Tres décadas después de la fundación de Amazon en su garaje, Jeff Bezos anunció que va a renunciar como presidente ejecutivo de la compañía. Esta decisión se hace pública dos años después de que el magnate de los negocios de 57 años anunciara su divorcio de MacKenzie Scott, la mujer que estuvo a su lado desde el principio.
La pareja se conoció cuando MacKenzie, de 23 años, se entrevistó para un trabajo en el fondo de cobertura de Nueva York DE Shaw & Co en 1993. En el panel estaba el vicepresidente senior de la empresa, Jeff, quien le ofreció el puesto de investigadora asociada.
Y fue en los pasillos de la firma de inversión donde floreció un improbable romance entre los compañeros de trabajo .
En una entrevista de 2013 con la revista Vogue, MacKenzie habló de su primera atracción por Jeff. Ella dijo: "Mi oficina estaba al lado de la suya, y todo el día escuché esa risa fabulosa. ¿Cómo no pudiste enamorarte de esa risa?"
El propio Jeff la describió una vez como "ingeniosa, inteligente, inteligente y atractiva", y agregó que "tuve la buena suerte de haber visto su currículum antes de conocerla, así que sabía exactamente cuáles eran sus exámenes SAT".
De hecho, MacKenzie era tan poderosa como su marido. Al crecer en San Francisco, era una niña tímida que a menudo se quedaba en su habitación escribiendo 'historias elaboradas'. A la edad de seis años había escrito su primer libro, la novela de 142 páginas The Book Worm.
Después de la secundaria, fue a la Universidad de Princeton para estudiar ficción con el autor Tony Morrison, ganador del premio Pulitzer. La describió como "una de las mejores estudiantes que he tenido".
Y fue MacKenzie quien dio el primer paso con Jeff al invitarlo a almorzar. Tres meses después se comprometieron y tres meses después se casaron. Un año después de sus nupcias, Jeff comenzó a trabajar en su librería en línea.
Dejaron sus vidas en la ciudad de Nueva York y se mudaron a un apartamento de una habitación en Seattle para ayudar a realizar su sueño. Cuando la empresa despegó, Jeff le ofreció a MacKenzie un puesto de contable, convirtiéndola en una de las primeras empleadas de Amazon. Y siempre ha defendido con orgullo su papel en las raíces de la empresa.
A medida que la empresa se expandió, la pareja compró propiedades en Washington, Beverley Hills, California, Texas y Manhattan, Nueva York, pero trató de mantener su vida familiar lo más normal posible.
El amigo mutuo Danny Hillis le dijo a Vogue cómo MacKenzie llevaba a sus cuatro hijos a la escuela y luego dejaba a Jeff en el trabajo en un Honda 1996."Son una familia tan normal y unida, que es casi anormal", dijo Danny.
Y así, el final de su matrimonio fue un shock para la mayoría, aunque ambas partes insistieron en que se sentían "increíblemente afortunados de haberse encontrado".
"Si hubiéramos sabido que nos separaríamos después de 25 años, lo haríamos todo de nuevo", dijo Jeff en un comunicado.
Luego, pocas horas después, surgieron informes que afirmaban que se había acercado a la presentadora de noticias Lauren Sánchez , cuyo matrimonio de 12 años con el importante agente de Hollywood Patrick Whitesell había terminado en otoño de 2018.
Se dice que las dos familias habían sido buenas amigas de antemano y los expertos predijeron que el divorcio de Jeff y MacKenzie sería uno de los más caros de la historia.
"Patrick y Lauren han socializado con Jeff Bezos y su esposa durante algunos años, porque ambas parejas [ahora ex] tienen casas en Seattle", dijo una fuente al New York Post en ese momento.
En el estado de Washington, donde vivían los Bezos, las leyes de divorcio significaban que cualquier riqueza obtenida durante su matrimonio tendría que dividirse en partes iguales entre los dos.
Al final, MacKenzie recibió un récord de $ 35 mil millones de su riqueza estimada en $ 131 mil millones.
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