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Los 10 tratamientos más extraños del deporte de élite

9. Terapia Psicodélica

Inyecciones de sangre de cabra, placenta de caballo o psicodelia: los 10  tratamientos más extraños del deporte de élite

Ayahuasca, psilocibina, ketamina, ibogaína... son conceptos que nos recuerdan a unos de esos capítulos de las series policíacas que se emiten en las múltiples plataformas pero, ahora, ya son una realidad en el deporte. Los atletas de élite están en una búsqueda permanente de métodos y fórmulas que potencien su rendimiento deportivo pero sobre todo que mitiguen la presión y mejoren su salud mental. Y aquí es donde entra en juego la terapia psicodélica, la nueva tendencia en el deporte. Deontay Wilder, Lamar Odom o Mike Tyson son fervientes seguidores.

Los investigadores afirman que psicodélicos como la ayahuasca, la psilocibina, la ketamina, la ibogaína y el 5-MeO-DMT resultan muy beneficiosos para los atletas profesionales debido a su alto potencial terapéutico. El esfuerzo que hacen los atletas de deportes de alto impacto para triunfar va más allá de lo personal y lo físico. Los investigadores han descubierto que los golpes repetidos en la cabeza y las conmociones cerebrales pueden tener efectos perjudiciales a largo plazo en el cerebro: dolores de cabeza, mareos, falta de memoria, insomnio, ansiedad, depresión, agresividad y, en algunos casos, el deseo de matarse a sí mismo o a otros.

Según un estudio de 2018 publicado en la revista Cell Reports, los psicodélicos pueden aumentar las conexiones entre las neuronas y esencialmente “recablear” el cerebro. Estos cambios estructurales sugieren que las drogas psicodélicas pueden tener el secreto para reparar los circuitos en el cerebro que causan trastornos del estado de ánimo y la ansiedad.

Las terapias convencionales de salud mental han ofrecido poca ayuda y, por ello, un número creciente de atletas profesionales ha encontrado una vía en una terapia hasta ahora poco convencional: la terapia psicodélica, a pesar de su riesgos, ha llegado para quedarse.