El éxito de Tiger Woods lo llevó a ser el primer deportista en alcanzar los mil millones de dólares de ganancia, el más joven y el primer golfista afrodescendiente en ganar el Masters de Augusta y once veces el jugador del año de la PGA. Se le atribuye haber cambiado la forma de jugar al golf, con una técnica más apoyada en lo físico para lo cual se preparó con pesas y otras ejercitaciones poco frecuentes en ese ámbito.
El hecho de que Woods, siendo afrodescendiente, haya podido generar un fenómeno de masas de un deporte que no sólo era cerrado como ámbito sino que era frecuentado por blancos socialmente acomodados, lo coloca en un lugar especial pero aún más cuando, como en estos días, vuelven a generarse dudas sobre si a los 45 años podrá seguir jugando, luego de otro accidente con su automóvil ocurrido el pasado 23 de febrero, cuando se salió de la carretera en Los Ángeles con su camioneta SUV Génesis GV80 modelo 2021.
Earl, el padre de Tiger reconoció en su hijo el talento para el golf y desde muy pequeño lo preparó de forma estricta para ser el mejor jugador posible, al punto de prohibirle practicar otros deportes. Ese régimen de entrenamiento empezó a dar resultados en los noventa cuando Woods ya apareció como el mejor golfista amateur del país al ganar el Torneo Amateur de los Estados Unidos de 1994 con 18 años, luciendo una camiseta a rayas horizontales y un exótico sombrero panamá.
A partir de allí, su avance resultó imparable, especialmente cuando decidió ingresar al profesionalismo en 1996 cuando a los tres meses ganó dos torneos con una mente brillante y un swing violento, que fue generando adhesiones y cada vez más fervorosos seguidores hasta que justamente por esos tiempos el Masters de Augusta (Georgia) abolió la prohibición de que participaran negros y en 1997, Woods fue el primero en ganarlo, con una distancia de doce golpes sobre el segundo (la mayor de la historia en la competición) y con el marcador más bajo, y se convirtió en la persona más joven en ganare un major. El momento de gloria llegó cuando Nick Faldo le entregó por primera vez la tradicional chaqueta verde.
Posteriormente con su triunfo en el Masters 2001, Woods pasó a ser el único jugador en ganar los cuatro torneos del Gran Slam al mismo tiempo, aunque muchos no lo consideran porque algunos los obtuvo en años distintos.
Su popularidad era tal que en ese mismo 2001 escribió un libro que es el más vendido en la historia del deporte, “How I play golf” (Cómo juego al golf) con 1,5 millones de ejemplares. Su influencia en el mundo de este deporte hizo que los premios subieran de manera considerable (en su primer major en 1997 ganó 486.000 dólares y en 2005, por el mismo torneo, se llevó 10.260.000). Según la revista “Forbes”, en ese año fue el deportista mejor pagado del mundo con 87 millones de la moneda estadounidense.
Con su status de triunfador en el deporte, las tarjetas black y la vida de lujo, sus infidelidades se hicieron reiteradas y según un documental sobre su vida emitido por la cadena HBO llegó a acostarse hasta con 121 mujeres, casi todas ellas rubias, como contó Loredana Jolie, prostituta que lo atendió y que agregó que le gustaban con aspecto de colegialas y que desfilaban por un solo cuarto y por las que llegaba a pagar cifras de seis dígitos.
Estos rumores terminaron confirmándose cuando en uno de sus tantos viajes a Las Vegas, un cronista encubierto del tabloide amarillista “National Enquirer”, siguió hasta su habitación a una de su amantes, Rachel Uchitel y publicó la información, que no causó tanto revuelo en una primera etapa, pero sí mucho más cuando el 27 de noviembre de 2009 el golfista tuvo un accidente con su coche a la salida de su casa de Florida con su Cadillac Escalade y apareció con unos cortes en la cara aunque enseguida fue dado de alta. Se descubrió entonces que todo se había iniciado en una pelea por una escena de celos de su esposa. Allí comenzaron a aparecer decenas de amantes y estalló uno de los más sonados escándalos sexuales de los últimos tiempos.
Sus problemas físicos fueron generando otra adicción, además del sexo: los opioides, como resultado de tanta ingestión para remediar sus continuos dolores de espalda y rodilla. La difusión de su escándalo de infidelidad determinaron que el 11 de diciembre de 2009 anunciara una retirada del golf por tiempo indefinido y en 2010 acabó divorciándose de la madre de sus dos hijos.
Luego de ser arrestado en 2017, reconoció que recibía tratamiento profesional para manejar los medicamentos contra el dolor y el insomnio y se declaró culpable de conducir con imprudencia. Le otorgaron la libertad condicional con trabajo comunitario y pruebas aleatorias de droga y alcohol.
Retornó definitivamente al circuito en 2018, y cuando pocos creían que podía siquiera mínimamente retornar a su extraordinario nivel anterior, ganó el PGA Tour Championship y En abril de 2019 ganó por fin el Masters, su 15° major y el primero desde 2008.
Se le habían ido los patrocinadores, el caddie y estaba en el puesto 1190 en el ranking, habían dado por terminada su carrera, y allí estaba, otra vez en los primeros planos tras seis operaciones, un divorcio, la muerte de su padre y un escándalo de infidelidad. Había escalado a la decimotercera posición en la clasificación mundial.
Y cuando por fin parecía que llegaba su tranquilidad definitiva, su relanzamiento hacia alturas insospechadas. Otra vez un accidente, el del pasado 23 de febrero, le generó múltiples fracturas en su pierna derecha y nuevamente se instaló la duda sobre sus posibilidades futuras en el golf.
El reconocido periodista colombiano de golf Orlando Ascencio sostiene que Woods “Cambió el paradigma del golf mundial, hizo que el golfista pensara más en ser un atleta, cambió la preparación física, cambió la forma de preparar los torneos, y cambió la forma de jugar”.
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