En un noticiero de la televisión estatal rusa, una mujer irrumpió a la presentadora con un mensaje a favor de Ucrania.
"¡Alto a la guerra! ¡No creas en la propaganda! ¡Aquí te están mintiendo!", es lo que estaba escrito en el cartel que portaba la mujer.
Cabe señalar que la presentadora en ese momento se encontraba hablando sobre la colaboración entre Rusia y Bielorrusia en el conflicto.
La manifestante contra la guerra que interrumpió la transmisión de noticias de Vremya en el Canal Uno fue identificada más tarde como Marina Ovsyannikova, editora de Canal Uno, según informó Pavel Chikov, cuya fundación de defensa jurídica la va a defender de los cargos de “desacreditar a las fuerzas armadas rusas”.
Ovsyannikova se encuentra detenida. También habría grabado un video antes de la sorpresiva protesta en el que culpa a Vladimir Putin por la guerra y se disculpa por su trabajo en las noticias de la televisión estatal rusa.
Esta denuncia llega en un momento crítico de la invasión del ejército ruso a territorio ucraniano, puesto que cada día comienzan a acercarse a Kiev mediante bombardeos a lugares habitados.
Según la Organización de las Naciones Unidad (ONU), el conflicto tiene a más de dos millones de desplazados.
En Rusia, la mayor parte de los medios están controlados directa o indirectamente por el Estado o por grupos afines al Presidente Putin. Los pocos medios independientes que se mantienen encuentran muchas limitaciones a su trabajo y muchos de ellos son calificados como “agentes extranjeros”.
Hoy, palabras como “guerra”, “ejército ucraniano” o “invasión” no pueden ser usadas por los medios bajo amenaza de bloqueo de la web y multa económica. Los medios audiovisuales no emiten imágenes de Ucrania, como no han mostrado imágenes de los hospitales rusos durante la pandemia. Son realidades ajenas a los ciudadanos rusos. La invasión se ha presentado como una “operación militar para desnazificar” una parte de Ucrania y proteger a la población rusoparlante del “genocidio”. Sin embargo, numerosos periodistas rusos se han manifestado contrarios a la guerra; han promovido manifiestos de condena y han denunciado la degradación cultural, económica y social que el conflicto significará la Rusia.
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