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La práctica de encontrar nuevos usos para medicamentos ya existentes, denominada readaptación o reposicionamiento de medicamentos, no es nueva.

Cuando el covid-19 se convirtió en una pandemia el año pasado, se puso en marcha una carrera para encontrar cualquier tratamiento que pudiera ayudar contra el nuevo virus que enfermó gravemente y mató a millones, mientras que dejó a otros completamente ilesos.

   

Sobre este tema el diario español el Confidencia presentó un artículo: 

Aquí la nota

La irrupción del SARS-CoV-2 cogió desarmados a los médicos, sin saber a qué ni cómo debían enfrentarse. En esas primeras semanas, la hidroxicloroquina (un antimalárico aprobado en el año 1955) corrió por los centros sanitarios, las farmacias agotaron sus reservas y, en algunos países, incluso llegó a convertirse en una cuestión de Estado porque era, al parecer, un remedio efectivo contra la infección. Las expectativas se derrumbaron. Después, los corticoides (dexametasona) y el remdesivir (un antiviral aprobado en 2009) se posicionaron en el arsenal terapéutico... y hasta hoy.

Pero los días de la supremacía de estos medicamentos están contados. Por una parte, la vacunación masiva de la población ha reducido drásticamente los contagios por coronavirus y la gravedad de los infectados. Además, ya ha dado tiempo a buscar más tratamientos, unos nuevos y otros ya conocidos.

Entre los primeros, la Agencia Europea del Medicamento está analizando cuatro anticuerpos monoclonales (fruto de la combinación de bamlanivimab y etesevimab, casirivimab e imdevimab, regdanivimab y sotrovimab) a los que se suma el inmunosupresor baricitinib. Estos cinco fármacos se incluirán en la cartera europea contra covid-19 y, según ha anunciado esta semana la Comisión Europea, se espera que estén autorizados el próximo mes de octubre.

 

Reutilizar fármacos

La otra vía es buscar nuevas indicaciones para fármacos ya aprobados para otras enfermedades. En esa búsqueda se han volcado numerosos equipos de investigación en todo el mundo (tiene mucho sentido, teniendo en cuenta que el desarrollo de nuevas moléculas requería, tradicionalmente, una media de 10 años).

Hace unos meses, el antiparasitario ivermectina acaparó la atención aunque al poco se confirmó su inutilidad para prevenir el covid; después, la revista 'Science' publicó un estudio (con participación española) que apuntaba que el antitumoral plitidepsina y el antiinflamatorio colchicina (utilizado en los ataques de gota) podrían evitar muertes y hospitalizaciones. Tampoco ha habido avances con estos fármacos.

Ahora, se vuelven a poner esperanzas en medicamentos antiguos, concretamente en el antipalúdico proguanil y en la sulfasalazina (desarrollada en los años 30 del siglo pasado), utilizada para tratar la artritis reumatoide y las enfermedades inflamatorias intestinales.

La nueva expectativa surge a raíz de una investigación desarrollada por científicos de la Universidad de Cambridge, que basándose en análisis computacionales sobre como interactúa el SARS-CoV-2 con las proteínas de la célula huésped, ha conseguido identificar 200 viejos fármacos que, potencialmente, podrían reutilizarse para tratar covid-19. De estos, 40 se están evaluando en ensayos clínicos, si bien la atención la concentran proguanil y sulfasalazina.

Efecto antiviral y seguridad

Para la investigación, publicada en la prestigiosa revista ‘Science’, el equipo de Namshik Han identificó 30 proteínas inducidas por el virus SARS-CoV-2, que son el objetivo de 8 o más medicamentos existentes, y encontró que la producción de óxido nítrico -importante para la síntesis viral- puede ser la diana de estos fármacos para combatir infecciones.

Los científicos también constataron que proguanil y sulfasalazina presentan buenos perfiles de seguridad y que son capaces de reducir con éxito la replicación viral (en ensayos celulares), lo que apunta que, potencialmente, podrían prevenir o tratar covid-19.

Los hallazgos ofrecen nuevos datos para comprender cómo interactúa el coronavirus con las células de la persona a la que infecta y esto muestra posibles objetivos terapéuticos. El equipo de Han ha utilizado análisis de redes neuronales artificiales para clasificar estos 200 fármacos por su acción en dos mecanismos generales: la replicación viral y la respuesta inmune.

De las 1.573 proteínas a las que se dirigen estos 200 medicamentos, el 66% fueron atacadas por una sola molécula y otras 30 proteínas por 8 o más fármacos. De estos, los investigadores validaron cinco fármacos, y de los que se erigieron en finalistas el antimalárico y la sulfasalazina, ya que tienen efectos antivirales sin dañar a las células del organismo humano. Además, ambos fármacos reducen drásticamente el mecanismo que activa la liberación de citoquinas (las moléculas inflamatorias que provocan la temida ‘tormenta de citoquinas’).

Los autores del trabajo subrayan que su enfoque computacional basado en datos “debería ser útil para conseguir responder rápidamente a nuevas variantes de SARS-CoV-2 y a otros nuevos patógenos que podrían provocar futuras pandemias”.

Además de para las infecciones, los científicos británicos sostienen que este tipo de enfoque es aplicable a enfermedades no infecciosas que no cuentan con buena asistencia médica. Una curiosa relación entre los medicamentos identificados por los investigadores de la Universidad de Cambridge y los ya descartados: la hidroxicloroquina es un antipalúdico (como el proguanil) y la sulfasalacina, un antiinflamatorio (considerados perjudiciales en las primeras semanas de la pandemia). Entonces, ¿se llegará a poder administrar sulfasalazina y proguanil para prevenir el covid-19? Habrá que esperar los resultados de los ensayos, pero lo que es indudable es que, afortunadamente, parece que por fin tendremos una amplia variedad de medicamentos para doblegar al coronavirus.

Los médicos explican por qué no hay que tomar Paracetamol antes de la vacuna del Covid-19

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La campaña de vacunación avanza a buen ritmo en España. Ahora se está vacunando a los jóvenes de entre 30 y 40 años, el grupo de población que, según la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS), son los que más efectos secundarios están sufriendo. Así, son muchos los que están tomando Paracetamol antes de la vacuna a modo de medida preventiva. Pero los médicos advierten de que no es una buena idea.

El Ministerio de Sanidad sí recomendó tomar Paracetamol antes de vacunarse contra el Covid-19, pero sólo para quienes fueran a recibir la dosis de AstraZeneca. Por lo tanto, tomar este analgésico antes de la vacuna de Moderna, Pfizer o Jannsen está desaconsejado.

Efectos secundarios tras la vacuna del Covid-19

¿Cuáles son los efectos secundarios más frecuentes? Hinchazón, dolor y enrojecimiento en la zona de la inyección, así como malestar general: dolor muscular, fiebre, cansancio, escalofríos y náuseas.

Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de España (CDC) señalan que ante la más mínima molestia en la zona de la inyección lo mejor es ponerse un paño húmedo y frío. En caso de malestar general los síntomas son muy similares a los de la gripe. La recomendación general es la de beber mucha agua para evitar la deshidratación y descansar el tiempo que sea necesario.

¿Se puede tomar Paracetamol después de la vacuna?

La Sociedad Española de la Medicina Familiar y Comunitaria (Semfyc) alerta de los peligros de tomar Paracetamol de forma sistemática. Por su parte, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de España (CDC), aconsejan no tomar ningún medicamento de venta libre antes de la vacuna por una razón muy sencilla: no hay estudios para saber cómo afectan a la eficacia de la dosis.

En el caso del Ibuprofeno, según un estudio en ratones publicado este año en el ‘Journal of Virology’, puede reducir la producción de anticuerpos y frenar la respuesta inmunitaria.

¿Y después de recibir la vacuna? Se puede tomar Paracetamol si la persona se encuentra mal, aunque lo mejor siempre es consultar al médico. Lautaro de Vedia, ex presidente de la Sociedad Argentina de Infectología, señala que ante la presencia de síntomas después de la vacunación se pueden tomar analgésicos. Sin embargo, tomarlos antes de recibir la vacuna no tiene ninguna base científica. Hay que evitar tomar cosas innecesarias y hacerlo sólo cuando aparezca algún síntoma.

Fuente: Diario El Confidencial - Ok Diario Españ

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