinal.
Sin ser un equipo sobresaliente ni excepcional, podemos decir que hay evolución futbolística en el cuadro de Albert Rudé. Respecto a lo que vimos en la etapa regular progresivamente Alajuelense ha ido poniendo en orden la casa y eso lo tiene hoy como ganador de la primera fase y como finalista de la segunda etapa del campeonato.
Albert Rudé y Alajuelense en general por fin se han visto beneficiados de la espuela futbolística de jugadores como Celso Borges, Johan Venegas y Bryan Ruiz. También vimos la redención del ¨Pipo¨ Gonzalez con la afición rojinegra luego de un par de errores que costaron partidos pasados además vimos el enésimo resurgimiento como figura de Jose Miguel Cubero con Alajuelense y la confirmación de Freddy Góndola como el mejor extranjero de nuestro torneo.
Falta un poco más para Alajuelense para la 31, su principal objetivo en año de campeonato mundial, sentimos que ahora es cuando. Pero para eso hay que superar a un Cartaginés con hambre y sed que merecidamente está en esta final también. Faltan pocos fantasmas por sacar de la casa rojinegra para volver a poner a ondear la bandera rojinegra en los estadios de la primera división.
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