China, Rusia, Corea del Norte e Irán han comenzado a fortalecer sus lazos estratégicos, al tiempo que combinan esfuerzos para contrarrestar lo que consideran un intento cada vez más agresivo de Estados Unidos de perjudicar sus intereses.
En el centro de ese esfuerzo parece estar Pekín, el principal competidor estratégico de Washington, cuya delegación sostuvo sus primeras conversaciones cara a cara con funcionarios del gobierno del presidente Joe Biden, lo que dio como resultado un infrecuente recrudecimiento que podría haber servido únicamente para avivar aún más su enemistad.
Wang Yi, ministro de Relaciones Exteriores de China, que estuvo presente junto con el director de la Comisión de Asuntos Extranjeros del Partido Comunista de China Yang Jiechi en las tensas conversaciones realizadas el jueves pasado en Alaska, viajará este viernes a Teherán para reunirse con su homólogo iraní, Mohammad Javad Zarif, y con el presidente Hassan Rouhani.
Saeed Khatibzadeh, vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de Irán, dijo el martes que China e Irán planean “fortalecer la asociación estratégica entre ambos países e intercambiar puntos de vista sobre los sucesos internacionales y regionales”.
Ambas naciones forman parte del acuerdo nuclear multilateral de 2015, conocido como Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés), un acuerdo en el que se ofrecía un alivio a las sanciones contra Irán a cambio de que este frenara su programa nuclear. La decisión tomada en 2018 por el expresidente estadounidense Donald Trump de salir del acuerdo e implementar restricciones unilaterales contra Teherán llevó a esta nación a omitir algunos de los límites del tratado en relación con el enriquecimiento de uranio, poniendo en peligro el acuerdo.
La vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Hua Chunying, dijo el martes a la prensa que el JCPOA se encontraba “en un momento crítico”, pero culpó a Washington de no actuar primero para levantar las sanciones, una acción a la que Teherán respondería reinstaurando sus límites nucleares.
“La tarea urgente es que Estados Unidos regrese al acuerdo amplio con respecto al tema nuclear iraní y que levante las sanciones correspondientes tan pronto como sea posible”, dijo Hua, “al tiempo que Irán vuelve a cumplir con dicho acuerdo, de manera que actúen conjuntamente para lograr que el acuerdo amplio vuelva al buen camino”.
Afirmó que Pekín seguirá comprometido en el intento de hacer que todas las partes lleguen a un consenso.
“China espera que todas las partes interesadas puedan aumentar su sentido de urgencia, se encuentren unas con otras a mitad del camino, y que trabajen para alcanzar un consenso en algunos pasos iniciales tan pronto como sea posible —declaró Hua—, de manera que Estados Unidos e Irán puedan retomar el proceso de implementar el contacto. Con este objetivo, China continuará trabajando activamente con todas las partes interesadas”.
Ese mismo día, el viceprimer ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Ryabkov, se reunió con el embajador iraní en Rusia, Kazem Jalali, para un “amplio intercambio de puntos de vista” sobre la situación actual que rodea al acuerdo nuclear. Moscú también es miembro del JCPOA y ha instado a Washington a suspender las sanciones contra Teherán para lograr que el acuerdo vuelva al buen camino.
China, Rusia e Irán también han realizado ejercicios militares conjuntos en el mar mientras se desarrollaban las tensiones entre Washington y Teherán.
Este lunes, cuando Yang se reunió con su homólogo ruso Sergey en conversaciones realizadas en la ciudad de Guilin, provincia de Guangxi, en el sur de China, el JCPOA fue uno de los temas analizados, al igual que los informes sobre la frustración internacional con Estados Unidos.
Esta reunión se realizó casi inmediatamente después del diálogo entre Estados Unidos y China realizado en Anchorage, la primera reunión entre ambos países durante el gobierno de Biden. Wang y Yang dialogaron con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y con el asesor de seguridad de la Casa Blanca Jake Sullivan sobre el acuerdo con Irán y otros temas, especialmente los relacionados con las deterioradas relaciones entre Pekín y Washington con respecto a temas sensibles como Hong Kong, Taiwán, el Tíbet y Xinjiang.
CHINA NO ESTÁ SOLA
Aunque las declaraciones posteriores a las interacciones fueron más moderadas, las escenas de la reunión misma mostraron momentos de inusual tensión entre las delegaciones de las dos mayores potencias del mundo.
Mientras que los funcionarios estadounidenses acusan a China de cometer abusos de derechos humanos y coerción a través de la presión económica, militar y política, los funcionarios chinos advirtieron que su nación ya no será presionada o intimidada por las potencias occidentales, como ocurría en años anteriores.
“#China ya no es lo que era hace 120 años, cuando potencias extranjeras podían obligarla a abrir sus puertas mediante las armas”, tuiteó Hua Chunying, resumiendo sus declaraciones en respuesta a las nuevas sanciones impuestas por Estados Unidos, Canadá, Australia y la Unión Europea. “Ciertos individuos coludidos en la política, en el ámbito académico y en los medios de comunicación deberán pensarlo dos veces si creen que pueden hacer difamaciones gratuitas impunemente”.
Pekín no está solo en este esfuerzo. Moscú y Teherán también han buscado contrarrestar los intentos de Washington de dividir sus crecientes lazos en áreas como Siria, así como en otros campos en los que sus intereses han sido desafiados.
Rusia se ha sentido particularmente indignada desde que Biden estuvo de acuerdo con la caracterización del presidente ruso Vladimir Putin como un “asesino” y advirtió que este “pagaría un precio” por la presunta interferencia en las elecciones estadounidenses, durante una entrevista difundida el miércoles pasado en ABC News.
Tras la reunión de Wang con Lavrov realizada este lunes, ambos emitieron una declaración conjunta en la que llamaron a la comunidad internacional, en medio de una turbulencia histórica, “a fortalecer la mutua comprensión y a aumentar la cooperación a favor de la seguridad mundial y la estabilidad geopolítica, a contribuir al establecimiento de un orden mundial multipolar más justo, democrático y racional”.
Ese mismo día, el presente chino, Xi Jinping, se puso en contacto con otra potencia y se quejó del supuesto descontrol de la hegemonía estadounidense. A través de diplomáticos de alto nivel de ambos países, Xi intercambió mensajes verbales con el líder supremo de Corea del Norte, Kim Jong Un, quien dio detalles al líder chino sobre los resultados del Octavo Congreso del Partido de los Trabajadores de Corea, realizado en enero.
En esa reunión de alto perfil, Kim se refirió a Estados Unidos como “el principal enemigo” de Corea del Norte, cuyo nombre oficial es República Popular Democrática de Corea, y prometió “adoptar una estrategia hábil hacia Estados Unidos y expandir incesantemente la solidaridad con las fuerzas antimperialistas independientes”.
El lunes, Kim manifestó su deseo de que Corea del Norte y China canalicen su alianza tradicional y unan sus esfuerzos para contrarrestar a las potencias adversas.
“Al informar en detalle lo que el Partido de los Trabajadores de Corea analizó y decidió con respecto a su postura política sobre el aumento de las capacidades de defensa del país, las relaciones entre las dos Coreas y las relaciones entre la República Popular Democrática de Corea y Estados Unidos, [Kim Jong Un] hizo énfasis en la necesidad de fortalecer la unidad y la cooperación entre ambos partidos y ambos países para hacer frente a los desafíos generales y acciones obstructivas de las fuerzas hostiles”, de acuerdo con la Agencia Central de Noticias Coreana, el organismo oficial de ese país.
Un día antes, el ministro de Relaciones Exteriores de Corea del Norte, Ri Son Gwon, se unió a varias naciones al expresar un mensaje de felicitación a Irán por el Año Nuevo persa, conocido como Nowruz.
“Al expresar la creencia de que las relaciones tradicionales de amistad y cooperación entre ambos países se desarrollarán aún más y que el apoyo y la cooperación mutuas en la escena internacional también se fortalecerán en el Año Nuevo, en el mensaje se le deseó éxito en su trabajo al ministro de Relaciones Exteriores iraní”, informó el domingo la Agencia Central de Noticias Coreana.
COREA DEL NORTE SE ALEJÓ DE LA DIPLOMACIA
A diferencia de Irán, que fue objeto de una campaña de “máxima presión” que revirtió años anteriores de diplomacia con Estados Unidos, Corea del Norte experimentó un relajamiento en sus lazos con el gobierno de Trump, al igual que Corea del Sur, aliado de la Unión Americana. Sin embargo, cuando este proceso de desnuclearización por la paz y reducción de las sanciones no logró producir un acuerdo, Pionyang se alejó de la diplomacia y prometió reforzar sus defensas.
Funcionarios de Corea del Norte han desestimado los intentos de Estados Unidos de hacer contacto, poniendo como condición previa el abandono de las “políticas hostiles”. Irán también afirma que las negociaciones nucleares se deben fundamentar en la eliminación de las sanciones.
En la Guía Estratégica Interna de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, publicada a principios de este mes, se indica que Corea del Norte e Irán “continúan tratando de obtener facultades y tecnologías capaces de cambiar las reglas del juego, al tiempo que amenazan a los aliados y socios de Estados Unidos y ponen en riesgo la estabilidad regional”.
De acuerdo con el documento, China y Rusia “han invertido grandes cantidades de dinero en esfuerzos cuyo objetivo es frenar las fortalezas de Estados Unidos y defender nuestros intereses y a nuestros aliados en todo el mundo”.
Pekín, Moscú, Teherán y Pionyang se han unido a otros 13 signatarios para establecer el “Grupo de Amigos en Defensa de la Carta de Naciones Unidas”. La coalición, formada por Argelia, Angola, Bielorrusia, Bolivia, Camboya, China, Corea del Norte, Cuba, Eritrea, Irán, Laos, Nicaragua, Rusia, San Vicente y las Granadinas, Siria, Venezuela y el Estado de Palestina, un Estado observador que no es miembro de Naciones Unidas, compartió con Newsweek una nota de concepto donde se hace un llamado a realizar nuevas adiciones al grupo.
Entre los principales postulados del grupo está la “no interferencia en los asuntos internos de los Estados, la resolución pacífica de las disputas y abstenerse del uso o de la amenaza del uso de la fuerza contra la integridad territorial o la independencia política de cualquier Estado, como lo establece la Carta de Naciones Unidas”.
Por su parte, el gobierno de Biden también se ha ocupado de reforzar sus alianzas y sociedades. Blinken y el secretario de Defensa, Lloyd Austin, realizaron un recorrido por Asia antes de las conversaciones con China en Alaska, y ambos también manifestaron claramente su apoyo a la coalición militar de la OTAN, que data de la era de la Guerra Fría, y que actualmente se compone de 30 países.
Blinken se reunió el martes con el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, y entre otros temas importantes se habló de la “preocupación sobre la actividad maligna y los esfuerzos de desinformación de Rusia y China”.
“Nos opondremos firmemente a la agresión de Rusia y otras acciones que tratan de perjudicar nuestra Alianza, y pienso que ese enfoque es exactamente el que tiene también la OTAN”, dijo Blinken. “Y de manera similar, pienso que tenemos que asegurarnos, y lo haremos, de que la OTAN también se enfoque en algunos de los desafíos que China plantea al orden internacional basado en reglas, que también forma parte de la visión para 2030”.
Fuente: Newsweek