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Arqueólogos desvelan mediante tecnología láser un asentamiento maya en Guatemala oculto en la selva

La tecnología LiDAR (Light Detection and Ranging) funciona de manera similar al RADAR pero en lugar de usar sonido utiliza un haz de láser para determinar la distancia a un determinado objeto o una superficie. 

Sus aplicaciones son numerosas en estudios geológicos, sismológicos o meteorológicos pero además, en los últimos años, su uso en el campo de la arqueología nos está dejando muchas sorpresas. 

A veces olvidamos que muchos de los avances tecnológicos no solo están moldeando nuestro futuro sino que también nos ayudan a entender mejor el pasado.

En este sentido, un grupo internacional de investigadores, pertenecientes a diferentes Universidades de Estados Unidos, Francia y Guatemala, acaba de publicar un fascinante hallazgo en la revista Ancient Mesoamerica. 

El equipo ha pasado los últimos años sobrevolando el norte de Guatemala y escaneando con dispositivos LiDAR extensas áreas de selvas tropicales en busca de signos de civilizaciones antiguas. Los láseres pueden penetrar las densas cubiertas vegetales de esas selvas, revelando lo que hay bajo el suelo y los resultados son espectaculares.

Tras reunir todos los escaneos, los investigadores encontraron lo que describen como “una antigua civilización maya de enormes proporciones, formada por cientos de asentamientos que cubrían un área de más de mil kilómetros cuadrados, la mayoría de ellos estaban conectados por una vasta red de calzadas”.

La cobertura LiDAR dentro de la denominada “cuenca kárstica Mirador-Calakmul” en el norte de Guatemala ha identificado una concentración de sitios mayas preclásicos con una antigüedad que supera los 2000 años (1000 aC – 150 dC). Se identifican “más de 775 asentamientos mayas antiguos en la cuenca y otros 189 más en la cordillera kárstica circundante, que reúnen 417 ciudades, pueblos y aldeas antiguas”.

Los resultados del estudio han servido también para aclarar dudas y teorías en debate. Por ejemplo, los investigadores han constatado que estos asentamientos estaban densamente poblados, desmontando las ideas que sugerían que los primeros asentamientos mesoamericanos tendían a estar poco poblados. Respecto a las calzadas (lechos elevados y despejados que se usaban como caminos) sumaban más de 180 kilómetros de sendas transitables lo que hacía relativamente fácil para sus pobladores visitar otros asentamientos, así como realizar esfuerzos laborales y proyectos colectivos.

Junto a todas estas infraestructuras y conexiones, los investigadores también encontraron evidencias de grandes plataformas y pirámides en algunos asentamientos, lo que sugiere que pudieron servir como centros cívicos para trabajos colectivos, organización social y política. Los escaneos LiDAR también encontraron una amplia red de canales para dirigir el agua y depósitos para retenerla y utilizarla durante los periodos más secos.

Pero no todo era trabajo e infraestructuras operativas, también había tiempo para divertirse… Los escaneos en la cuenca kárstica Mirador-Calakmul muestran al menos 30 juegos de pelotas dispersos por todas partes. Las canchas muestran dos estructuras paralelas y tienen aproximadamente unos 20 metros de largo. El sitio denominado “El Mirador” muestra siete posibles juego de pelota que consisten en cuatro canchas pequeñas y tres canchas más grandes junto a la gran acrópolis central.

En definitiva, un conjunto arqueológico enorme y asombroso que reúne cientos de asentamientos, un trono real, plazas ceremoniales, iconografía cosmológica elaborada, embalses y sistemas hidráulicos, plataformas, pirámides y construcciones masivas… todo un hallazgo que sugiere una sede de poder de los gobernantes del periodo Preclásico.

Captura mediante LiDAR que muestra estructuras en el centro cívico de El Mirador (la pirámide de Tigre es la más grande en esta sección de la ciudad) | R. Hansen, et al. Ancient Mesoamerica