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Sin contar nuestra ropa, los dos tejidos que más tocan nuestra piel son las sábanas y las toallas. 

Por ello es importante mantener nuestras sábanas y toallas limpias, pero, ¿cada cuánto deberíamos lavarlas para evitar riesgos en la salud?

Lo primero que debemos tener en cuenta es la función de la toalla en cuestión para decidir cada cuanto tiempo deberemos de lavarlas. Ya que, por ejemplo, mientras que las toallas que utilizamos en la ducha están secando un cuerpo que está limpio, las de mano se utilizan con mucha más frecuencia y pueden usarse en superficies que no están tan limpias.

Además, las toallas ubicadas en el baño pueden llegar a ser el hogar de una gran cantidad de bacterias, como los estafilococos, que gracias al estado particularmente húmedo de nuestros baños, permite que esas colonias prosperen. Asimismo, cuando las bacterias dañinas están presentes en el medio ambiente, pueden flotar y aterrizar en esa toalla de ducha que solo se usa una vez y en esa toalla de mano bordada que no se usa con frecuencia y que ha estado colgada junto al lavabo durante semanas. Para evitarlo, los expertos en limpieza recomiendan que lavemos nuestras toallas de baño después de alrededor de 3 a 5 usos normales. Sin embargo, si hay líquidos especiales en la toalla, como sangre o sudor, deberemos lavarlas después de cada uso.

Los paños de cocina pasan por un proceso de ensuciamiento similar. Todas las bacterias de la preparación de alimentos pueden propagarse a nuestros trapos y desprenderse de ellos cuando los utilizamos para lavarnos las manos o cuando limpiamos rápidamente mientras preparamos alguna comida. Al igual que ocurría con la humedad en los baños, los paños que no se secan completamente entre usos pueden generar bacterias más rápido, especialmente si usamos solo un trapo en la cocina. Para permitir que se sequen, una buena idea es tener uno para secarse las manos (que debe lavarse a diario para evitar propagar el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos) y otro separado para limpiar los platos o utensilios, que probablemente pueda servir para unos días más si lo colgamos para que se seque.

¿Y las sábanas?

Cuando se trata de sábanas, teniendo en cuenta que pasamos una cantidad significativa de tiempo durmiendo sobre ellas, probablemente sea buena idea obtener algunas pautas sobre la frecuencia con la que debemos cambiarlas. Cuando pensamos en dormir no imaginamos grandes cantidades de sudor, sin embargo, según varios estudios, podemos llegar a perder hasta 30 mililitros de agua a través de la transpiración y la exhalación por hora mientras dormimos. Y eso sin contar si realizamos alguna otra actividad que podría aumentar la producción de sudor.

En base a esto, y según los expertos, debemos lavar nuestras sábanas cada dos semanas aproximadamente. El consenso general es que este es un plazo más que razonable, aunque existen algunas consideraciones y excepciones, si, por ejemplo, hemos estado enfermos, las sábanas deben cambiarse tan pronto como nos sintamos mejor o, si padecemos sudoración excesiva, diariamente.

Fuente: Diario La Razón España 

 

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