Un equipo de científicos de las universidades de Harvard y Stanford quiere usar telescopios de nueva generación para encontrar civilizaciones extraterrestres en otros sistemas solares, detectando el resplandor de sus ciudades cuando sus planetas pasen por delante de sus respectivas estrellas.
Una búsqueda que podrá comenzar tan pronto como recibamos las primeras imágenes del telescopio espacial James Webb en 2022.
En su trabajo de investigación —publicado el 17 de mayo en el diario científico ‘Earth and Planetary Astrophysics’—, la investigadora del instituto de física teórica de Stanford Elisa Tabor y el prestigioso profesor de Harvard Abraham Loeb afirman que será posible detectar la luz emitida por posibles ciudades en Próxima b, uno de los planetas en la zona habitable de la estrella Próxima Centauri.
Con su simulación, Tabor y Loeb concluyen que, si el instrumento NIRSpec del telescopio espacial James Webb (JWST) funciona como se espera, este observatorio será capaz de detectar la luz de civilizaciones avanzadas con un alto grado de certeza. Tabor y Loeb no afirman que vayan a encontrar una civilización alienígena en Próxima b, sino que, con su técnica de análisis de datos, podrán saber si este u otros planetas están habitados por una cultura extraterrestre lo suficientemente avanzada como para tener grandes ciudades con iluminación artificial.
Cómo funciona
Esto sería posible porque, como la terrestre, la luz artificial que usarían estas ciudades tendría una frecuencia marcadamente diferente a la de la luz natural emitida por las estrellas. Además, la diferencia de brillo del lado oscuro sería también detectable en comparación con un planeta sin una civilización avanzada. Según sus cálculos, si la iluminación artificial del lado oscuro de Próxima b alcanzara el 5% de la luz de su lado diurno, podrán afirmar que hay una civilización en ese planeta con un grado de certidumbre del 85%. Si esta luz emitida fuera del 9% del lado iluminado naturalmente, la certeza subiría al 95%. A medida que subiera el grado de urbanización y sofisticación de esa cultura extraterrestre —o la sensibilidad de futuros telescopios—, la certeza sería del 100%. De hecho —como señala el escritor Matthew Cimone en su fascinante análisis sobre el tema publicado en 'Universe Today'—, los telescopios que vendrán después del Webb serán capaces de detectar civilizaciones en sistemas estelares más lejanos que Próxima Centauri. Con los observatorios Luvoir y HabEx —este último específicamente diseñado para la detección de exoplanetas—, las técnicas de Tabor y Loeb podrán detectar civilizaciones situadas a 30 parsecs de distancia, casi 100 años luz. Próxima está a 4,2 años luz de la Tierra.
Ecumenópolis: las ciudades planetarias
Ese cálculo es de Thomas Beatty, que trabaja en el departamento de Astronomía de la Universidad de Tucson, Arizona. Beatty afirma que esos telescopios multiplicarán radicalmente la capacidad de detectar civilizaciones avanzadas. También dice que la certidumbre dependerá de la distancia (a más distancia, mayor dificultad), el tipo de estrella y su brillo y, finalmente, el grado de urbanización de la civilización. Porque ahí está el quid: la técnica de Tabor y Loeb no sería capaz de determinar la existencia de vida extraterrestre sin energía eléctrica. O de una civilización como la humana que todavía no fuera lo suficientemente sofisticada. El motivo de esto último es que los humanos todavía no hemos urbanizado la inmensa mayoría del planeta. Solo el 0,05%. Para ser detectada con un telescopio extraterrestre usando este tipo de cálculos, nuestra urbanización planetaria debería ser del 0,5% de la superficie total, algo que no pasará hasta dentro de 100 años.
En su comentario, Cimone apunta a que la certidumbre se multiplica exponencialmente a media que sube la urbanización y que una ecumenópolis —una ciudad que ocupa todo el planeta, como la bautizó el arquitecto griego Constantinos Doxiadis y postulada por científicos y varios autores de ciencia ficción— sería fácilmente observable. Todo esto asume que una civilización así de avanzada quisiera tener un planeta-ciudad. Quizá sus objetivos fueran otros y no todas las civilizaciones terminan ocupando todo el planeta. De hecho, como dijo Carl Sagan, la pregunta quizá no debería ser si todas las civilizaciones terminan ocupando todo un planeta sino si las civilizaciones pueden ser capaces de sobrevivir el Gran Filtro —los supuestos eventos que llevarían a la destrucción o autodestrucción de una especie avanzada— o no. Como dice Cimone, por eso hay que seguir buscando. Si todo va bien, la caza comenzará a finales de año, después de que el JWST se lance en noviembre.
Fuente: Diario El Confidencial España