La preocupación por el estado de salud de los familiares, la inestabilidad laboral o el miedo al contagio son solo algunos de los factores que han contribuido a que la sociedad experimente unos mayores niveles de estrés. Además, muchas personas han aplazado durante demasiados meses su visita al dentista.
Estas dos situaciones han hecho que las enfermedades bucodentales como la gingivitis o periodontitis se hayan desarrollado, revistiendo una mayor gravedad. Y las consecuencias son especialmente graves en personas con patologías cardíacas.
Por eso, los especialistas recuerdan la importancia de mantener una buena salud bucodental, lo que incluye las visitas periódicas al dentista. No en vano las personas con algún tipo de enfermedad en las encías tienen entre un 25 y un 50 por ciento más de riesgo de padecer un trastorno cardiovascular que quien las tiene sanas, apuntan desde la Sociedad Española de Periodoncia (SEPA).
Los cardiólogos y odontólogos atribuyen esta relación a la gran cantidad de bacterias que se sitúan bajo la encía, y que pueden pasar a la sangre y afectar a otras zonas del organismo. Por ejemplo, la endocarditis bacterianaes una de las infecciones cardíacas provocadas por bacterias de la boca. Esas bacterias entran en el torrente sanguíneo y afectan al endotelio vascular o a las válvulas cardíacas.
"El cuidado de la salud periodontal puede ayudar a preservar una buena salud cardiovascular y evitar que problemas dentales acaben generando otros mayores”, asegura el doctor en Medicina y Cirugía Clínica Blas Noguerol, especializado en Periodoncia e Implantología en Granada.
Tener bacterias en la boca significa abrir las puertas del organismoa las enfermedades periodontales que, según el consenso científico, están directamente relacionadas con patologías como la diabetes, las complicaciones del embarazo, los problemas cardiovasculares e, incluso, el cáncer. Estos problemas plantean un riesgo inmediato para la salud y requieren atención urgente.
La vinculación entre enfermedad periodontal y cardiovascular resulta especialmente sugerente y evidente en las enfermedades cardiovasculares “en las que hay daño en las arterias”, ya que “esto conlleva un proceso generalizado de inflamación, y en definitiva, la enfermedad periodontal no deja de ser una inflamación crónica", añade el profesor Eduardo de Teresa, ex-presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y de la Fundación Española del Corazón, y jefe de Cardiología de la Unidad del Corazón del Hospital Universitario Virgen de la Victoria (Málaga, España).
Diversos estudios científicos, a los que ha aludido el experto, revelan que "los millones" de bacterias que existen en la boca pueden derivar en una inflamación crónica que se convierte en sistémica, infectando y dañando a otras zonas del cuerpo.
Esto ocurre porque los pacientes con inflamación severa de las encías o periodontitis tienen también una inflamación constante de grado bajo extendida por todo el cuerpo que aumenta el riesgo de sufrir otras enfermedades como infarto agudo de miocardio, hipertensión, un peor control de la diabetes, incluso partos prematuros.
En las enfermedades periodontales se libera en la sangre una gran cantidad de mediadores inflamatorios que pueden depositarse en diferentes órganos; posiblemente, en opinión de Blas Noguerol, "es la fuente más importante de liberación de estos mediadores al torrente sanguíneo". En este sentido, se ha demostrado que la presencia de ciertos mediadores inflamatorios en las arterias coronarias es capaz de desencadenar la movilización de la placa de ateroma, que obstruyendo la luz de la arteria coronaria desencadena el infarto.
Así lo reconoció también la Asociación Americana de Cardiología, en un documento de consenso donde establece la recomendación del cuidado de las encías como una más de las estrategias de prevención de la cardiopatía isquémica. Por ejemplo, el tratamiento de la periodontitis puede reducir los niveles de proteína C-reactiva al rango considerado de bajo riesgo cardiovascular.
Y ¡ojo! porque como hemos dicho esa inflamación a través de la liberación de mediadores se extiende por nuestro cuerpo, afectando otros órganos y debilitándonos. De modo que en el caso de contraer el coronavirus, la inflamación de ambos procesos se suma, y el riesgo de fallecer se dispara (hay hasta 9 veces más posibilidades de fallecer, y 3.5 veces más posibilidades de ingresar en una UCI). Es decir, con el Covid-19 se produce una respuesta de inflamación en nuestro organismo como combate al virus. Muy similar, casualmente, a lo que ocurre en los pacientes con periodontitis, donde las bacterias invaden la encía y nuestro cuerpo responde inflamándose, perdiendo el hueso que soporta los dientes.
Lo que se están encontrando ahora los dentistas en su consulta
Por otro lado, el confinamiento, los cierres perimetrales y las cuarentena han contribuido a que muchas personas no hayan acudido al dentista durante la pandemia, lo cual ha provocado un aumento posterior de extracciones, endodoncias e implantes dentales debido a caries no tratadas. En concreto, un 33 por ciento más respecto al año anterior.
“Durante los meses de confinamiento y el periodo posterior, ya notamos un aumento de caries debido a que, al pasar más tiempo en casa, picoteamos más entre horas y descuidamos la higiene diaria”, recuerda el doctor Jorge Ferrús, periodoncista, implantólogo y cofundador de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid. La permisividad que imperó en esos meses (mayor consumo de carbohidratos y alcohol) junto con el consumo de tabaco, un sistema inmunológico debilitado y una mala higiene bucal causar un aumento de la caries dentales y una avalancha de dientes rotos
“Ahora, podemos apreciar y cuantificar cómo están siendo las consecuencias de no haber abordado esas caries a tiempo”. Y es que una caries que, en un inicio, se podría haber tratado con un empaste, ahora requiere de un tratamiento más complejo.
Es importante saber cómo se va extendiendo una caries, pues no es simplemente una lesión que se mantiene en la superficie del diente. “Va destruyendo el esmalte hasta alcanzar la estructura interna”, señala. Dentro del diente se encuentran las terminaciones nerviosas, los vasos sanguíneos y la pulpa, algo que comúnmente se conoce como nervio. “Cuando la infección alcanza esta parte de la anatomía dental, tenemos que llevar a cabo un tratamiento de conducto o endodoncia”, explica el Dr. Ferrús.
Otro punto a tener en cuenta es el impacto psicológico de Covid-19, que ha tenido muchos efectos indirectos sobre la salud bucal. Se sabe que los medicamentos recetados para la depresión y la ansiedad causan sequedad en la boca, lo que perjudica la salud bucal. El aumento de la ansiedad está relacionado con el bruxismo, el apretar o rechinar los dientes. Y un mayor consumo de tabaco y alcohol (hábitos que aumentaron sobre todo durante el confinamiento) tampoco es bueno para los dientes.
Por todo esto, ahora más que nunca las visitas al dentista representan una oportunidad única para combatir patologías relacionadas con una mala salud de las encías, puesto que ayudarían a identificar precozmente a estos pacientes, muchos de los cuales no son conscientes de su condición. Así que ya sabes, mientras dure la pandemia hay que ir al dentista
Fuente: Yahoo Noticias