La arqueóloga Rebecca Wragg Sykes determinó que no había suficientes registros sobre los neandertales por lo que a lo largo de quince años recopiló la mayor cantidad de información posible relacionado estos lejanos parientes de los humanos. Dicho esfuerzo se condensó en un libro que fue galardonado como uno los 100 más destacados del 2020 por el New York Times.
Dicha obra se titula Neandertales: la vida, el amor, la muerte y el arte de nuestros primos lejanos (Editorial GeoPlaneta).
La escritora concedió una entrevista a el medio español El País en la que explica su obra.
P. Una de las anécdotas más interesantes es la del origen del nombre de los neandertales. ¿De dónde viene?
R. Es una de esas conexiones históricas extrañas. Hay muchas cosas antiguas en la historia de los neandertales que ni siquiera las incluí porque son extremadamente raras. Por ejemplo, en un momento de la Segunda Guerra Mundial había una calavera de neandertal bajo el altar de una vieja iglesia católica en Roma. [Ríe] Una cosa muy extraña. El nombre de los neandertales como especie originalmente viene de la cueva de Feldhofer, en Alemania, que está en el valle de Neander [Neandertal, en alemán]. Ese valle se nombró así por un poeta y compositor [Joachim Neander] del año 1600, unos cien años después de que muriese. Pero antes de eso ya era un valle muy bonito, era un lugar muy turístico, donde la gente iba a inspirarse. Lo curioso es que el apellido original de esta familia era Neumann, pero por una moda de la época su abuelo modificó su apellido y adoptó el de Neander. Neumann significa “hombre nuevo”. Así que el valle de Neander fue nombrado, sin saberlo, como el “valle de los hombres nuevos” muchos años antes de que se encontraran los primeros restos de neandertales. No se puede imaginar un sitio mejor.
P. Leyendo el libro da la sensación de que sabemos todo sobre los neandertales. ¿Es así?
R. Hay muchas cosas que desconocemos. No sabemos cuál es el punto más al este en el que vivieron. La cueva de Denisova, en Siberia, es el punto más al este donde hemos hallado restos. Pero eso no significa que sea el punto más al este al que llegaron. Entre Denisova y el Pacífico hay solo estepa y alguna montaña, pero no hay razón para que no pudieran llegar significativamente más lejos. Tampoco sabemos cómo de lejos eran capaces de moverse como individuos. Tenemos dos formas de medir eso. Podemos mirar los isótopos de sus huesos, que nos dicen que podían andar unos 50 kilómetros. Pero podría no ser una medida real. La única otra forma en la que podemos hacerlo es rastreando la piedra de las herramientas que creaban y decir que una herramienta vino de una montaña de 100 o 300 kilómetros más allá. Cuando tienes esas distancias tan grandes, ¿significa que los neandertales se movían individualmente en esas escalas? ¿O entregaban esa clase de objetos en algún tipo de intercambio? No lo sabemos todavía.
P. Los neandertales vivían en grupos, se preocupaban de los demás, dormían en camas, les interesaba el arte, tenían una cultura y algo parecido a un lenguaje. Se podría pensar que en el fondo no somos tan diferentes.
R. Si observa lo que los Homo sapiens hacían en la época en la que los neandertales estaban vivos, la mayor parte de ese tiempo, hace entre 350.000 y 40.000 años, los restos arqueológicos son muy parecidos. Hay muy poca diferencia. Es solo un poco después de 100.000 o 60.000 cuando se empiezan a ver algunas diferencias en lo estético y posiblemente también en algunas tecnologías de caza. [...] Creo que uno de los grandes elementos que pueden suponer una diferencia, en términos de la extinción, es que en este punto, los grupos de Homo sapiens tenían una organización social diferente. Tenemos evidencias arqueológicas de objetos simbólicos, como colgantes de piedra. Incluso la genética sugiere que los primeros grupos de Homo sapiens no estaban aislados unos de otros. Vivían en grupos pequeños, pero estaban bien conectados. Y eso se parece mucho a lo que vemos en la población cazadora y recolectora reciente. La gente se movía entre grupos todo el tiempo. Muchos de ellos no tenían un vínculo de sangre, pero tenían redes de apoyo amplias. Y eso es lo que quizás no tenían los neandertales, así que creo que lo que quizás marcó realmente la diferencia está relacionado con las comunidades sociales de los primeros Homo sapiens.
P. Los neandertales eran casi tan inteligentes como nosotros, pero aun así desaparecieron. ¿Podemos aprender algo de eso?
R. Creo que tenían una inteligencia impresionante, y de alguna forma podemos decir que era la misma. Pero quizás ellos no pensaban en el mundo exactamente como nosotros pensamos, como esa idea de uniones entre personas. Quizás no hacían tantas conexiones entre ideas. Creo que tenemos que pensar que los neandertales tuvieron mucho éxito en lo que hicieron, no fueron unos fracasados. Se logra una buena comparación observando la historia profunda de la Tierra y las grandes extinciones masivas previas. A menudo hay animales que estaban muy bien adaptados al medio ambiente y aun así se extinguieron. Hubo un elemento de fortuna. Y tenemos que preguntarnos ¿por qué llevó tanto tiempo? Sabemos que los Homo sapiens salieron de África hace entre 150.000 y 200.000 años. Si fuimos tan superiores, ¿por qué nos llevó tanto tiempo reemplazarlos y llegar a Europa? ¿Por qué ocurrió tan tarde? Más aún cuando lo que vemos de ese periodo de tiempo es que hubo numerosos encuentros, por lo que vemos a través de la genética, sabemos que hubo mestizaje. Hay algo que es diferente y quizás la suerte sea el factor principal. Nuestro deseo de conectar con todos y socializar no nos hace más inteligentes, solo nos hace diferentes. Y eso podría ayudar.
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