Observar parejas con diferencias de edades muy grandes ya no es nada nuevo en el mundo y es que más bien en los últimos años han crecido de manera exponencial.
Tres, siete y hasta 10 años son de las distancias más comunes, pero se han preguntado ¿Cuál puede ser la percepción que se tiene si se es mayor o si es menor y en cuánto influye el género?
El Diario El Mundo lo explica en el siguiente artículo:
Emmnanuel Macron cumple hoy, 21 de diciembre, 43 años; 25 menos que Brigitte, su esposa. Tina Kunakey tiene 24; 31 años menos que su marido, Vicent Cassell. Mientras, medio planeta se pregunta qué hace un hombre tan joven con una mujer de 68 años (al igual que se extraña de que el hercúleo Hugh Jackman, de 53 años, esté felizmente casado con Deborra-Lee Furness, de 66), Cassell y Kunakey cotizan al alza en el mercado publicitario por la 'brutal' química sexual que destilan.
Mientras a Emmanuel le tildan, poco menos, que de 'calzonazos' y Brigitte, convertida en objeto de burlas y bulos (el último, que es trans), no logra desprenderse de la etiqueta de 'asaltacunas', al 'zorro plateado' de Cassel se le observa con admiración por tener junto a él a la felina modelo veinteañera.
Dejando a un lado el factor atractivo físico (para gustos...) de una y otra pareja, lo que está claro es que la diferencia de edad se observa con unos ojos u otros dependiendo de quién sea el 'senior' de la relación y que, por mucho que hayamos avanzado, a Madonna se le sigue afeando que salga con jovencitos pero lo de Mick Jagger con su novia de 34 años se ve estupendamente.
Psicóloga y directora de EnPositivoSí, Isabel Serrano-Rosa sí cree que las cosas están cambiando: "La relación de pareja se está reinventando. Se manejan nuevas variantes que se van debatiendo en el seno de cada relación y, cada vez más, se generalizan nuevos formatos como el de una diferencia de edad más acusada".
Tradicionalmente, prosigue, "la pareja se entendía como una 'sociedad' concebida con la procreación como objetivo principal. Al estar ligada a la edad, las mujeres solían ser más jóvenes que los hombres".
Salir con un hombre más joven se consideraba como "algo transgresor que solía mantenerse en secreto. Incluso, se calificaban este tipo de relaciones como incestuosas, algo que, afortunadamente, ha cambiado mucho".
Ahora, asegura, "se contempla como algo más normal y hay muchas más parejas de las que creemos en las que ellas son mucho mayores que ellos. Aceptarlo como algo cotidiano es uno de los signos de nuestro tiempo".
No obstante, aunque se va normalizando, la sexóloga Ana Sierra sostiene que, todavía, es más habitual que "los hombres elijan a mujeres más jóvenes por una cuestión cultural relacionada con la fertilidad y la veneración de la juventud. Se alaba y festeja tener una mujer más joven pero se vive con sorpresa y cierta incomprensión cuando ocurre al revés, tal y como podemos ver en casos como los de Macron o el actor Hugh Jackman, porque hay un culto a la juventud extremado".
Isabel Serrano-Rosa relata que, en su experiencia trabajando con parejas en las que ella es entre siete y 10 años mayor que él, "no se produce ningún problema diferente al que pueda tener otro tipo de parejas".
Entonces, ¿hay alguna diferencia edad máxima que pueda resultar 'insalvable'? "En la Universidad estudiamos que la edad no solía marcar una brecha si la diferencia estaba entre siete y 10 años ya que no se producía un salto generacional, aunque hay parejas que se llevan todavía más años y que también funcionan". ¿El motivo? "La diferencias de maduración o evolución. Cuanta más distancia hay de edad, más empeño hay que poner en solventar esas diferencias propias que se producen en los procesos evolutivos físicos pero, sobre todo, mentales", apunta.
Nos guste o no, casos como el de los Macron nos muestran que "esta sociedad todavía encorseta mucho a las mujeres. Es absolutamente cronofóbica y presupone que, en cada edad, tenemos que hacer unas cosas predeterminadas. Y eso a pesar de que nosotras nos rebelamos cada vez más contra ese rol de género. Pero, por desgracia, todavía hay existe esa percepción de que una mujer madura con un hombre más joven es una asaltacunas".
Para los que todavía, a estas alturas de partido, les sorprenda que a un hombre le pueda atraer una mujer madura (o al revés, aunque este supuesto parece no provocar tanto revuelo), Serrano-Rosa explica que "estas parejas encuentran un equilibrio perfecto, una especie de homeostasis, precisamente en eso, en que uno sea mayor".
Las mujeres, a veces, eligen a hombres más jóvenes porque "encuentran en ellos una cierta sensación de frescura y libertad; una perspectiva de 'darse permiso' así mismas para ser más libres, sin estar marcadas por el estigma de lo que hay que hacer en cada momento. Es una ruptura del guion de género."
Por su parte, los hombres que se enamoran de mujeres mayores "buscan en ellas sabiduría, conocimiento y estabilidad. Les atrae la seguridad que tienen en sí mismas y la libertad que les brinda no estar 'presionadas' por la necesidad de ser madres. También pueden ser grandes compañeras a la hora de desarrollar una trayectoria profesional".
¿Cuándo empiezan a surgir los problemas? "Cuando la edad comienza a suponer un problema real o la evolución es diferente y no se cumplen las expectativas. Es muy importante coger el mismo ritmo de maduración personal y de pareja e ir avanzando, al mismo paso, en la misma dirección".
La cosa también se complica cuando "la relación adquiere un matiz materno-filial porque, por ley de vida, los hijos siempre terminan por alejarse de la madre".
¿Cuál es el secreto del éxito de parejas como los Macron? En terapia familiar, Philippe Caille dice que "uno más uno son tres", que en la dinámica de toda pareja interviene una dimensión que escapa al control de las dos personas que la forman y que se plasma en el relato común que deben ir inventando desde el momento de su primer encuentro hasta el fin. "La de Macron y señora es el tipo de relación en la que se ha encontrado un equilibrio entre la intimidad, el grado de compromiso y la pasión".
¿Diferencias en la cama?
¿Y qué pasa con el sexo? "Si no se dejan condicionar por todos los estereotipos de la menopausia, que no son pocos, las mujeres maduras experimentan una explosión de su sexualidad, favorecida por la liberación de la presión social, el aumento de la autoestima y el deseo de experimentar, que las hace disfrutar más que en cualquier otra etapa de su vida. Y, hoy en día, la química y el ejercicio ayudan a mitigar los efectos físicos de la caída de los estrógenos".
La sexóloga Ana Sierra va más allá: "Es evidente que, con el paso de los años, los hombres experimentan un descenso en sus niveles de testosterona que, por el contrario, aumenta en la mujeres al disminuir los estrógenos. Aunque de lo que más se habla es de los problemas de lubricación que pueden suponer el cambio hormonal que marca el final de la edad fértil, nos deberíamos de fijar más en el efecto que esta testosterona libre produce en las mujeres".
En este escenario, asegura, "el encuentro de un hombre de 20 o 30 años, a tope de testosterona, con una mujer de 40 o 50, más libre del qué dirán, segura de sí misma y experimentada, puede resultar un auténtica bomba. Porque, a partir de cierta edad -liberadas ya de la presión de ser madre-, la mujer se permite ya buscar un disfrute absoluto".
¿Y qué ocurre entonces al revés, cuando ellos son los mayores? "Los hombres, al perder testosterona y no poder 'confiar' tanto en el poder de su erección, desarrollan sus habilidades sexuales en otras áreas. Buscan más calidad cuando antes, la testosterona les empujaba a perseguir la cantidad. Lo cual tampoco está nada mal".
Fuente: El Mundo
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