Dos años y dos meses después del espectacular robo a la Bóveda Verde de Dresde, al este de Alemania, los seis presuntos ladrones se preparan para rendir cuentas a la justicia. Pero todavía no se ha aclarado el mayor misterio del caso: ¿qué sucedió con los tesoros que robaron?
Los sospechosos son tres hermanos y sus tres primos, todos miembros del infame Clan Remmo, una de las familias criminales más poderosas de Berlín. Este viernes, los seis comparecieron en tribunales por hurtar 21 artículos con incrustaciones de diamantes, valorados en al menos 113 millones de euros (128 millones de dólares).
Ingresaron al museo sobre las 4:50 de la mañana el 25 de noviembre de 2019, a través de una ventana que las cámaras de vigilancia no captaban con claridad y a la que le aflojaron los barrotes unos días antes.
“La brutalidad con la que actuaron, sin ningún respeto por el arte, fue particularmente sorprendente”, reseña Deutsche Welle.
En cuestión de minutos y a golpe de hachazos, hicieron añicos una vitrina y robaron una docena de piezas de tres conjuntos históricos de joyería pertenecientes a la época de Augusto II de Polonia (1670-1733). Entre ellos estaba el “Sajón blanco”, un diamante de 48 quilates.
El equipo de seguridad no intervino
A través de los monitores de seguridad, dos guardias del museo vieron en primera fila cómo se desarrollaba el robo de la colección de joyas más importante de Europa, pero no intervinieron.
La directora de la Colección Estatal de Arte de Dresde, Marion Ackermann, dijo a la policía que el personal cumplió con el protocolo establecido. No obstante, al menos cuatro guardias están siendo investigados actualmente, uno de ellos por presuntamente dar información sobre los sistemas de seguridad del museo a los perpetradores; y otro por manipular las alarmas para facilitar el robo.
No fue hasta un año después del hurto, en noviembre de 2020, que la policía pudo vincular a los ladrones con el Clan Remmo de Berlín, después de una tremenda redada llevada a cabo por unos 1.600 agentes policiales.
En ese momento, las autoridades detuvieron a tres sospechosos directos del crimen, y poco después, a un par de hermanos gemelos de 21 años, que también pertenecen al clan. El sexto y último sospechoso, Ahmed Remmo, fue finalmente detenido el 19 de agosto de 2021. Ahmed ya tuvo que responder por un robo al Museo Bode en 2020, y fue condenado.
La planificación del robo
“Estas personas planearon el robo meticulosamente; incluso pensaron en formas de interrumpir la actividad policial o darse más tiempo”, dijo a CNN Roy Ramm, consultor de seguridad y excomandante de operaciones especializadas en Scotland Yard.
Según los investigadores, cuatro meses antes de los hechos, los sospechosos viajaron a Magdeburg, 180 millas al noroeste de Dresde, para recoger un Audi S6 azul oscuro, que después cambiaron de color y usaron para fugarse. El auto fue abandonado e incendiado en un estacionamiento subterráneo.
Unos días antes del atraco, cortaron los barrotes de la ventana a la bóveda que se encontraba en el punto ciego; pero no los removieron por completo, ajustaron temporalmente las barras con pegamento para no levantar sospechas.
También prendieron fuego a una caja de distribución de energía cercana al museo, lo que provocó que las farolas de la calle se apagaran, sumergiendo toda la zona en la total oscuridad.
La policía dijo que los videos de seguridad muestran que los ladrones sabían exactamente a dónde dirigirse: sortearon la Sala de Heráldica y fueron directamente a la Sala de Joyería donde se exhiben las piezas más valiosas del museo. Antes de escapar, rociaron la habitación con un extintor de polvo para cubrir sus huellas.
“La única manera de que sucedan estas cosas es si los ladrones tienen muy buena información interna”, explicó Ramm. “Debes saber que no hay, por ejemplo, rayos láser; debes saber que no hay sensores de presión en el lugar. Es extremadamente arriesgado hacer lo que hicieron”.
¿Dónde están las joyas?
Ramm considera un “trabajo a medias” el arresto sin la recuperación de las joyas. Para él y otros expertos, el escenario más probable es el que más temían los curadores del museo: que los artículos robados se hayan roto, las piedras se hayan vendido y los metales preciosos se hayan fundido.
“Es muy raro que las personas que roban los artículos sean quienes finalmente se deshagan de ellos. Habrá una red y es por eso que la policía debe estar muy, muy interesada en confiscar teléfonos móviles, computadoras, cualquier cosa que muestra los vínculos entre las seis personas que van a juzgar en breve y otros grupos criminales”.
La operación policial sí pudo incautar discos duros y computadoras durante las redadas, pero sin éxito.
En una entrevista con DW poco después del robo, la historiadora del arte Ulli Seegers se refirió a la Bóveda Verde como “una perla, un tesoro del patrimonio cultural mundial”. “Es realmente una inmensa pérdida, un tesoro que probablemente se haya perdido para siempre”, lamentó.
Sobre el destino final de las joyas, Seegers se mostró bastante pesimista. “Basándome en mi experiencia en el mercado internacional del arte, en el ámbito del crimen artístico, la probabilidad de que estos conjuntos aparezcan tal y como estaban, es muy baja”, comentó.
Lo más probable, dijo, es que los mafiosos “destruyan este tesoro cultural único y lo desmonten en partes para luego venderlo ilegalmente”.
Fuente: Yahoo Finanzas