Varios países han tenido que desechar grandes cantidades de vacunas anticovid por culpa de la gestión logística respecto a la entrega de dosis. Uno de ellos es Nigeria.
Como advirtió Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS durante un foro organizado por la Unión Africana para promover la producción farmacéutica continental, se está produciendo una desigualdad en torno a la vacunación muy significativa donde los países del G20 han recibido más del 80% de las vacunas producidas ante un 0,6% de los países pobres: “Hace un año, cuando comenzamos a ver que algunos países llegaban a acuerdos bilaterales con los fabricantes, advertimos de que los más pobres y vulnerables serían pisoteados en esta estampida mundial por las vacunas. Y eso es exactamente lo que ha sucedido”.
No obstante, se ha reportado que Nigeria tiene una gran reserva de vacunas vencidas que no ha utilizado. Y que, de acuerdo con la agencia de noticias “Reuters”, podrían alcanzar el millón de dosis. Respecto a este tema, el Ministerio de Salud nigeriano ha manifestado que todas las vacunas vencidas han sido retiradas y serán destruidas en los próximos días.
Popularmente conocido como el “Gigante de África”, con 206 millones de habitantes, Nigeria es el país más poblado del continente africano y el séptimo país más poblado del mundo. Aunque también es uno de los países de África que menos personas ha vacunado. Únicamente el 3% de la población nigeriana ha recibido las dos dosis de vacunación contra la Covid-19, una tasa muy inferior comparada incluso con otros países de África, como por ejemplo Sudáfrica, que tiene el 24% de su población con la pauta completa.
Nigeria, al igual que otros países africanos, ha tenido dificultades para obtener vacunas para frenar la expansión de la Covid-19 desde principios de este año, puesto que los fabricantes dieron prioridad a los países ricos con los que, previamente, habían firmado acuerdos. Además, el programa “Covax”, del que dependen muchos países africanos, tuvo dificultades para cumplir con el suministro de vacunas. No obstante esta situación está mejorando, en las últimas semanas, los países más ricos han comenzado a liberar sus reservas, principalmente a través del sistema “Covax”. Por su parte, Nigeria recibió 700.000 dosis de la vacuna AstraZeneca de Reino Unido en agosto, 800.000 dosis de Canadá en septiembre y otras 500.000 dosis de Francia en el mes de octubre, además de las cuatro millones de dosis de Moderna y 3,6 millones de dosis de Pfizer que recibió de Estados Unidos.
Una carrera logística contra el tiempo
Aunque en condiciones adecuadas las dosis de AstraZeneca pueden conservarse durante al menos seis meses desde el momento de su fabricación, el Ministerio de Salud de Nigeria reveló en un comunicado que algunas de las vacunas donadas le fueron entregadas próximas a su fecha de expiración. “Esto nos dejó muy poco tiempo, en algunos casos solo semanas, para usarlas, después del tiempo para transportarlas, distribuirlas y entregárselas a los usuarios”, afirmó el ministro de Salud, Osagie Ehanire, tratando de explicar los problemas logísticos a los que se enfrentan. Uno de los más comunes, según Ehanire, son los “cuello de botella”. Por ello, el gobierno nigeriano está declinando “cortésmente todas las donaciones de vacunas a las que les queda poco tiempo antes de expirar o aquellas que no pueden entregarse a tiempo”.
Aunque no es el único, otros países africanos también cuentan con grandes lotes de vacunas caducadas, entre los que destacan, Malaui y Sudán del Sur. En este sentido, en julio de este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que alrededor de 450.000 dosis habían expirado en ocho países africanos debido a las breves fechas de caducidad. Por lo que la OMS y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de África pidieron recientemente un cambio en la forma en que se realizan las donaciones de vacunas. “Tener que planificar con poca antelación y garantizar el consumo de dosis con una vida útil corta aumenta exponencialmente la carga logística sobre los sistemas de salud que ya están sobrecargados”, explicaron en un comunicado.
Las dos organizaciones han pedido que las vacunas donadas tengan un mínimo de dos meses y medio de vida útil para cuando lleguen al país beneficiario. Y que los países receptores estén al tanto de las donaciones un mes antes de que se entreguen. Además, esperan que sean enviadas con suministros esenciales adicionales.
Fuente: Diario La Razón España