El gambito Alajuelense fue el principal sistema usado por la Liga en este campeonato. A diferencia, (en el ajedréz), del gambito de rey, donde las piezas negras pueden obligar a las blancas a jugar con un peón de menos, el gambito de dama, en este caso el jugado por los liguistas, es un falso gambito, ya que el blanco puede recuperar el peón cuando quiera, y si el negro se empeña en conservar el peón de más, suele caer en posiciones perdidas. Este sistema le dio a la Liga el campeonato 30.
Antes de iniciar el torneo, Alajuelense realizó una limpia de jugadores que consideró su entrenador era necesaria en el equipo. Contrataron a Bryan Ruiz, un futbolista que se mueve poco en la cancha, como el rey en el tablero de ajedréz que solo lo hace de cuadro en cuadro, protegido por los peones, los caballos y alfiles, pero que se encargó de convertir el vértigo de este equipo en torneos anteriores, en la sapiencia y paciencia que no tenían, suficiente para triunfar en nuestro campeonato.
Pero además de Bryan en la media cancha, basó su esquema en Adolfo Machado en la defensa. Un veterano posicional, donde todos los balones aéreos lanzados por sus rivales se estrellaron contra su cabeza. Quizás fue el jugador de este campeonato que por tantos balones cabeceados siempre salió con dolor de cabeza de los partidos. Unido a Machado figuró Facundo Zabala, zurdo nato, todo músculo, de esos jugadores que van y vienen en el partido sin mostrar una pizca de cansancio, que se encargó de llenar la zona izquierda como un extremo abriendo la cancha.
Como en el ajedréz, en el gambito de dama usado por los liguistas, dos alfiles: Barlon Sequeira y Alonso Martínez fueron las turbinas de este equipo: velocidad, diagonales, remate y entendiendo la coordinación que deben tener los jugadores que juegan por fuera con los defensas laterales.
El jaque mate, con 12 goles, lo dio Jonathan Moya con su 1,87 metros de estatura. Fue en este gambito de dama usado por la Liga,un movimiento imposible de contener por los pequeños defensas centrales y porteros de nuestro futbol nacional. Moya se anticipó, se elevó, cabeceó y anotó, siendo el sostén ofensivo de los centros liguistas al área rival.
El resto de jugadores lograron acoplarse a la estructura dinámica establecida por su entrenador, en los que siempre aprovecharon su mayoría de peones. El jaque mate liguista siempre fue el mismo, en todos los partidos, en los que barrieron a sus rivales con la apertura del gambito de dama. Sistema que todos los entrenadores rivales conocían, o pretendían conocer, pero que ninguno logró vencer.