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Escasez de medicamentos en Europa es un aviso para el resto del mundo

Sin jarabe para la tos. Sin antibióticos. Sin paracetamol. Esta es la situación que están experimentando varios países de Europa en los últimos meses. 

Existe escasez de medicamentos básicos y los pacientes deben recorrerse las farmacias en busca del remedio que les cure su dolencia. Un trámite que antes llevaba apenas unos minutos y que ahora puede llevar varias horas.

Concretamente, desde finales de 2022, los miembros de la UE, así como Turquía, Kosovo, Noruega y Macedonia del Norte, han reportado las dificultades para obtener ciertos medicamentos comunes. Una cuarta parte de los países han señalado que la escasez es de unos 600 y un 20% hablan de 200-300.

En lo que sí están de acuerdo mayoritariamente es que la situación es peor que hace un año. Italia es uno de los países más afectados, ya que tiene déficit de hasta 3.000 medicamentos, en el caso de Alemania (408) o Austria (600), el problema es también importante, pero no tan grave por el momento.

Son varios los motivos que explican esta escasez de medicamentos, entre los que se incluye especialmente la amoxicilina. Principalmente, se trata de un aumento de la demanda y una reducción de la oferta.

El fin de las mascarillas por el coronavirus ha provocado un aumento de contagios de otros virus y bacterias, como los virus respiratorios. También ha habido brotes importantes de estreptococos en niños.

Esta elevada tasa de infecciones respecto a otros años, tiene mucho que ver con que los sistemas inmunitarios se han debilitado debido a las medidas de prevención de la covid-19. Es decir, faltan medicamentos porque hay mucha más gente necesitándolos que en inviernos precedentes.

Pero no solo eso. Otro factor clave es que se ha reducido la oferta. La inflación y la crisis energética han hecho que se reduzca la producción, lo que está provocando que las cadenas de suministro se estrechen. Hay fabricantes que se han visto obligados a esta situación por la escasez de materias primas y por las limitaciones en sus capacidades.

La ecuación, por tanto, es sencilla. Con más personas necesitando medicamentos y con las dificultades de los fabricantes para dar respuesta a la demanda, la escasez de fármacos básicos es una realidad.

Algunos países ya están tomando medidas para salir de este problema y han decidido frenar las exportaciones, con el objetivo de garantizar el suministro interno. Es lo que han hecho Grecia o Rumanía. Pero tal y como se ha advertido desde Bruselas, estas decisiones unilaterales puede afectar gravemente al mercado europeo.

La Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha recomendado, además, relajar las reglas para que las farmacias puedan vender píldoras o dosis individuales a los pacientes. De momento, se está siguiendo la situación detenidamente y se estudian medidas comunitarias en el caso de que fueran necesarias, pero también hay una corriente de opinión que cree que la situación va a mejorar con el tiempo.

No parece que vaya a haber una acción coordinada desde la EMA a corto plazo, pero todo dependerá de la evolución.

¿Puede pasar en otros países?

Lógicamente, hay un elemento en común que el resto de países tienen con Europa y es la creciente demanda de medicamentos básicos. En los últimos años, se han reducido los contagios de todo tipo de bacterias y virus por las medias de prevención contra el coronavirus, pero en este 2023 se ha vuelto prácticamente del todo a la vieja normalidad.

Eso significa más contactos y más gérmenes rodeándonos, lo que significa también más enfermos. Es, por tanto, muy previsible que en el hemisferio sur, y eso incluye también Sudamérica, en este 2023 también haya más demanda de medicamentos en invierno.

Lo que sí se puede evitar es la falta de oferta, ya que los fabricantes van a tener más capacidad de anticiparse a la situación. Es decir, puede evitarse que ocurra, pero tampoco se sabe con certeza. Los próximos meses serán decisivos al respecto y marcarán la evolución de los acontecimientos.

Fuente: Yahoo Noticias